Télam
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En la Argentina, hay distintas aplicaciones que podrían ayudar a luchar contra la enfermedad COVID-19, pero existen advertencias sobre los peligros a la vulneración de distintos derechos de las personas. En este sentido, los desafíos de la pandemia generan nuevos planteos acerca de la privacidad y el uso de datos, en un momento en el que el aislamiento social obligatorio y evitar el contacto con personas infectadas resultan determinantes para evitar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2.
La app del Ministerio de Salud de la Nación (Cuidar) es obligatoria para todos los que ingresen al país. La función principal es la de ayudar a hacer un autodiagnóstico de coronavirus y la información que se envía tiene “carácter de declaración jurada, hacer una falsa declaración es considerada una contravención grave”. En sus términos y condiciones, aclara: “El usuario presta su consentimiento expreso para que la aplicación recolecte y procese información personal del usuario (nombre, DNI, CUIT/CUIL, edad, domicilio, geolocalización y otra información relevante), incluida información sensible referida a su salud (…) con el fin de recomendarle pasos a seguir según su situación e instrucciones para ser atendido en la unidad de salud más cercana”. La aplicación también pide el permiso de ubicación “para tener mejores estadísticas para controlar la pandemia”, asegura. Con la última actualización, se puede agregar también el certificado de libre circulación para quienes estén exceptuados de cumplir con la cuarentena.
CoTrack, otra aplicación que ya fue adoptada por distintos gobiernos provinciales en el país (como Mendoza, Misiones y Santiago del Estero), crea un mapa público sobre dónde se encuentran los posibles focos de infección de coronavirus. Joel Chornik, su creador, explica que la app muestra en el mapa las “zonas calientes” definidas por los diferentes gobiernos provinciales, y esos puntos se muestran en el mapa para advertir a los usuarios. No son necesariamente las direcciones de los infectados, aclaran, sino “áreas definidas en donde las autoridades creen que circula el virus. Pero no hay direcciones de personas y se define un radio de 200 metros a la redonda”.
Si bien tiene un autodiagnóstico (el mismo que el Ministerio de Salud), la única información que se ingresa en el mapa es la “oficial” de contagiados, que le proveen las provincias con las que ya tienen convenio. Próximamente -siempre y cuando todos tengan instalada la aplicación-, podrán advertir a usuarios de proximidad si es que se cruzaron con alguien con coronavirus. “No vamos a mostrar todo el recorrido de los infectados, sino que solo vamos a advertir si es que se cruzaron”, adelanta Chornik.
El Gobierno de Tierra del Fuego, por su parte, lanzó TDFUnida, una app que, además del autodiagnóstico y monitoreo de temperatura, genera un código QR, una evolución del código de barras que contiene información, que servirá como permiso por al menos tres horas para ir de compras. Está lista para Android y de allí requiere algunos permisos del usuario: la ubicación, archivos de almacenamiento de datos, los últimos llamados, entre otras cosas. Desde la Gobernación aclararon a Chequeado que no será obligatoria. Y que, por ahora, no está operativa en iOS.
Javier Pallero, analista de políticas públicas en la organización internacional Access Now, explica que “no vale cualquier respuesta para cualquier amenaza. ¿Es necesario controlar a toda la población o sólo a ciertos ciudadanos que es necesario que cumplan durante cierto tiempo una limitación de su movimiento? La información que se recolecte debe ser la mínima necesaria, usarse durante un tiempo limitado y luego eliminarse”, señala el especialista.
Leandro Ucciferri, de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), también se muestra a favor de flexibilizar ciertas leyes de protección de datos, pero con ciertos reparos. “Las soluciones tienen que ser temporales y proporcionales a la emergencia. Que esto no llegue para quedarse en cualquier contexto. En muchos casos, la emergencia termina perpetuándose y ese es el problema. La transparencia y la rendición de cuentas es fundamental”, explica.
Pablo Palazzi, socio del estudio Allende y Brea y abogado especialista en protección de datos y privacidad, señala la posibilidad de flexibilizar la Ley de Datos Personales, que en su raíz busca “garantizar el derecho al honor y a la intimidad de las personas”. “Tenemos un grave problema de salud pública y el Gobierno debería hacer todo lo posible para cuidar a la población y evitar que la enfermedad se propague”, señala Palazzi. “En esta emergencia -continúa-, estás obligado a que las leyes de protección de datos sean interpretadas de manera distinta porque hay temas de salud en juego”, explica. “Por ejemplo, que se pueda ver hacia dónde van las personas contagiadas y a dónde destinás los recursos, y ver qué pasa con la gente que debe estar confinada y la viola”, explica.
Pallero agrega que lo fundamental es que los datos “estén anonimizados”, aunque señala que aún teniendo varios filtros para evitar identificar a las personas “es muy difícil hacerlo totalmente”.
Un artículo publicado por investigadores de la Universidad de Oxford en la revista Science (que pertenece a la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia) señala que “la propagación viral es demasiado rápida para ser contenida mediante el seguimiento manual, pero podría controlarse si este proceso fuera más rápido, más eficiente y sucediera a escala”. En este sentido, recomienda: “Una aplicación de seguimiento que cree un registro de contactos de proximidad y que notifique de inmediato los contactos de casos positivos puede lograr el control de la epidemia si la usan suficientes personas. Enfocando las recomendaciones solo en aquellos que están en peligro, la epidemia puede ser contenida sin necesidad de cuarentenas”.
A la vez sugieren normas éticas que tendría que tener en cuenta una correcta implementación de la app. Entre las condiciones para el uso ético, se destacan:
Y, por último, el escrito firmado por investigadores de Oxford indica: “Las personas deberían tener el derecho de decidir el adoptar esta plataforma. La intención no es imponer la tecnología como un cambio permanente en la sociedad, pero creemos que bajo estas circunstancias de pandemia es necesario y justificado proteger la salud pública”.
“Hay muchas de estas situaciones que se dan por primera vez con estas nuevas tecnologías. Es una situación de emergencia con este nuevo condimento”, describe Ucciferri. Para Pallero, en este contexto, “hay que buscar soluciones donde tengas minimización de datos, compartas y recolectes lo mínimo. Y que esa negociación con el gobierno sea transparente siempre. Públicamente y, en especial, para el usuario”, sostiene.
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Lo mas sensato en éste momento es permitir el acceso a los datos porque lo mas importante es encapsular al virus dentro de parámetros de salud manejables, ya hubo casos de personas que por no manifestar su estado de salud por divesrsas razones contagiaron a otros. Me gusta la idea de un organismo de control integrado por miembros de la comunidad y que no sean políticos de carrera para mantener la privacidad dentro de límites tolerables y por supuesto una vez finalizado el brote, se disuelva y se borren los datos.
En realidad las aplicaciones de ese tipo no colectan más datos que Google.
En Google confío. En el gobierno argentino NO