El Banco del Sur
Un lector se comunicó con la Redacción de Chequeado.com para preguntar qué había sido del anunciado Banco del Sur, una iniciativa de hace seis años, cuyo objetivo declarado era convertirse en una alternativa a los principales organismos internacionales de crédito para los países sudamericanos. El Banco del Sur aún no es una realidad, pero podría llegar a serlo.
En agosto de 2004, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, propuso la conformación de un banco de desarrollo regional, según él, para evitar la dependencia de instituciones externas, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial. La idea era utilizar el ahorro de las reservas internacionales de cada país para el financiamiento de proyectos productivos y de infraestructura. Inicialmente el proyecto contó con la adhesión de la Argentina, y luego se sumaron Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Antes de su fundación oficial, el 9 de diciembre 2007, Chávez pretendía que el banco adoptara el papel similar al de un FMI propio. Sin embargo, finalmente se acordó tomar como modelo el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes) de Brasil, que no funciona como auditor de la economía de los países deudores, como condición para otorgarles un préstamo. En la última versión del Acta Fundacional del Banco se aclara además, que el objetivo de la entidad es financiar el desarrollo de los países miembros de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), a través del “ahorro intra y extra regional; fortalecer la integración; reducir las asimetrías y promover la equitativa distribución de las inversiones dentro de los países miembros del Banco”.
Casi dos años después, los jefes de Estado de Argentina, Brasil, Venezuela, Paraguay, Uruguay, Ecuador y Bolivia, firmaron, en la Isla Margarita (Venezuela), el acta constitutiva de la institución financiera, que contaría con un capital inicial de U$S 20.000 millones. Allí se estableció también que los tres primeros socios (Argentina, Brasil y Venezuela) aportarían U$S 12.000 millones en conjunto (U$S 4000 millones cada uno), y los otros miembros el resto, hasta completar la cifra total.
Hubo controversia en este punto, pero el Banco del Sur quedó finalmente constituido luego de varios años de negociaciones. Sin embargo, hasta el momento no ha sido puesto en funcionamiento. Desde la óptica de quienes simpatizan con la propuesta, esta demora se explica básicamente por el auge en la cotización de las materias primas y por el éxito con que los países miembros superaron la crisis financiera internacional. Tampoco aparece como un tema destacado entre los reclamos de movimientos políticos o sociales de tinte “progresista” quienes serían los propulsores naturales de la idea. Así, el Banco del Sur -aún cuando conveniente para esos sectores- pareciera haber quedado relegado en la lista de prioridades regionales.
Quienes en cambio creen que la nueva institución sería por lo menos redundante frente a la existencia de organismos de crédito multilaterales y regionales,
como el BID, destacan:
-Que a pesar de que el acta constitutiva del Banco garantiza una contribución de capital según el desarrollo relativo de cada país, en los hechos el porcentaje del PBI que cada socio aportaría es distinto. Incluso, para los países pobres, como Bolivia, el esfuerzo que representa aportar U$S 100 millones es mucho mayor que el que representa para naciones como Brasil, por ejemplo, contribuir con U$S 2000 millones.
-En general, los organismos internacionales obtienen buenas calificaciones para conseguir préstamos a bajas tasas de interés. No obstante, en el caso del Banco del Sur, dado que la mayoría de las calificaciones de sus miembros, salvo Brasil, no llegan a calificar com “grado de inversión”, consideran poco probable que la institución pueda funcionar como mediadora entre los países miembro y los mercados de capitales.
-Por último, teniendo en cuenta que cada miembro del Banco del Sur tiene derecho a un voto -condición que busca dejar atrás la lógica de los organismos multilaterales dominados por los países desarrollados-, se critica que la entidad no tiene en cuenta la contribución monetaria que cada nación hace a la institución. Esto podría generar, según esta posición, que los países pobres condicionen los proyectos de los socios mayoritarios a sus propios proyectos, sin tener en cuenta su efectiva contribución al desarrollo de la región.
Por lo pronto, la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía confirmó a Chequeado.com que, actualmente, participa de reuniones con representantes de otros países miembro, para terminar de discutir la “letra chica” del estatuto del que podría ser un nuevo banco regional. Sin embargo, el objetivo de poner en funcionamiento el Banco del Sur en un corto plazo todavía parece lejano.
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