Osvaldo

82 años

El último partido

Durante años fue su profesión, pero también su pasión. Oriundo de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, y descendiente de inmigrantes españoles, Osvaldo Nemiña fue jugador profesional de fútbol durante la década del 60 en Quilmes, en Gimnasia y Esgrima y en Newell's Old Boys, donde hizo toda su carrera.

A los 70 años le diagnosticaron un deterioro cognitivo que devino en Alzheimer. Pero ni siquiera esa enfermedad fue un obstáculo para compartir su gran pasión con sus seres queridos. “Sucedió algo muy mágico, que fue que el fútbol jamás lo abandonó, ni su mente ni su conciencia, y sobre todo lo que significó el fútbol y el deporte como construcción de sentido y como construcción de lazo con otros seres humanos, con amigos, con familia”, contó Pablo, uno de sus hijos.

Verlo sonreír con una pelota en la mano y con su familia en la cancha es uno de los recuerdos que Pablo más atesora. “Con 81 años papá jugó un partido con sus hijos y sus nietos. El recuerdo que nos quedamos es ese. A causa de la enfermedad, él sonreía muy poco, tenía muy acotadas sus herramientas de comunicación con su entorno. Esa fue una de las últimas veces que sonrió”, recordó Pablo.

“Estoy seguro que papá sigue disfrutando ese último partido -dijo Pablo, como quien se habla a sí mismo-. Fue muy emocionante y muy movilizante para todos. Ver que, a pesar de su enfermedad y demás, estaba en ese partido, rodeado de la familia que lo amaba y de sus nietos, fue muy especial”.

Osvaldo Nemiña murió de COVID-19 el 3 de agosto de 2020, cuando aún no había vacunas en la Argentina.

Nombre: Osvaldo Rubens Nemiña
Testimonio: Pablo Nemiña
Fallecimiento: 03/08/2020

Adrián

48 años

Se fue pronto, pero descubrió su pasión a tiempo

Diego Aráoz recuerda a Adrián Lugones con afecto y nostalgia. No eran parientes, pero sí estaban unidos por 2 fuertes lazos: la profesión y la amistad.

“No recuerdo bien cuándo conocí a Adrián; seguramente, en alguna cobertura periodística. Al poco tiempo nos hicimos amigos. Después, con Nicolás Núñez, otro colega más chico, de 29 -Adrián tenía 48 y yo, 43-, armamos un grupo de WhatsApp; ‘El Club del Bullying’ se llamaba. Básicamente nos hacíamos gastadas, bromas, como si fuéramos adolescentes. Pero también era un ámbito para compartir lecturas y material, criticarnos fotos o improvisar un asado, sin importar la sede ni qué íbamos a tirar a la parrilla sino el hecho de estar juntos y cerrar un día de mucho trabajo con la panza contenta. Y mirá que Adrián tenía asados todos los días, ¡y había que manejar esa agenda!”.

Además, contó Diego: “Adrián siempre fue un gran remador. La peleó todo el tiempo. Con el trabajo; siempre, buscando el mango. Pudo ejercer la fotografía, lo que más le gustaba, ya de grande. Eso a mí me da tranquilidad y felicidad: porque llegó a concretar su pasión en vida”.

Ahora le queda pendiente editar el proyecto de su amigo Adrián del “Pozo de Vargas”: Lugones fue un destacado fotoperiodista entre cuyos trabajos sobresale la investigación sobre los detenidos desaparecidos de ese centro clandestino de detención de Tucumán. “Nos resta terminar su trabajo. Con un buen asado, como corresponde”, adelantó Diego.

Adrián Lugones murió el 1 de abril de 2021, cuando las nuevas cepas del coronavirus empezaron a golpear más fuerte a los jóvenes.

Nombre: Adrián Lugones
Testimonio: Diego Aráoz (colega y amigo)
Fallecimiento: 01/04/2021

Miriam y Mario

75 y 75 años

Juntos siempre

Mario Santocono y Miriam Cymlich eran seres inseparables. Se conocieron a los 17 años y estuvieron juntos hasta los 75. Nacieron el mismo mes, octubre de 1945, y ambos fallecieron por COVID-19 en el mismo mes, mayo de 2021, con 3 días de diferencia. Para sus hijos, Juan Pablo y Carolina Santocono, no es sencillo retomar la vida y la cotidianidad sin ellos. Eran, como dice Carolina, el pulmón de la familia.

“Mi mamá era polaca, judía, sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial junto a sus padres. Llegó a la Argentina con ellos cuando tenía 2 años, perseguidos por el nazismo. Creció en el barrio de La Paternal -después se mudaron a Villa Crespo- y a los 17 conoció a mi papá, hijo de italianos, del barrio de Belgrano y peronista. Formaron una pareja mixta, como se decía en esa época”, recordó Carolina, que tiene 50 años y es psicóloga.

Ya desde entonces, señaló, ambos se sintieron siempre un poco transgresores. “Eran parte de la juventud de los años 60 y 70 y estaban influenciados por los movimientos políticos y culturales de la época. Así que, de alguna manera, siempre se pensaron como parte de una vanguardia, y fue algo que nunca abandonaron. Había en ellos una necesidad de estar siempre actualizados. La modernidad era un estandarte”, contó.

Con el menemismo, tuvieron que dejar la fábrica de indumentaria que habían fundado y a la que le iba tan bien. Eso trajo problemas de pareja, que fueron superados. Cómo no tener problemas de pareja en casi 6 décadas juntos. “Mi viejo se reinventó varias veces, nunca se dio por vencido. Si alguna actividad se agotaba, generaba otra. Y realmente podía jactarse de todo lo que había hecho: era sociólogo, empresario, se dedicó a la construcción, a la actividad gremial y a la política, pintaba, hacía escenografías, hizo de todo”, resaltó Juan Pablo, pianista y profesor de la Universidad de las Artes y del conservatorio Ástor Piazzolla, de 47 años.

A los 75 años, pese a la pandemia y a la situación del país, seguían arreglándoselas en lo económico y habían empezado a preparase para la vejez, que para ellos todavía no había llegado.

Mario Santocono y Miriam Cymlich murieron de COVID-19 el 7 y el 10 de mayo de 2021 en la Ciudad de Buenos Aires.

Nombre: Miriam Cymlich y Mario Santocono
Testimonio: Carolina y Juan Pablo Santocono (hijos)
Fallecimiento: 07/05/2021 y 10/05/2021, respectivamente

Juan

47 años

Alegría pura y constante

Juan Lobel tenía 47 años, era médico y trabajaba en las ambulancias del SAME, en la Ciudad de Buenos Aires, con base en los hospitales Grierson y Piñero. Según recordó su jefe, Juan Carchini, Juan era alegría pura y constante: “Era un poco el primero que llegaba, el último que se iba, se acordaba de los detalles que por ahí uno pasa de largo, siempre había un motivo para festejar”.

Cuando habla de él, a Juan se le nota que lo extraña. “Siempre trataba de convocar a todos los compañeros. En la guardia era un poco el papá de todos, tenía ese espíritu protector con el equipo. Estaba en la primera línea y no se quejaba. Tenía una cualidad impresionante que era encontrarle el lado positivo a las cosas, siempre iba por la positiva”, recordó su jefe.

Su colega destaca la dedicación, la calidad humana y el compañerismo de Juan. “Era actor, le gustaba actuar, tenía sus ensayos y sus días de teatro, nunca lo pude ir a ver, pero muchos compañeros sí fueron. Era donde se sentía más libre -aseguró-. Tocaba la guitarra en el tiempo libre, escuchaba música en la ambulancia. Justamente su chofer, su gran compañero, era fanático del blues, y se volvían locos escuchando música, era alegría constante”.

“Cuando le llegaba un caso, no era una tragedia a la que iba, lo encaraba con esperanza, él trataba de transmitir esa ayuda que iba a llegar, eso era muy de él, era muy comprometido”, recordó Carchini.

Juan Lobel murió de COVID-19 el 29 de agosto de 2020 en el Sanatorio Güemes, Ciudad de Buenos Aires. Entonces, los trabajadores de la Salud eran uno de los grupos más afectados por las muertes de la pandemia.

Nombre: Juan Lobel
Testimonio: Juan Carchini
Fallecimiento: 29/08/2020

Jorge

78 años

Un tipo inolvidable

No hace falta ser una celebridad ni un prócer para ser inolvidable: a veces basta con haber sido un hombre sencillo, que irradie vida y amor. Así era Jorge Resnicoff.

Casado con Mirta, padre de Ingrid (50), Bettina (48) y Victoria (38), y abuelo de 7 nietos, Jorge tenía un comercio en Once y sabía saborear el día a día. “Mi viejo fue un tipo increíble. El mejor padre que pude haber tenido, un tipo simple, que disfrutaba de las cosas chiquitas de la vida, de cada día; que tuvo 3 hijas, que se reía con nuestras risas, que disfrutaba enormemente con nuestras visitas, de sus salidas con amigos, de andar en bicicleta, fanático de la pizza”, contó Ingrid.

Amoroso y de buen humor siempre, Ingrid recuerda a Jorge -que vivía en Palermo y tenía 78 años-, como una persona que “disfrutó de todo, de cada persona, de cada salida, de cada hecho de su vida” y subrayó que el mejor aprendizaje que le dejó fue “siempre pensar que cada hecho tiene más de una mirada, más de una solución, y que siempre hay una solución posible”.

“Si hay algo que me da tranquilidad es saber que es imposible que alguien que lo haya conocido lo pueda olvidar”, relató Ingrid.

Jorge Resnicoff murió de COVID-19 el 22 de junio de 2020 en la Ciudad de Buenos Aires. Entonces, la enfermedad afectaba especialmente a las personas mayores.

Nombre: Jorge Resnicoff
Testimonio: Ingrid Resnicoff (hija)
Fallecimiento: 22/06/2020

Julia

91 años

La matriarca

Si se pudiera definir a Julia Lavedán, deberían destacarse 2 cualidades: el carácter y la decisión. Nació en 1928, o sea que el año pasado hubiera cumplido 92 años. Durante sus 9 décadas no hizo otra cosa que llevarse el mundo por delante.

Germán Souto, uno de sus nietos, recuerda que Julia Susana “se separó en los años 60 y se quiso divorciar, pero no pudo”, y que “se volvió a casar en 1977, es decir que no le importaba lo que 'se debía hacer' ni lo que 'debía' hacer una mujer”.

“Por eso es que tuvo su propio restorán, El Hueso Perdido, que abrió en 1971 y en su momento fue muy famoso. Mirtha Legrand la mencionaba siempre en su programa, a ella y al restorán, que estuvo abierto hasta 1994 en Olivos, donde ahora funciona una zona de boliches y locales gastronómicos, pero en esa época no había nada”, señala Germán y destaca que “al restorán iban estrellas nacionales y del exterior, que firmaban el libro de visitas, como Raffaella Carrá”.

El joven cocinero de 33 años recuerda que su abuela “siempre fue una dama, una señora muy de que la asistieran y mandar, más que hacer comidas y cosas de hogar”. “Era una matriarca”, dijo.

Antes de dedicarse al restorán fue profesora de piano, le gustaba mucho leer, tenía una biblioteca enorme y sabía francés. “Hasta hace poco tiempo, en la casa de mis tíos, donde vivía, ella seguía dirigiendo todo, como siempre, ya sentada, porque ya no caminaba mucho, pero muy lúcida. Hicimos todo lo posible para que el virus no entrara en casa, pero sucedió. Y no pudimos verla nunca más. Nos quedan su vida y su fuerza”, concluyó Germán.

Julia Susana Lavedán murió de COVID-19 a los 91 años en la Ciudad de Buenos Aires.

Nombre: Julia Lavedán
Testimonio: Germán Souto (nieto)
Fallecimiento: 14/06/2020

Mabel, Javier, Carlos y Flora

50, 64, 68 y 93 años

Charlas políticas

Las charlas políticas durante la sobremesa eran moneda corriente en la casa de Javier Ávila y Mabel Levandosky. Padres de 4 hijos, solían discutir -con chistes de por medio- sobre la actualidad argentina.

“Siempre hablábamos de política, era algo muy frecuente. Mi papá solía putear porque, para él, la gente no sabía votar. Esas discusiones me hacían reír porque él encasillaba a todos los argentinos y nos reíamos de las cosas que decía”, recuerda Sasha, una de sus hijas.

Javier era docente de Matemáticas en una secundaria y Mabel trabajaba en un jardín en Ingeniero Budge, al sur de la Provincia de Buenos Aires, donde vivieron toda la vida. Cerca de su casa, vivían la abuela paterna de Sasha, Flora Espinosa, y su tío, Carlos Ávila, quienes compartían las charlas -y chicanas- sobre la actualidad política.

“Mi abuela siempre estuvo en todo. Me apoyó en los estudios y gracias eso hoy estudio Periodismo. Cuando era chica, siempre me peleaba con ella, pero a partir de los 14 años nos hicimos muy unidas”, cuenta Sasha.

Javier, Mabel, Carlos y Flora murieron de COVID-19 en septiembre último, con pocos días de diferencia. Sasha vive aún en Ingeniero Budge junto a sus 3 hermanos y, desde ahí, dijo: “Estamos todos juntos y unidos, por suerte”.

Nombre: Mabel Levandosky, Javier Ávila, Carlos Ávila y Flora Espinosa (madre, padre, tío y abuela)
Testimonio: Sasha Ávila (hija, sobrina y nieta)
Fallecimiento: 14/09/2020, 24/09/2020, 22/09/2020, 4/09/2020

Adrián

54 años

Por el amor de tu santa madre

El 7 de febrero de 2021, se encendieron las luces de la cabina de Adrián Di Blasi en el estadio Centenario de Quilmes, tras su muerte a los 54 años.

Adrián era relator, periodista y director general de Radio FMQ, una radio partidaria de Quilmes. También formaba parte del programa “Relatores con Vos” en Radio Continental y del programa “Mundo Ascenso” en Radio La Red.

“Adrián fue un gran tipo. Trabajamos juntos en 2 etapas distintas de nuestras vidas. En el inicio de la década del 90, compartimos la campaña de San Lorenzo. Él, como relator, y yo, en estudios centrales. En 2019, yo ingreso a Relatores y el primer partido que me toca comentar lo hago con él”, recuerda Néstor Centra, periodista deportivo y amigo de Adrián.

El 5 de julio de 2003, Quilmes salió campeón y logró el ascenso a la Primera División. Ese día, Adrián retomó las palabras de reto que recibía de su madre para relatar uno de los momentos más importantes de la historia del cervecero: “Héctor [Baldassi, árbitro], por el amor de tu santa madre, terminalo. Por la alegría de un pueblo terminalo, Héctor. Por Dios te lo pido… Lo terminó, ¡Quilmes campeón, Quilmes campeón, Quilmes Campeón!”.

Adrián Di Blasi murió de COVID-19 el 7 de febrero de 2021 en Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires.

Nombre: Adrián Di Blasi
Testimonio: Néstor Centra y Rubén Durán (compañeros)
Fallecimiento: 07/02/2021

Ernesto

57 años

El alma de la fiesta

La promoción ‘81 se reúne todos los años. Y durante años el talento de Ernesto pasó desapercibido, hasta que en una reunión no lo hizo. “Nunca supimos que le gustaba cantar, hasta aquella reunión en la que apareció con un parlante enorme y un micrófono y después de comer empezó a cantar”, contó Marcela, una de sus compañeras de la escuela secundaria, ubicada en Carcarañá, una ciudad al noroeste de Rosario, en la provincia de Santa Fe.

En las reuniones posteriores el show se volvió un hábito. “Después, cada vez que nos reuníamos llevaba el equipo para cantar”, agregó Marcela. Las canciones románticas y melódicas de la década del 80 eran el repertorio preferido de “Careto”, como lo llamaban en su grupo.

“Ernesto era padre de 2 hijos, un tipo muy tranquilo, nunca levantaba la voz, siempre estaba sonriente. Estaba muy contento con los nietos y publicaba fotos de ellos todo el tiempo”, recuerda su compañera.

“Nos reunimos 5 o 6 veces al año, a veces iban muchos, generalmente en verano; y otras, no tanto. Él a veces no podía por el trabajo, pero si estaba en Carcarañá no faltaba. En noviembre cumplimos 40 años de egresados y estamos organizando una reunión. Estoy segura que después de almorzar todos vamos a pensar en las canciones de Ernesto”, rememoró Marcela.

Ernesto Lascares murió de COVID-19 el 22 de abril de 2021 a los 57 años.

Nombre: Ernesto Lascares
Testimonio: Marcela Betoldi
Fallecimiento: 22/04/2021

Matias

34 años

Mi amigo del alma y el vagabundo

“Si quieres felicidad para toda la vida, ayuda a alguien”, es uno de los refranes populares que sobrevive al tiempo. Matías Valdivia tenía 34 años y era eso, una persona que llegó a este mundo para dar hasta lo que no tenía. “Medía 1,85, era grandote, pero por dentro tenía una corazón de niño, un corazón muy sensible”, lo describió María Lourdes Deriaz, su esposa de 34 años, con quien se conocieron en Mendoza y luego se fueron a vivir a Catriel, una ciudad rionegrina ubicada a casi 700 kilómetros de Viedma, la capital provincial.

“Cuando llegamos pusimos una ferretería y un corralón. Matías ayudaba a los vecinos con cosas de ahí y en la pandemia se dedicó a donar mercadería. Siempre estaba preocupado por su familia en Mendoza y por sus amigos. Con un grupo de profes tenían un equipo de fútbol”, contó Lourdes. Ese mismo equipo es el que, luego del 2 de septiembre de 2020 -el día que Matías falleció-, decidió homenajearlo estampando su nombre en todas las camisetas.

Con la vocación de ayudar como premisa, su esposa recordó un viaje que hicieron juntos al Impenetrable chaqueño, en el norte del país: “Decidimos ir a ayudar a la comunidad toba: trabajamos llevando alimentos y ayudando a los niños que viven ahí. Ese viaje lo representa porque Matías se acercaba a vos sin importar la idiosincrasia que tuvieras o de dónde venías”. Los 2 también ayudaban en “Reconciliación”, un proyecto social en una villa mendocina, y cada año recolectaban útiles para donar antes de empezar las clases.

Jorge “Coki” Blanco, su amigo, escribió un cuento titulado “Mi amigo del alma”, como la canción del cantante Lito Vitale. En él, Coki recuerda -entre muchas otras cosas- que cuando no tenía lugar para vivir (y prácticamente vivía como un vagabundo) la familia de Matías le dio un techo y nunca lo abandonó. Porque él siempre tenía la ayuda como premisa.

Matías Valdivia murió de COVID-19 a los 34 años el 2 de septiembre de 2020 en Catriel, Río Negro.

Nombre: Matías Valdivia
Testimonio: Matías Lourdes Deriaz (esposa)
Fallecimiento: 02/09/2020


Osvaldo Nemiña, Adrián Lugones, Mario Santocono y Miriam Cymlich, Juan Lobel, Jorge Resnicoff, Julia Lavedán, Mabel Levandosky, Javier Ávila, Carlos Ávila y Flora Espinosa, Adrián Di Blasi, Ernesto Lascares y Matías Valdivia murieron de COVID-19 en la Argentina. Otras 99.986 personas también. Nuestro homenaje a todos ellos y sus familias.