¿Qué es un exoplaneta?
- Científicos anunciaron el hallazgo de Gliese 12b, un exoplaneta similar a la Tierra y con temperaturas templadas que podría ser “potencialmente habitable”.
- Un exoplaneta es un planeta fuera de nuestro Sistema Solar, y existen más de 5 mil descubiertos hasta el momento, según la NASA.
- La investigación de exoplanetas ha impulsado el desarrollo de tecnologías avanzadas, como telescopios espaciales y técnicas de detección planetaria.
Las noticias sobre el descubrimiento de exoplanetas que podrían ser hogar de vida inteligente se repiten una y otra vez: la última es Gliese 12b, pero en 2022 fueron GJ 1002b y GJ 1002c y mañana serán otros cuyos nombres recordaremos hasta que se publique la siguiente noticia o hasta que efectivamente se descubra alguna señal de la existencia real de vida en alguno de ellos… algo que por el momento no ha sucedido ni parece estar cerca de suceder. Pero, para entender mejor de qué se trata todo esto, vamos por partes.
¿Qué es un exoplaneta? ¿Cómo se pueden descubrir? ¿Qué tipo de exoplanetas conocemos? Te lo contamos en esta nota.
¿Qué es un exoplaneta?
El prefijo “exo” significa afuera, en el exterior: por lo tanto, es fácil deducir que un exoplaneta es un planeta que está afuera, que es externo. Pero… ¿afuera de qué? Afuera del Sistema Solar, claro.
¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo: los 8 planetas de nuestro Sistema Solar, así como los planetas enanos, los cinturones de asteroides, los cometas y otros cuerpos celestes que conocemos, orbitan alrededor del Sol, nuestra estrella.
Pero resulta que el Sol es solo una entre los miles de millones de estrellas que forman la Vía Láctea, nuestra galaxia. Y esta es solo una entre los miles de millones de galaxias que pueblan el universo. Por lo tanto, hay mucho más que millones de millones de estrellas que, a su vez, podrían tener planetas orbitando a su alrededor.
Esto es algo que los astrónomos sospechaban hace mucho tiempo, casi desde que se confirmó que la Tierra no era el centro del universo. De hecho, fue lo que postuló el astrónomo italiano Giordano Bruno, una osada afirmación que le costó la vida, ya que en 1600 fue quemado vivo por afirmar que el Sol era simplemente una estrella entre muchas otras y que el universo debía contener infinitos mundos habitados.
El primer exoplaneta conocido
Casi 4 siglos después, la humanidad estaba un poco más preparada para pensar que esa idea no resultaba tan disparatada, y que efectivamente podrían existir planetas orbitando alrededor de otras estrellas: los exoplanetas. Ya desde comienzos de la década de 1990, las suposiciones comenzaron a convertirse en realidad con el anuncio de diferentes hallazgos de planetas orbitando estrellas de diferentes tipos.
En 1995, los astrónomos suizos Michel Mayor y Didier Queloz anunciaron el descubrimiento de 51 Pegasi b, el primer exoplaneta conocido por la humanidad que giraba alrededor de una estrella similar a nuestro Sol. El hallazgo les abrió las puertas de los libros de historia de la astronomía y los convirtió en merecedores del Premio Nobel de Física en 2019.
Desde entonces, en apenas 3 décadas de investigación se han descubierto más de 5 mil exoplanetas, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos (NASA).
Y este número crece de manera vertiginosa año a año, ya que casi no hay mes en el que no se sumen nuevos mundos al listado. Tanto, que las agencias espaciales no dan abasto para procesar la información y suelen agregarlos en tandas de a cientos luego de confirmar las observaciones que realizan los diferentes equipos y telescopios que trabajan en la detección de estos “codiciados” objetos extrasolares.
¿Cómo se descubre un exoplaneta?
Tal como señala la NASA, los exoplanetas son muy difíciles de ver directamente con telescopios, ya que el mismo brillo de las estrellas alrededor de las que orbitan los oculta e impide su detección. Sin embargo, eso no ha desalentado a la comunidad científica internacional, que encontró diferentes maneras de estudiar estos mundos distantes a través de los efectos que provocan en esas mismas estrellas.
Existen principalmente 2 métodos de detección, ambos relacionados con el efecto que estos planetas provocan en sus estrellas: la disminución pasajera del brillo cuando los planetas transitan “por delante” de la estrella, vistos desde nuestra perspectiva, y la alteración gravitatoria del planeta sobre la estrella, que provoca una suerte de “bamboleo”.
Acá y acá se pueden encontrar explicaciones más detalladas sobre cada uno de estos métodos.
¿Qué tipo de exoplanetas conocemos?
Los primeros métodos de detección de exoplanetas resultaban útiles para descubrir planetas muy masivos, pero se necesitaban herramientas y análisis mucho más finos y sofisticados para descubrir planetas rocosos más pequeños como el nuestro.
Es por eso que, al menos en principio, los catálogos de exoplanetas aparecían superpoblados de gigantes gaseosos del tipo de Júpiter, mientras que los planetas similares a la Tierra tardaban más en ser descubiertos. No se trataba de que no estuvieran ahí, sino de que era más difícil encontrarlos con las herramientas que teníamos disponibles.
Pero la ciencia avanza muy rápidamente, y en las 3 décadas que pasaron desde el descubrimiento del primer exoplaneta se desarrollaron nuevos métodos de detección que permitieron descubrir miles de mundos distantes orbitando dentro de la “zona de habitabilidad” de sus estrellas. Empezamos a hablar, entonces, de planetas potencialmente habitables.
Planetas potencialmente habitables
Tal como señala la Agencia Espacial Europea (ESA), “algunos de los exoplanetas que conocemos son masivos, como Júpiter, pero giran alrededor de su estrella mucho más cerca de lo que Mercurio orbita el Sol. Otros son rocosos o helados, y muchos simplemente no tienen nada parecido en el Sistema Solar”.
Por su parte, “hay sistemas que albergan más de un planeta, planetas que orbitan 2 estrellas a la vez, e incluso un puñado de planetas que podrían presentar las condiciones adecuadas para que su superficie tenga agua de forma estable, uno de los ingredientes necesarios para la vida tal y como la conocemos”.
Efectivamente, desde que comenzó la búsqueda y detección de exoplanetas, no hay año en el que no se descubran cientos de mundos de diferentes tamaños, tipos y composiciones orbitando alrededor de estrellas distantes.
Pero, claro, solo unos pocos son efectivamente capaces de alojar vida, al menos tal como la conocemos: son los que orbitan en la “zona de habitabilidad”, que es la distancia a la estrella en la cual el agua podría permanecer en estado líquido en la superficie o bajo ella.
A partir de este descubrimiento, los astrónomos y astrónomas del mundo elaboran el catálogo de planetas extrasolares potencialmente habitables, una especie de listado de inmobiliaria en el que eventualmente los seres humanos podrían elegir mundos distantes a los que mudarse.
Claro que no todo es tan fácil: la inmensa mayoría de esos exoplanetas se encuentran a distancias inmensamente superiores a las que podríamos alcanzar en el transcurso de una vida humana.
Si algún día a los seres humanos les toca hacer las valijas, el viaje será largo y llevará miles de generaciones. Algo que, dicho sea de paso, ha inspirado a numerosos escritores de ciencia ficción y guionistas de películas como la célebre Interestelar, dirigida por Christopher Nolan.
¿Qué tiene de especial el exoplaneta Gliese 12b?
Volviendo al comienzo de la nota, ¿qué tiene de especial Gliese 12b? ¿Por qué es noticia? No mucho, en realidad: se trata de otro exoplaneta similar a miles de los conocidos hasta el momento, con la salvedad de que no queda tan lejos del nuestro como otros (aunque 40 años luz no es precisamente acá a la vuelta), que es apenas más pequeño que la Tierra y que orbita dentro de la zona de habitabilidad de su estrella, lo que le permitiría tener temperaturas templadas y una atmósfera que será necesario analizar con las más modernas técnicas de evaluación para descubrir cuáles son sus componentes más abundantes.
Todas estas son características, en principio, podrían ser compatibles con la presencia de vida extraterrestre, algo que el potente telescopio espacial James Webb se ocupará de confirmar o descartar en los próximos tiempos, ya que la búsqueda, detección y análisis de exoplanetas figura entre sus principales objetivos.
Gliese 12b es, de esta manera, el exoplaneta similar a la Tierra y con temperaturas templadas más cercano detectado hasta el momento mediante el método de tránsito, y eso lo hizo noticia. Al menos, hasta que aparezca el próximo, uno más cercano o uno que efectivamente presente alguna señal de vida inteligente.
Algo que por el momento no ha sucedido, pero cuya mera posibilidad entusiasma a toda la comunidad científica internacional, ya que la investigación de exoplanetas ha impulsado el desarrollo de tecnologías avanzadas, como telescopios espaciales y técnicas de detección planetaria.
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