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¿Hay libertad de expresión hoy en la Argentina?

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), luego de su visita, manifestó que existe “un proceso de deterioro” de la libertad de prensa por una “estrategia oficial de control de la información”. Por otro lado, la presidenta Cristina Fernández consideró que hoy “se vive en un clima de libertad, de respeto de decir cada uno lo que tenga ganas, aún cuando muchas veces sea un insulto y un agravio”, algo que juzgó único en los 200 años de la historia nacional.

“En la Argentina hoy existe la libertad de opinión”, opinó Martín Becerra, especialista en el tema y docente de la Universidad de Quilmes. En su opinión se deben diferenciar dos tipos de amenaza a la libertad de expresión, siguiendo la postura de la comisión de la Organización de Estado Americanos (OEA). Por un lado las amenazas directas, como la clausura de medios o la censura, que en la Argentina hoy no existen. Por otro lado, las amenazas indirectas, ligadas a la distribución arbitraria de la publicidad oficial, la concentración de medios o la falta de legislación sobre el acceso a la información. En estos aspectos quedaría trabajo que hacer en el país.

Santiago Marino, docente de Medios de Comunicación Social de la Universidad del Salvador, coincide en que hoy hay libertad de expresión en la Argentina, aunque ciertos aspectos, como la concentración de los medios y la no regulación de la publicidad oficial, la limitan. “La polarización que existe entre los defensores y los opositores del gobierno” también perjudica la libertad de prensa para Marino, puesto que “los periodistas están obligados a escribir lo que vaya con la línea editorial del medio” y queda poco espacio para el disenso. Los periodistas se verían forzados a escribir siguiendo una línea editorial muy fuerte, y no en libertad de consciencia. 

Robert Cox, periodista que conoció la censura como director del Buenos Aires Herald, presentó en una columna su temor frente a una polarización que podría dañar la calidad de la prensa. “Me he sorprendido al ver cómo cada lado ha utilizado mis declaraciones para su propio beneficio, en lo que se ha convertido en una guerra mediática. El truco consiste en falsear o informar parcialmente lo que se dice”, afirmó. Y aunque considera que este es el mejor momento para la libertad de prensa, advirtió que “hasta ahora, las peores consecuencias que ha habido por hablar en contra del Gobierno son violentas amenazas verbales, que pueden ser interpretadas, a veces, como chiste. Pero la libertad es frágil en la hoy polarizada Argentina, y, como la historia prueba, la agresión verbal puede fácilmente convertirse en violencia armada.”

Sobre estas agresiones, Becerra explica que hoy, de manera inédita, hay miembros del Gobierno nacional que critican directamente a los medios opositores. Esto, sin embargo, no sería hasta ahora un freno a la libertad de expresión. En cuanto al caso del bloqueo de la planta de Clarín, que impidió su distribución el pasado 27 de marzo, se trata, en la opinión del experto, de un caso preocupante, pero no de un cambio estructural en la situación de la libertad de prensa.

Desde 1983 el grado de libertad ha ido aumentando. Es un proceso social que ha sido acompañado por los distintos gobiernos que se han sucedido desde entonces”, explicó Becerra. La situación sería más preocupante fuera de los grandes centros urbanos, donde, según el especialista “existe un menor mercado, lo que hace más dependientes a los medios de los gobiernos locales” por existir menor posibilidad de tener publicidad privada.

En los estudios internacionales, la Argentina no es vista de manera unánime. En el informe anual de Freedom House, un organismo dedicado a monitorear los grados de libertad en distintos aspectos, publicado el 2 de mayo, la Argentina vio su calificación rebajada, como resultado de “continuas tensiones entre el gobierno y los medios opositores.” El informe destaca que “los periodistas se enfrentaron a un aumento de ataques y acosos”.

Reporteros Sin Fronteras, por su lado, publicó en febrero un informe donde también habla de “la controversia entre el gobierno kirchnerista y los medios de comunicación, centrada en el ataque gubernamental contra la posición monopolística del Grupo Clarín.” Pero luego se centra en los peligros que representa la tenencia de Papel Prensa por un diario: “El Grupo Clarín (49%), desde su hegemónica posición maneja e impone el precio del papel sin ningún tipo de regulación”. El informe concluye advirtiendo sobre la brutalidad de ciertos funcionarios de la policía provincial, pero ubica a la Argentina en un lugar “más bien envidiable” con respecto a la libertad de expresión.

En cuanto a la libertad de expresión fuera de la prensa, las multas de la Secretaría de Comercio sobre consultoras privadas que daban índices de inflación distintos a los del INDEC, fueron consideradas por algunos especialistas como una limitación a la libertad de expresión. “Este tipo de acciones le daría al Gobierno un poder de fiscalización sobre cualquier información que no considere correcta”, explicó a Chequeado.com Roberto Saba, especialista en Derecho Constitucional y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo, en ese momento.

Más allá del nivel de libertad de expresión, un aspecto adicional a considerar es el grado de veracidad o apego a los hechos de las fuentes de información y los medios. Si estos se limitan a alabar o atacar al Gobierno según el propietario del medio o la capacidad de presión sobre medios o periodistas, puede ser que una aparente libertad de expresión encubra por ambos lados distorsiones y baja calidad de la información provista.

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Comentarios

  • puto7 de agosto de 2017 a las 3:02 pmfeossss jajaa

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