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“El Infómetro”, el ranking de ministerios: qué es y para qué lo hicimos

Ser más o menos transparentes puede ser una decisión de gobierno, pero la manera en la que se ejecuta depende mucho de cada organismo, y el grado de apertura entre ministerios puede variar mucho al interior de un mismo gobierno. Esa era nuestra intuición en Chequeado desde hace años.

Durante el período en el que el INDEC estuvo intervenido y no se podía acceder a datos creíbles de inflación o pobreza, entre otros, hubo ministerios que siempre tuvieron datos fiables publicados, con funcionarios dispuestos a entregar toda la información que pudiesen. Era el caso, por ejemplo, del Ministerio de Trabajo de la Nación o el de Agricultura. En otros casos, en cambio, sólo dar con la persona indicada podía ser una odisea, ni hablar de conseguir o acceder a datos básicos.

Entonces empezamos a pensar en desarrollar una manera de medir cuán abiertos eran los diferentes organismos, para mostrar que no todo es igual y que, según las autoridades de cada momento, las trayectorias o las culturas internas de las burocracias, hay grandes diferencias entre los ministerios. Era así con el gobierno anterior y lo sigue siendo hoy: hay diferencias notables en la cantidad de información que los distintos ministerios dan sobre sí mismos y sobre las áreas que cubren.

Para cuantificarlo, empezamos a discutir una metodología que nos permitiese reflejar los diferentes aspectos que nos interesaba analizar. Por una lado, la transparencia institucional. Conocíamos casos en los que no figuraban siquiera los nombres de los subsecretarios o directores nacionales, y sólo a través de la búsqueda de su decreto de designación podíamos saber quién estaba a cargo de fondos, a veces millonarios.

La primera categoría de nuestro índice mide ese tipo de cosas: si hay información sobre los funcionarios, quiénes son y de dónde vienen, si hay datos del presupuesto que maneja el Ministerio, cómo se reparte y ejecuta el dinero, cuántos empleados hay, quiénes son y cuáles son sus salarios, entre otras preguntas.

En la segunda categoría, nos pusimos en el lugar del ciudadano y quisimos saber si se presenta información de manera sencilla: revisamos si se dan noticias sobre el ministerio, si se informa sobre los trámites que se pueden realizar o si es fácil contactarse, por ejemplo.

La tercera fue la más compleja y crucial para nosotros. Queríamos medir cuántos datos dan las reparticiones públicas sobre sus áreas de trabajo, si publican datos que permitan tener un diagnóstico de lo que ocurre y medir también el impacto de las diferentes políticas públicas que implementan. Pero no fue fácil definir qué estadísticas debería publicar cada Ministerio. No nos interesaba hacerlo cuantitativamente, por el número de datos publicados, porque eso dice muy poco sobre su relevancia, pero tampoco queríamos elaborar un índice “caprichoso” con lo que nosotros, en Chequeado, considerábamos que eran las estadísticas importantes.

Por eso, como solemos hacer, decidimos armar el índice colaborativamente, teniendo en cuenta lo que recomendaban los que más saben de cada sector. Hablamos con especialistas de cada área para ver qué datos sería pertinente y relevante considerar, pero los especialistas tienen diferentes varas y prioridades, lo cual hacía difícil establecer un criterio único con el que se pudiese juzgar a los diferentes ministerios por igual.

Finalmente, decidimos tomar la Ley de Ministerios, donde se definen las atribuciones de cada uno y ver entre ellas cuáles podían ser traducidas en indicadores. Así llegamos a la lista de estadísticas que cada ministerio podría publicar, para ver cuántos de ellos efectivamente lo hacen, con qué nivel de actualización y apertura. Sabemos que no es un sistema perfecto, pero creemos que es una manera válida de medir cuántos datos publica cada ministerio sobre los temas en los que tiene competencia.

En el caso de las estadísticas, privilegiamos que la información estuviese publicada, aunque no estuviese en el sitio propio del ministerio. Si existe una página web oficial separada, o informes que no son directamente accesibles desde el sitio, lo contabilizamos de todas maneras porque están disponibles (aunque con mayor dificultad para el ciudadano).

En la parte institucional, en cambio, sólo consideramos si el ministerio tenía la información publicada en su sitio. Hay datos que se publican de manera centralizada, como la ejecución presupuestaria (en el Sitio del Ciudadano), el organigrama del Estado (en el Mapa del Estado) o las compras públicas (en el sitio Comprar). En esos casos consideramos los datos publicados por el Ministerio al que le corresponde (Hacienda en el caso de la ejecución, Modernización en el de compras y organigrama), pero no lo consideramos publicado por un Ministerio si no se puede acceder a ella desde su página (ya sea porque la tiene republicada o hay un link a ella).

Por último, medimos la usabilidad de los sitios. Evaluamos cuán fácil de encontrar es la información y cuántos clicks son necesarios para llegar a las estadísticas.

Con todos esos componentes elaboramos el Infómetro, aunque no todos pesan igual, ya que la publicación de las estadísticas es el factor que evaluamos como más importante.

Con la idea de hacer este trabajo, el 10 de diciembre de 2015 guardamos en Chequeado una copia de los sitios de cada ministerio antes de que cambiasen las autoridades, y los analizamos con los mismos parámetros que le aplicamos a los sitios actuales, que relevamos durante la última semana de octubre de 2017, por lo que incluye la información publicada hasta ese momento. Sólo cambiaron los indicadores de los ministerios que modificaron sus atribuciones.

La idea de esto es hacer comparable el grado de apertura de un gobierno con otro, aunque es más difícil en los casos en los que hubo cambios importantes, como el ex Ministerio de Planificación, cuyas funciones hoy se reparten en su mayoría entre el Ministerio del Interior y el Ministerio de Energía.

En los casos en los que hay nuevos ministerios, como el de Ambiente o de Transporte, fueron comparados con los ministerios que antes tenían a cargo esas funciones, aunque la diferencia en jerarquía de los organismos (el paso de una secretaría a un ministerio, por ejemplo) puede traer también cambios en el detalle de la información que publican. A pesar de estos problemas, creemos que es valioso poder comparar el desempeño de distintas gestiones en cuanto a su apertura y la información que publican, y tomamos todas las precauciones que estuvieran a nuestro alcance para que la comparación y el análisis sean válidos.

Para desarrollar el índice nos inspiramos en otras experiencias similares que existen en el mundo, entre ellas una de la ONG Chile Transparente, sobre la calidad del acceso a la información pública; el Índice de Transparencia de las Entidades Públicas, elaborado por Transparencia por Colombia; y el Índice Nacional de Páginas Web Municipales del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), entre otros.

Hay mucha gente que participó y ayudó en este proyecto, con ideas, sugerencias y críticas. Queremos agradecer especialmente a Constanza Lambertucci y Catalina Roig, que contribuyeron en el armado de la metodología y el relevamiento; al economista Ariel Setton, que nos ayudó a cuantificar los criterios; y a Pablo Paladino y Lucía Godoy por hacer de este índice algo comprensible visualmente y fácil de procesar.

El Infómetro que presentamos hoy es el resultado de mucho trabajo, pero sabemos que está lejos de estar terminado. Nos encantaría recibir comentarios, sugerencias y críticas que puedan enriquecer las futuras actualizaciones. Pueden escribirnos a [email protected].

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