Todas las claves para usar bien los protectores solares y no caer en desinformaciones
- El uso correcto de cremas solares previene quemaduras, envejecimiento de la piel y cáncer. Se deben aplicar unos 20 a 30 minutos antes de la exposición solar y reaplicar cada dos horas.
- De todas formas, según los expertos, los protectores no son “un chaleco antibalas”, por lo que es recomendable cumplir con otras medidas, como evitar los horarios de 10 a 16 h, proveerse de sombra y cubrirse con gorra.
- No hay evidencia científica que indique que los protectores solares sean tóxicos, cancerígenos o disruptores endocrinos. Además, aunque bloquean la producción de vitamina D, se necesita muy poca exposición al sol para sintetizar la cantidad requerida del nutriente.
Con la llegada del verano, se vuelven más frecuentes los consejos acerca del uso de los protectores solares, sus efectos en la salud y su seguridad. Sin embargo, muchas de las afirmaciones que circulan en redes sociales no cuentan con aval científico.
Como el daño solar es acumulable, las exposiciones reiteradas e indiscriminadas a los rayos ultravioletas (UV) producen a largo plazo un envejecimiento prematuro, lesiones precancerosas y cáncer de piel. Tanto los especialistas en dermatología como la evidencia científica coinciden en que el uso adecuado de fotoprotector disminuye el daño de los rayos solares en la piel.
¿Cómo usar adecuadamente las cremas solares?
La médica dermatóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) Ana De Pablo explicó a Chequeado que “los protectores solares deben aplicarse unos 20 a 30 minutos antes de la exposición al sol y reaplicarse cada 2 horas porque luego la protección empieza a decaer. Se coloca en las superficies que no puedan ser protegidas de otra forma, como sombreros o ropa. Si se transpira mucho o después de un baño en pileta o mar, se debe volver a poner, aunque esto podría evitarse usando protectores resistentes al agua, que soportan un baño de 20 a 40 minutos”.
Los especialistas recomiendan usar cremas con factor de protección solar (FPS) mayor a 50 que protejan de rayos UVB y UVA, así como anteojos con filtros UV, mangas largas y sombrero. Y advierten que el rótulo de “pantalla total” o “bloqueador total”, se refiere a un producto de alto poder de protección pero nunca una barrera imposible de traspasar por las radiaciones.
Respecto a la cantidad, aunque el FPS que figura en los envases se calcula en laboratorio aplicando 2 miligramos del producto por cada centímetro cuadrado de piel, en la vida real la mayoría de las personas usa menos. Según un estudio, se suele aplicar entre 0,39 y 1 miligramo por centímetro cuadrado.
“Si una persona va 6 horas por día durante 7 días en traje de baño a la playa necesitaría un litro de protector solar, cosa que no hace nadie porque es impráctico. Sin mencionar el costo”, explicó a este medio Andrés Politi, médico dermatólogo y coordinador de la Campaña Nacional de Prevención de Cáncer de Piel de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
Por eso, “es importante tener en cuenta que el protector solar no es un chaleco antibalas. Es una ayuda más junto a las otras medidas, que son: no exponerse mucho al sol, evitar los horarios de 10 a 16 horas y estar provisto de sombra”, sumó el experto.
En la misma línea, De Pablo advirtió que “el protector solar no es para tomar sol, es para protegerse cuando estamos al aire libre. Si la piel cambia de color, se broncea, quiere decir que hubo daño. Y esto sucede porque la piel se defiende estimulando la síntesis de melanina (el pigmento natural de la piel) y se pone marrón o roja, según el color de base de cada persona. Es decir, el bronceado es la respuesta a un daño”.
Las cremas no bloquean la producción de vitamina D
Se calcula que 1 de cada 7 personas carece de niveles óptimos de vitamina D en todo el mundo. Y un 90% de la síntesis del nutriente tiene que ver con la exposición solar habitual, informa la SAD.
Sin embargo, una exposición saludable a los fines de sintetizar los niveles necesarios de vitamina D consiste en exponer sin protector solar la piel de brazos y piernas solo por 10 a 15 minutos 3 veces por semana, protegiendo la cara, orejas y cuero cabelludo, explica la institución científica.
“Este nivel de exposición puede lograrse al realizar tareas cotidianas y trasladarnos al aire libre sin necesidad de tomar sol”, aclara la SAD. De lo contrario, “los beneficios que se obtienen de la vitamina quedan anulados por el aumento en el riesgo de cáncer de piel”.
De la misma forma, Politi reconoce que los protectores solares bloquean los rayos ultravioletas, pero “para obtener la cantidad necesaria para sintetizar vitamina D no hace falta estar tirado al sol”.
Es falso que los protectores solares son cancerígenos
Otra de las desinformaciones que circula en redes sociales es que las cremas solares son cancerígenas y que tienen químicos tóxicos. De Pablo explica que no se ha demostrado asociación entre estos productos con un mayor riesgo de cáncer. “Se absorben a través de la piel y se han detectado en tejidos y fluidos del cuerpo humano. Pero estos niveles son muy bajos y no tienen relevancia clínica, es decir, no se ha demostrado que esto genere una alteración”, explica.
Los estudios más robustos, incluidos metanálisis, revisiones e investigaciones con grandes poblaciones, no han encontrado asociación significativa entre el uso de protectores solares y un aumento en el riesgo de cáncer de piel.
Las cremas solares a la venta en la Argentina están autorizadas por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). Esto significa que pasan por rigurosos estudios clínicos y cumplen estándares de calidad y seguridad.
El mito del callo solar
Una de las conductas de riesgo relacionadas al sol es empezar con un protector de filtro más alto y, en la medida en que la persona se va bronceando, pasar a usar menos protección hasta no aplicarse más. En redes sociales a esta práctica se la llama “callo solar”.
“Esto tiene que ver con una premisa falsa que es si te ponés colorado está mal y si te bronceás está bien. La mejor prueba de esto es que en la población donde más cáncer de piel hay es en personas con la piel ‘curtida’, principalmente trabajadores al aire libre, como pescadores, albañiles, agricultores o guardavidas”, asegura Politi.
De hecho, casi 1 de cada 3 muertes por cáncer de piel no melanomatoso se debe al trabajo bajo el sol, según las estimaciones conjuntas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La exposición ocupacional a la radiación solar ultravioleta es el factor de riesgo relacionado con el trabajo que presenta la tercera mayor carga atribuible de muertes por cáncer a nivel mundial.
¿Las cremas solares son disruptores endocrinos?
En redes sociales se dice que las cremas solares son disruptores endocrinos, sustancias químicas que imitan o interfieren con las hormonas del cuerpo y están relacionadas con numerosos problemas de salud, según define el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de Estados Unidos.
Politi cuenta que esta desinformación tiene que ver con pruebas en animales e in vitro —experimentos realizados con células o tejidos, no en personas— que se realizaron “utilizando cantidades extraordinariamente altas de cremas solares”. Además, agrega, no es la primera vez que se asocia una sustancia en cantidades que no reflejan la práctica humana al cáncer y otras enfermedades, suma el experto.
Una investigación sobre las características, efectos adversos y beneficios de los protectores solares explica que, aunque se estudió el posible impacto de los protectores solares en los sistemas endocrino, reproductivo y del desarrollo, la mayoría de los estudios disponibles utilizan modelos animales.
Por su parte, los estudios en humanos no han demostrado efectos clínicos claros sobre la función endocrina o la salud reproductiva, y la potencial actividad disruptora es baja en las concentraciones típicamente usadas por las personas.
De todas maneras, los entes de regulación, como la FDA en Estados Unidos y la ANMAT en la Argentina, permiten una cantidad máxima de uso de estos productos y la limita en menores de 2 años, precisa Politi. “Desde los 6 meses a los 2 años, que pueden absorber más cantidad de protector solar porque su piel está más inmadura, solo se recomienda colocar en pequeñas áreas, como la nariz, los hombros y las orejas, pero no en todo el cuerpo”.
Fecha de publicación original: 28/12/2025
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