Este proyecto periodístico unió, entre septiembre y diciembre de 2020, a 750 ciudadanos voluntarios, especialistas en salud mental, data-periodistas y los equipos de Mutante en Colombia; Chequeado en Argentina; GK en Ecuador y el Centro Latinoamericano Investigación Periodística (CLIP) para indagar juntos sobre cómo las cuarentenas, decretadas durante la pandemia de la COVID-19, afectaron la salud mental de los jóvenes. ¿Cómo lo vivieron? ¿Qué hicieron (y qué no) los gobiernos para protegerlos? ¿Cómo respondió la sociedad?
Escucha a los periodistas hablar de este proyecto experimental:
Situaciones inesperadas, como una pandemia, provocan un estrés intenso capaz de desencadenar nuevos comportamientos o exacerbar síntomas preexistentes en nuestra salud mental. En los jóvenes, el consumo excesivo de noticias, ligadas a la emergencia, los estrictos aislamientos y las nuevas dinámicas sociales y familiares produjeron un incremento en los episodios de ansiedad y depresión. También aparecieron alteraciones en el sueño y la concentración, así como trastornos alimenticios, obsesivo-compulsivos y crisis nerviosas. ¿Cómo te cambió la pandemia?, les preguntamos:
La juventud es el momento de la vida en que las personas definen quiénes son, compartiendo con amigos, en fiestas, estudiando, en las primeras relaciones sexuales, explorando lugares que no conocían. Por eso mismo, dicen los expertos, es la etapa donde se corre el mayor riesgo de sufrir trastornos emocionales.
Fueron los jóvenes quienes más sufrieron con los confinamientos impuestos por los gobiernos de Colombia, Argentina y Ecuador, para intentar detener el contagio de la COVID-19. La incertidumbre sobre el futuro se combinó con la pérdida de millones de empleos en la región. Muchos experimentaron depresión, ansiedad y pérdida de sentido de la vida. Otros que ya tenían problemas emocionales previos, como trastornos alimenticios, tuvieron retrocesos graves.
La respuesta de los tres gobiernos para asegurar la atención emocional fue insuficiente, aunque con matices. Argentina consiguió atender de manera más profesional y específica a personas derivadas de las líneas de atención; en Ecuador fueron estudiantes de psicología los que respondieron la mayoría de las llamadas y Colombia prometió la articulación de una red de 2.500 psicólogos voluntarios que nunca puso a andar.
Los 750 jóvenes que se vincularon a Activamente ratificaron las carencias de los servicios oficiales. Hablar de problemas emocionales no es fácil en estos países, pero los que se animaron se enfrentaron a la mala atención y la ausencia de citas. Acudieron entonces a sus familias y amigos, al yoga y a la meditación. Y fueron principalmente organizaciones de la sociedad civil y servicios universitarios los que mejor atendieron a quienes no podían pagar a los terapeutas privados.
Aunque la comunidad científica internacional y la Organización Mundial para la Salud advirtieron rápidamente, que las cuarentenas podrían tener significativos eventos psicológicos a largo plazo, en ningún momento los gobiernos priorizaron -siguen sin priorizar- la urgente atención a la salud mental de sus jóvenes.
El desgano oficial para proteger emocionalmente a sus jóvenes durante la pandemia se notó sobretodo en los presupuestos para salud mental. En Colombia no se aumentó, Ecuador invirtió 78 mil dólares en chips de los teléfonos de quienes contestaron la línea de atención; y en Argentina la partida para apoyo y promoción para la salud mental se cortó a la mitad.
En Colombia, un equipo de 36 orientadores respondió un poco más de 11 mil llamadas de personas estresadas, deprimidas y algunas con pre-existencias graves.
En Ecuador, la línea nacional dedicada a atender consultas de salud mental había atendido 202.559 consultas hasta el 21 de septiembre pasado, pero el servicio fue brindado por estudiantes de psicología voluntarios, y aún en casos delicados, no siempre contaron con la supervisión de profesionales adecuada.
En Argentina, durante varios meses, el promedio de casos atendidos en la línea nacional especial no superó los 15 por día. Se creó una mesa de trabajo con asociaciones profesionales y directivos oficiales de salud mental de todo el país que, entre otras cosas, ayudó a coordinar la atención específica para algunos de los casi 2.000 casos que atendió una de estas asociaciones de manera particular.
El estigma, la falta de conocimiento, y la incapacidad del Estado ecuatoriano para responder son algunas de las razones por las cuales los jóvenes han tenido dificultad en acceder a los servicios de salud mental durante la pandemia. No atenderse a tiempo podría aumentar el ya alarmante número de suicidios en las poblaciones jóvenes del país.
Leer reportajeCinco meses de estricta cuarentena dejaron huella en la mente de cientos de ellos. Los servicios de salud colapsados, la falta de atención estatal, la incertidumbre y la soledad fueron mitigados por familias, amigos, e iniciativas de voluntarios que se negaron a dejarlos caer. Estas son sus voces.
Leer reportajeAnte la pandemia por la COVID-19 y las medidas de aislamiento para evitar los contagios, los jóvenes argentinos se muestran preocupados por la economía personal y la salud mental. Además, muchas personas con trastornos de alimentación retrocedieron en sus conductas. El Gobierno nacional, por su parte, sólo ejecutó el 45% de la partida presupuestal para el Apoyo y Promoción de la Salud Mental prevista, revelando que velar por la salud mental de la población no fue su prioridad durante la pandemia.
Leer reportajeEn las cuarentenas la vida cotidiana se limitó a la casa. Las habitaciones, sofás y cocinas de los voluntarios de la red se convirtieron en refugios. Allí trabajaron, estudiaron, bailaron, permanecieron muchas horas junto a sus familias, o solos. Pero también transitaron por periodos de mucha incertidumbre e introspección. Crearon, produjeron ideas e imaginaron el futuro.
En octubre, les pedimos que nos enviaran a través de los chats de Whatsapp, de Activamente, fotografías de los lugares donde se habían sentido protegidos durante los aislamientos. Esto fue lo que recibimos.
Durante los tres meses que duró este ejercicio, los periodistas del Activamente distribuimos, en los chats de Whatsapp, contenidos que permitieran promover una conversación sobre salud mental mejor informada al ser replicada por los voluntarios. Aquí algunas de las piezas.
En diciembre de 2020, los medios aliados invitamos a nuestros públicos a esta conversación digital de tres semanas. Busca en nuestras redes el hashtag #HablemosDeSaludMental, participa y accede a todos los contenidos.