Te contamos quién es Robert Kennedy Jr., el precandidato presidencial de los Estados Unidos que difunde desinformaciones por Twitter
- El dueño y CEO de Twitter, Elon Musk, invitó al activista antivacunas Robert F. Kennedy Jr., aspirante a la candidatura demócrata, a debatir con él en directo en Twitter Spaces.
- Instagram eliminó de 2021 a junio de 2023 la cuenta de Instagram de Kennedy Jr. por compartir “afirmaciones desacreditadas sobre el coronavirus o las vacunas”.
- Kennedy Jr. defiende algunas teorías sin evidencia científica como que las vacunas de ARN “representan la manipulación genética” y causan “daño genético irreparable” o que el 5G causa daños nocivos en la salud.
El dueño y CEO de Twitter, Elon Musk, ha invitado al precandidato presidencial demócrata Robert F. Kennedy Jr. a debatir con él en directo en Twitter Spaces el 5 de junio de 2023. Kennedy Jr. es un conocido activista antivacunas al que Meta eliminó su cuenta de Instagram en 2021 “por compartir repetidamente afirmaciones desacreditadas sobre el coronavirus o las vacunas”.
En junio de 2023 la red social levantó la suspensión de su cuenta después de que Kennedy Jr. anunciara su candidatura a las primarias demócratas, según adelantó The Washington Post. Aun así, Kennedy Jr. dice experimentar algunas restricciones en la red social. “Interesante… cuando usamos nuestra dirección de correo electrónico de TeamKennedy para configurar cuentas de @instagram, recibimos una prohibición automática de 180 días. ¿Alguien puede adivinar por qué está pasando eso?”, planteó el 2 de junio pasado en Twitter.
Musk contestó al tuit con una propuesta: “¿Te gustaría tener una discusión de Spaces conmigo la próxima semana?”. Kennedy Jr. aceptó. “Twitter permite que mi campaña y yo tengamos voz. Gracias Elon Musk”, afirmó en la red social.
Kennedy Jr., un abogado ambientalista de 69 años, nació en una familia de políticos. Es sobrino del presidente 35 de Estados Unidos (1961-1963), John F. Kennedy, e hijo del exsenador y Fiscal General Robert F. Kennedy. Ambos fueron asesinados en los años 60. Además, es un conocido activista antivacunas que interpuso una demanda relacionada con las vacunas en 2018, antes de la pandemia.
Te contamos por qué son falsos algunos de los contenidos que ha difundido en los últimos años sobre las vacunas, el coronavirus o el 5G.
Las afirmaciones falsas de la cadena de WhatsApp que dice que las vacunas de ARN causan “daño genético irreparable”
Una cadena viral de WhatsApp que circuló en 2020 recogía una serie de afirmaciones falsas o sin evidencias científicas atribuidas a Kennedy Jr. sobre la vacuna de ARN contra el COVID-19. Por ejemplo, que el fármaco está relacionado con la manipulación y los daños genéticos y que, “a diferencia del daño causado por las vacunas anteriores, [estos] ahora serán irreparables”. En definitiva, que el medicamento causaría consecuencias irreversibles en nuestra salud. Esto es falso, como ya desmintió Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado: las vacunas de ARN no pueden alterar nuestro ADN.
Al contrario de lo que afirma el texto, que “las vacunas de ARN intervienen en el material genético del paciente” y que “están relacionadas con la manipulación genética”, estas no podrían de ninguna forma interferir en la secuencia de ADN de nuestras células y, por lo tanto, tampoco causar “daños irreparables” en el organismo.
Mientras que las vacunas habituales introducen en el cuerpo un patógeno atenuado o una parte de este, las de ARN proporcionan las instrucciones para que sea nuestro propio cuerpo el que produzca el antígeno (en este caso, una proteína) y desencadene la reacción del sistema inmune pertinente para acabar con el agente infeccioso.
A diferencia del ADN, que se encuentra en el núcleo de la célula, el ARN se encarga de llevar las instrucciones a la maquinaria celular que se encuentra fuera del núcleo. Por eso, tal y como explican los autores de este artículo publicado en la revista Journal of Immunology Research, “el ARN no necesita entrar en el núcleo durante el proceso y por eso no hay riesgo de que se integre en el genoma”.
Los autores de este artículo, publicado en la web de la Universidad de Harvard, proporcionan una analogía para explicar la diferencia entre ambas situaciones. Para ello, comparan el ADN con un libro de recetas de una biblioteca. “En el libro se encuentran las recetas almacenadas, pero no se utilizan. Los pinches de cocina entonces hacen una copia de una receta concreta (aquí el ARN) y la llevan a la cocina (la maquinaria celular) donde el chef va añadiendo los ingredientes en el orden y cantidades que marca la receta. Así se hace la tarta (aquí, la proteína)”.
“Modificar el ADN sería como añadir un ingrediente extraño en una receta que ya existe, lo cual podría suponer que el plato resultante sea distinto. Pero inyectar ARN sería como añadir de forma temporal una nueva receta en el libro de cocina sin tocar las que ya tiene el libro, y, por tanto, no habría cambios inesperados en las recetas previas”, explica el mencionado artículo de la Universidad de Harvard.
No, no hay evidencias de que la tecnología 5G sea un riesgo para la salud
Kennedy Jr. encabezó en junio de 2020 una “cumbre virtual” en la que medio centenar de supuestos expertos intentaron demostrar “cómo la tecnología inalámbrica 5G es una plataforma tecnológica invasiva, que puede dañar la salud y la privacidad”, según recoge el periódico El País. Pero, en realidad, no hay evidencias de que esta tecnología provoque daños en nuestra salud.
“Cada despliegue de una nueva generación de telefonía móvil ha servido para que movimientos antiantenas, que llevan alarmando desde los 90, vuelvan a agitar el miedo a las radiaciones de móviles, WiFis, etc”, explicó a Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado, Alberto Nájera, vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS).
En cualquier caso, la radiación debe estar siempre por debajo de los límites internacionales de seguridad establecidos por la Comisión Internacional de Protección de Radiación no Ionizante (ICNIRP, por sus siglas en inglés). Por otra parte, y con respecto a su regulación, también el Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE, por sus siglas en inglés) ha publicado una actualización en la que esta no ha cambiado con respecto a la del 3G y 4G.
“Por lo tanto, no debería haber problema”, concluye Nájera que recuerda, además, que la penetración de la 5G en el cuerpo (milímetros) es menor que la de las tecnologías anteriores (centímetros) a mayor frecuencia. “La capacidad de entrar en nuestro cuerpo es menor, la piel actúa como pantalla, es decir, los posibles efectos de calentamiento se quedan en superficie”, explica el experto.
En Factchequeado también te hemos explicado por qué es falso que el 5G causa “falta de oxígeno” y “envenenamiento por radiación”.
Mensajes malinterpretan un tuit de las autoridades sanitarias de la ciudad de Nueva York sobre la subvariante XBB.1.5 de ómicron
Un confuso tuit de las autoridades sanitarias de la ciudad de Nueva York publicado el 13 de enero de 2023 buscaba notificar a la población que la subvariante de ómicron XBB.1.5 podría probablemente infectar a más personas vacunadas o previamente infectadas que las variantes anteriores.
Algunos mensajes publicados en redes sociales malinterpretaron el tuit oficial al decir que las personas vacunadas tenían un riesgo mayor que las personas no vacunadas. Hubo quienes se fijaron en esta supuesta discrepancia, y se preguntaron por qué las autoridades recomiendan las vacunas si las personas vacunadas tendrían un mayor riesgo de infección que las personas no vacunadas.
La historia y la conclusión errónea fueron compartidas por lectores y propagadores de desinformación sobre vacunas, como Robert F. Kennedy Jr., en Facebook y otras redes sociales.
Pero, en realidad, no hay pruebas de que la vacunación aumente el riesgo de infección por XBB.1.5, como te hemos explicado en Factchequeado. En un tuit del 17 de enero de 2023, el Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York aclaró que su comunicado sobre el aumento del riesgo de infección era “comparado con variantes anteriores”. “La vacunación sigue siendo la mejor manera de protegerse contra la hospitalización y la muerte por COVID-19, incluidas estas nuevas variantes”, aseguró.
No hay evidencias de que la vacuna contra la polio haya causado una “epidemia” que paralizó a 490,000 niños en India
Sobre la vacuna contra la poliomielitis, una publicación de Kennedy Jr. aseguraba que “los médicos indios culpan a la campaña de Bill Gates de una devastadora epidemia de parálisis flácida aguda no poliomielítica (NPAFP) que paralizó a 490,000 niños”.
Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vacuna contra la poliomielitis es “segura y eficaz”. De hecho, en 2020 el organismo anunció la erradicación de la enfermedad en África gracias a la vacunación.
En cuanto a sus posibles efectos secundarios, la OMS explica que “en ocasiones extremadamente infrecuentes, el virus atenuado de la vacuna antipoliomielítica oral puede mutar y tornarse de nuevo virulento”. Es decir, existen cepas de poliovirus que han mutado desde la cepa contenida en la vacuna y que puede llegar a causar parálisis. Pero, como hemos dicho, la OMS advierte que esto se da de manera “extremadamente infrecuente” como efecto secundario.
Por su parte, el medio alemán Correctiv recoge en este artículo que la cifra de 496,000 niños afectados “aparentemente se refiere a un estudio de agosto de 2018“, pero que “se trata de casos de parálisis sin evidencia de polio” (NPAFP). En ese sentido, el estudio de 2018 especula sobre la posibilidad de que exista una correlación de los casos de parálisis con las vacunas orales contra la poliomielitis, ya que las cifras de la NPAFP aumentaron hasta 2011, cuando, según ese estudio, se reportó el último caso de polio en India. Después, las cifras de NPAFP han ido disminuyendo desde 2012, paralelamente a la reducción de las vacunaciones.
Pero los autores del artículo afirman que son necesarios más estudios para confirmar una asociación causal entre el aumento de casos de NPAFP y las vacunas. Además, el estudio ha recibido críticas por su metodología, como recoge AFP, debido a que utiliza datos de síntomas presentados en niños entre 5 y 15 años, aun cuando la vacuna se proporciona sólo a menores de 5 años.
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