Qué son los anticuerpos monoclonales y hasta qué punto pueden servir como tratamiento contra la COVID-19
- Fueron parte de la terapia que recibió Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos.
- Podrían servir para neutralizar el virus, pero aún se están probando en ensayos clínicos.
- Está nota del sitio español Maldita repasa la evidencia disponible.
Hace unas semanas el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que tenía la COVID-19. Según sus propias palabras, esto le ha permitido conocer la “clave” para superar la enfermedad: un tratamiento de anticuerpos monoclonales fabricado por la farmacéutica Regeneron.
Pero este tratamiento todavía se encuentra en fase de ensayos clínicos y aún es pronto para saber hasta qué punto los anticuerpos monoclonales pueden servir para neutralizar el coronavirus. ¿Qué son? ¿Para qué se utilizan? ¿Puede este tratamiento tener efectos secundarios? Os contamos lo que sabemos al respecto.
Los anticuerpos monoclonales antes de la COVID-19: se utilizan como método de diagnóstico y tratamiento de diferentes enfermedades
La viróloga Sonia Zúñiga, investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología, explica a Maldita Ciencia que los anticuerpos monoclonales se pueden producir en el propio organismo, pero para utilizarlos como tratamientos se generan en laboratorio. Son anticuerpos “altamente específicos frente a un único antígeno (sustancia no reconocida por el sistema inmunitario)”, añade.
Isabel Sola, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), incide en este concepto: “El organismo genera de forma natural múltiples anticuerpos frente a un cierto antígeno. Cada uno de ellos sería un monoclonal. La respuesta en su conjunto se considera policlonal porque es la suma de todos ellos”, afirma a Maldita Ciencia. Según cuenta, uno de los anticuerpos monoclonales de Regeneron copia un anticuerpo monoclonal seleccionado a partir de una persona recuperada.
¿Por qué se denominan “monoclonales”? “Porque están producidos por un mismo clon de linfocitos B, de modo que son todos idénticos entre sí. Cuando se generan en laboratorio, lo que se hace es primero identificar qué anticuerpos neutralizan eficientemente al virus y esos, con varias técnicas biotecnológicas, se amplifican (fabrican) en grandes cantidades”, explica Zúñiga.
El método de generación de anticuerpos monoclonales les valió el Premio Nobel en Medicina y Fisiología a César Milstein y George Köhler en 1984. Desde entonces, se han obtenido miles de anticuerpos monoclonales diferentes, según Zúñiga.
Actualmente se emplean “en cientos de técnicas de diagnóstico”. “En los test de embarazo, para conocer si se ha desarrollado un tumor y de qué tipo o si un niño tiene leucemia”. Según cuenta, también se emplean en terapia “con mucho éxito”. “Pueden neutralizar componentes inflamatorios, bloquear o activar receptores, matar células tumorales o despertar a un sistema inmunitario adormecido para que mate a un tumor”, sostiene.
Por ejemplo, se usan en terapia en enfermedades autoinmunes (como artritis reumatoide o esclerosis múltiple) y autoinflamatorias, en oncología o para tratar una alergia grave. Es, según Zúñiga, lo que también se conoce como terapia biológica o inmunoterapia.
Su papel con la COVID-19: podrían servir para neutralizar al SARS-CoV-2
¿Para qué pueden servir los anticuerpos monoclonales en lo que respecta a la COVID-19? Luis Enjuanes, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, explica en una entrevista publicada por el CSIC que estos anticuerpos son una de las tres aproximaciones principales para proteger a la población frente al virus SARS-CoV-2.
Según Enjuanes, la primera es lograr vacunas efectivas. La segunda, los fármacos antivirales como el remdesivir (aunque la OMS ha publicado una investigación en la que este tratamiento parece tener poco o ningún efecto sobre la mortalidad de 28 días o el curso hospitalario de COVID-19 entre pacientes hospitalizados, resultados que se publicaron después de la entrevista de Enjuanes). La tercera serían los anticuerpos monoclonales. “Las tres son complementarias y, por lo tanto, se podrían administrar simultáneamente para conseguir una protección eficaz”, afirma.
Por su parte, África González, catedrática de Inmunología en la Universidad de Vigo y expresidenta de la Sociedad Española de Inmunología, explica a Maldita Ciencia que pueden emplearse para varios procesos. Por ejemplo, para neutralizar al virus. “En el caso de la infección por SARS-CoV-2, los anticuerpos monoclonales administrados a una persona recientemente infectada pueden reconocer al virus y neutralizarlo, impidiendo que pueda unirse a nuestras células y, por tanto, se evita la infección o disminuye mucho la capacidad infectiva si uno ya está contagiado”, afirma.
También pueden servir para bloquear la “tormenta de citoquinas” que se desencadena en ciertos pacientes, según la experta. Este fenómeno consiste en una liberación masiva por parte de las células del sistema inmune de proteínas relacionadas con el mecanismo inflamatorio, tal y como ya os hemos contado en Maldita Ciencia.
En tercer lugar, los anticuerpos monoclonales podrían potenciar o inhibir el sistema inmunitario. “Pueden dirigirse frente a otros componentes del sistema inmunitario para modificar la respuesta del individuo”, cuenta González.
El tratamiento contra la COVID-19 se ha probado en ensayos clínicos, pero aún no se ha comercializado
Desde el principio de la pandemia, la inmunoterapia con anticuerpos monoclonales se ha postulado como una de las herramientas para el tratamiento de la enfermedad. Los resultados de los ensayos preclínicos en animales “son prometedores”, según Sola.
La Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia indica en una nota de prensa que los anticuerpos monoclonales ofrecen beneficios en modelos animales que imitan la patología de la infección por SARS-CoV-2. Un estudio realizado con macacos y hamsters publicado en Science concluye que en los macacos estos anticuerpos pueden reducir en gran medida la carga viral en las vías respiratorias inferiores y superiores y disminuir las secuelas inducidas por el SARS-CoV-2. En los hamsters, limita la pérdida de peso y disminuye la carga viral y los signos de neumonía en los pulmones.
En la actualidad, los tratamientos de anticuerpos monoclonales contra la COVID-19 se están aplicando a voluntarios humanos, pero todavía no se han comercializado. Sola explica a Maldita Ciencia que se encuentran en fase de ensayos clínicos en humanos y en algunos casos se ha autorizado como uso compasivo (se ofrece un tratamiento en fase de investigación a un paciente que no puede recibir el tratamiento en un ensayo clínico, pero que tiene una afección grave y potencialmente mortal).
Además, Regeneron ha solicitado a la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) la autorización para uso de emergencia. Hemos contactado con la compañía para tener más información sobre las investigaciones de estos anticuerpos que tiene en marcha y nos ha remitido a una página web con datos preliminares sobre su terapia.
En ella, se menciona un ensayo realizado por Regeneron con 275 pacientes que indica que este tratamiento reduce la carga viral y el tiempo para aliviar los síntomas en pacientes no hospitalizados con COVID-19, según la compañía.
Regeneron quiere analizar además la efectividad de los anticuerpos monoclonales en 2.000 personas que son convivientes de personas contagiadas con el virus. También hay otras investigaciones en marcha como una con 33 pacientes u otra con 40 pacientes, ambas con ciudadanos chinos.
Es un tratamiento costoso y aún hay que analizar los posibles efectos secundarios
¿Qué riesgos puede suponer este tratamiento? Se trata, según Sola, de una terapia bastante segura, “porque es muy específica frente al virus”. Sin embargo, subraya que es necesario completar los ensayos clínicos para confirmar su seguridad en las condiciones de uso indicadas.
Y otra pregunta que surge es si cualquier persona podría tener acceso a este tratamiento. “Es un tratamiento muy costoso, con lo cual, probablemente se daría en el caso de que no hubiese otros medicamentos disponibles para reducir la infección o si el paciente es resistente a estos (algo parecido a lo que se hace cuando se usan para tratar cáncer)”, contesta Zúñiga.
Además de que es un tratamiento caro, González afirma que hay que tener en cuenta algunos aspectos: “Aún hay que demostrar que estos anticuerpos tienen la capacidad para neutralizar el virus y curar y hay que ver los posibles efectos secundarios”. Según Zúñiga, no se descarta que puedan tener un efecto potenciador de la infección si no son suficientemente eficaces para neutralizar el virus.
Esta nota fue originalmente publicada por Maldita.es el 22/10/2020.
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