No importa si estamos en la Argentina, en Brasil, en los Estados Unidos, en Filipinas, en India, en Sudáfrica, en Turquía, en España o en el Reino Unido. A los chequeadores de todo el mundo suelen hacernos las mismas críticas. Las preguntas que se repiten en distintos idiomas -con mejores y peores modales y con más o menos ironía-, son esencialmente dos: ¿sirve para algo lo que hacen (si el fenómeno de la desinformación parece cada día peor)? y ¿son realmente ecuánimes?
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