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Tres décadas de Ciencia y Tecnología en datos

La sociedad argentina necesita de la Ciencia más avanzada y más sofisticada para salir de su decadencia, para encontrar un lugar digno en el marco de un nuevo y más justo orden económico internacional”, afirmó el ex presidente Raúl Alfonsín en un discurso en 1988. Habían pasado cinco años de la restauración democrática y del inicio de la normalización de las instituciones relacionadas con la Ciencia y la Tecnología. Cómo evolucionó esta área desde ese momento hasta la actualidad.

Democratización

Al poco tiempo de asumir, Alfonsín nombró al matemático Manuel Sadosky al frente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (SCyT). Su principal propósito fue simbólico: que el sistema científico fuera dirigido por un investigador y no por los militares. Las universidades nacionales y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnicas (Conicet) también fueron reformados con ese objetivo.

La gestión del área estuvo limitada por fuertes restricciones presupuestarias” que tuvo el gobierno de Alfonsín, a tal punto que “se tradujeron en el congelamiento del presupuesto en el sector durante el período 1983-1989”, destaca el investigador Ariel Gordon del Centro Redes, una institución vinculada a la investigación, en su trabajo La política de ciencia y tecnología en Argentina desde la recuperación de la democracia.

Sin embargo, “Alfonsín preservó el sistema y lo hizo crecer. Incluso en términos porcentuales alcanzó un nivel relativamente alto de inversión en relación al PBI, teniendo en cuenta que era bajo”, señaló Mario Albornoz, quien fue secretario de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) entre 1986 y 1994, y hoy es coordinador de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia.

Otro de los puntos significativos de esa gestión en la SCyT fueron las acciones para fomentar el regreso de investigadores emigrados, como el Programa Patrimonio Científico Argentino en el Exterior, o la reincorporación de quienes interrumpieron su carrera durante la dictadura por causas políticas.

Crecimiento, caída y recuperación

Desde el regreso de la democracia hasta 1990 existen datos aislados del área, pero al no tener una metodología común son incomparables con las cifras sobre Ciencia y Tecnología durante las Presidencias de Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

En 1990 en la Argentina y en otros países se comenzó a medir el Gasto en Actividades Científicas y Tecnológicas (ACyT) de acuerdo con la metodología que utiliza la UNESCO. Este indicador incluye la inversión que realizan diferentes actores (Gobierno, empresas públicas y privadas, universidades y organizaciones sin fines de lucro) en “investigación y desarrollo más actividades de difusión en Ciencia y Tecnología (como, por ejemplo, formación de recursos humanos o bibliotecas especializadas)”.

Luego de que la inversión en ACyT mostrara un crecimiento durante la década del ‘90 -hasta alcanzar su pico máximo en 1999-, en 2000 comenzó una caída que coincidió con el final de la Convertibilidad y la crisis económica y social que vivió la Argentina. A partir de 2003, pero sobre todo desde 2005, se inició un período de recuperación, llegando en 2011 a los niveles históricos más altos de la serie.

Si se analiza únicamente la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D), que la OCDE calcula desde 1996, la tendencia es similar, aunque fue en 2002 cuando alcanzó el nivel más bajo de la serie.

Desde la década de 1960, UNESCO recomienda a los países “invertir al menos el 1% del PBI en actividades de I+D”, sobre todo a los países en desarrollo, y la Argentina destinó un 0,64% en 2011.

Investigadores y patentes

Otro indicador que suele ser utilizado para medir el avance de la Ciencia es la base de recursos humanos que tiene un país. Para conocer la cantidad de personas que se dedican a la investigación se utiliza el concepto de Equivalente a Jornada Completa (EJC), ya que no todos los científicos realizan estas tareas en forma única o prioritaria.

Los datos disponibles desde 1997 muestran que la cantidad de investigadores en relación a la población económicamente activa estuvo prácticamente estancada durante la segunda presidencia de Menem y los mandatos de De la Rúa y Duhalde. A partir de 2003, en cambio, este indicador empezó a crecer.


“El mérito que tiene el kirchnerismo es que tomó un sistema en crisis, no sólo con niveles de inversión bajos, sino con el problema de la migración de los investigadores, sobre todo de los jóvenes”, observó Albornoz, y agregó que “esa tendencia se frenó con un gran otorgamiento de becas por parte del Conicet y con la potenciación del Programa Raíces”, que permitió que llegaran científicos desde el exterior.

El investigador del Conicet y doctor en Neurobiología Pedro Bekinschtein observó en un chequeo publicado que “sólo medir la calidad de la Ciencia en científicos por cantidad de habitantes es como medir la calidad de la Medicina en médicos por cantidad de habitantes”. En ese sentido, señaló que existen formas alternativas de evaluar el desarrollo científico de un país, como la cantidad de “patentes, publicaciones internacionales y referencias de otros a esas publicaciones”.

Al respecto, las publicaciones argentinas en la Science Citation Index (SCI), base de datos que integran más de 3700 revistas de Ciencia y Tecnología de todo el mundo, casi se cuadruplicaron entre 1990 y 2011.

Este chequeo contó con la colaboración de José Teneb (@firedix).

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Comentarios

  • malaonda10 de diciembre de 2013 a las 10:10 pmSin embargo el SCI visto en comparacion con el total de latinoamerica muestra una declinacion del 20% en 1990 a 13% en 2011.
    ver: http://imgur.com/PNcPACh1

    Fuente: la misma que muestra la curvita complaciente
  • Bruno Bianchi11 de diciembre de 2013 a las 6:50 pmMuy bue informe. Ojo con el último gráfico, podría pasar que sea algo universal el aumento en la cantidad de papers publicados, habría que hacerlo relativo a algo-
  • Groucho5611 de diciembre de 2013 a las 8:09 pmSe ha puesto mas plata, pero no se ha reformado el sistema. Las universidades siguen en decadencia y el Conicet tiene la misma mentalidad de 1960 (y ya era arcaica en esa época); ambos hipercorporativos además. Los franceses, a quienes le copiamos el sistema, están tratando desesperadamente de modificarlo. Invertir en el sistema actual sin reformarlo a fondo es poner plata en un Rastrojero 1960, algunos quedan muy lindos, pero siguen siendo modelo '60, no se transforman en Hilux.
  • Juan cruz28 de enero de 2018 a las 9:11 pmEl aumento de la cantidad de publicaciones se debe en gran parte a que una gran cantidad de papers que no estaban cargados en la base de datos que conforma este indice estan siendo cargados manualmentr desde hace algunps años.o sea, no son publicaciones actuales, sino antigas que se cargaron todas a la vez.

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