No, los campos magnéticos y las redes 5G no activan ni propagan el coronavirus
- En forma recurrente se afirma que la COVID-19 es provocada por el desarrollo de las redes de telefonía celular de quinta generación.
- Recientemente, un artículo de la agencia Télam se pregunta, a partir de una entrevista al economista belga Gunter Pauli, autor del libro “La economía azul”, si la enfermedad no fue activada por campos magnéticos.
- Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud afirmó que “los virus no se desplazan por las ondas electromagnéticas ni las redes de telefonía móvil”.
La pandemia de coronavirus y su impacto en el mundo generó una ola de desinformación asociada a su origen, propagación y posibles tratamientos. Una de las más difundidas es la que relaciona el desarrollo de la COVID-19 con la existencia de redes de telefonía 5G, una afirmación que fue desmentida por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).
La falsa correlación entre el 5G y el desarrollo de la COVID-19 apareció recurrentemente en los últimos meses (ver acá, acá y acá). En los posteos se afirma falsamente que las redes de telefonía desencadenaron la enfermedad o que ésta se activó a partir de un supuesto “chip” incluido en una vacuna y controlado a través de las redes 5G.
Recientemente, un artículo de la agencia de noticias oficial Télam titulado “¿El coronavirus fue activado por campos magnéticos?”, volvió a poner el tema en debate. En la nota, replicada por otros medios (ver acá y acá), se presenta una entrevista al economista belga Gunter Pauli, autor del libro “La economía azul” y activista “por una concepción sostenible de los recursos del planeta”, quien afirma -según el informe- que “en ciertas condiciones, las ondas de radio electromagnéticas pueden desencadenar virus”.
En la entrevista, Pauli declara: “Toda frecuencia tiene un impacto. Obviamente, no tengo pruebas y establecer una correlación directa entre el impacto del 5G y el surgimiento del Covid-19 requiere comprobación científica. Pero no hay interés en investigarlo”.
Una desinformación recurrente y sin sustento
Según la OMS, no existe evidencia científica que relacione las redes 5G y el coronavirus. “Los virus no se desplazan por las ondas electromagnéticas ni las redes de telefonía móvil”, aseguró el organismo, al tiempo que aclaró: “La COVID-19 se transmite a través de gotículas minúsculas de secreciones respiratorias expulsadas cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. También es posible infectarse si se toca una superficie contaminada y posteriormente se lleva uno la mano a los ojos, la boca o la nariz”.
En tanto, en febrero último un grupo de 27 científicos de diferentes países publicaron una carta en la revista científica The Lancet, en la que condenaron “las teorías conspirativas que sugieren que la COVID-19 no tiene un origen natural”.
Los especialistas afirmaron: “Científicos de múltiples países han publicado y analizado genomas del agente causal, el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), y ellos concluyeron abrumadoramente que este coronavirus se originó en la vida silvestre como tantos otros emergentes patógenos”.
La nota de Télam también sugiere que “casualmente en los países donde existen mayores concentraciones de antenas destinadas a las comunicaciones de quinta generación el coronavirus hizo estragos”.
Esto también es falso. Según la OMS, “la COVID-19 se está propagando en numerosos países en los que no existe una red 5G”. Esta nota, publicada en junio último por Maldito Bulo, en tanto, determinó que no existe correlación entre los 10 países con más víctimas por millón de habitantes a causa de la COVID-19 y los 10 países con más presencia de la tecnología 5G.
No hay evidencia de que el 5G afecte la salud
En el artículo de Télam se afirma además que “las ondas emitidas por la concentración de antenas 5G pueden haber estimulado el coronavirus ya que existen evidencias, aceptadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de que los campos magnéticos afectan al cuerpo humano”.
Sin embargo, el organismo sostuvo que ello ocurre durante la exposición prolongada a la denominada “radiación ionizante” -rayos X y rayos gamma-, que “contiene fotones con energía suficiente para romper enlaces moleculares”.
En el caso de las redes de telefonía celular, la OMS aclaró que “teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF [radiofrecuencia] procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud”.
La respuesta de Télam
Daniela Basso, gerenta de Relaciones Institucionales de Télam, dijo a Chequeado que la nota publicada no representa la línea editorial de la agencia y que fue producto de una colaboración externa.
La agencia borró el mensaje de Twitter que promocionaba la nota, pero el artículo sigue disponible en la web sin correcciones, así como también continúa disponible en buscadores como Google. Tras la consulta de este medio, no obstante, publicó una aclaración al pie del artículo que señala: “Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del/la autor/autora y no representan, necesariamente, el pensamiento de este medio”.
En tanto, la Comisión Gremial Interna (CGI) de ese medio publicó un comunicado cuestionando la publicación de la nota. “La difusión por parte de Télam de teorías pseudocientíficas, sin poner en contexto al lector sobre lo que está leyendo y validando argumentos que no tienen sustento ni evidencia científica es un error que no nos deberíamos permitir jamás, pero mucho menos en un contexto tan sensible como el que estamos atravesando”, indicó la CGI.
Además, afirmó que “ante la abrumadora cantidad de información que hay, quienes hacemos periodismo tenemos la obligación de informar sólo aquellas cuestiones que han sido probadas o que al menos se encuentren en ese proceso”.
Si querés estar mejor informado sobre la pandemia, entrá al Especial Coronavirus.
Fecha de publicación original: 14/11/2020
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