Informe sobre desinformación de género durante las elecciones 2023
Durante el período electoral argentino de 2023 Chequeado realizó una investigación sobre las desinformaciones de género que circularon en el país. Se analizaron contenidos basados en falsedades que perjudican tanto a personas activas políticamente durante el proceso electoral, así como también a temas relacionados con la agenda de género presentes tanto en la discusión pública en redes sociales como en la campaña y propuestas de gobierno.
En los períodos electorales, el interés en la actualidad política y el consumo de información se intensifican, creando un terreno fértil para la propagación de desinformación. En particular en Argentina, durante la campaña del año pasado, las redes sociales adquirieron un rol preponderante. Por lo tanto, analizar la difusión de desinformación en estos espacios es crucial para comprender su impacto y abordar los desafíos que plantea en el contexto político.
¿Qué es la desinformación de género?
Entendemos por desinformación de género aquellas narrativas que afectan tanto a mujeres como a personas con identidad de género y/o orientación sexual diversa. Esto es especialmente notorio en el caso de personas activas social o políticamente, como políticas, activistas, periodistas y figuras públicas. Además, incluye la desinformación sobre temáticas relacionadas con las agendas de género, tales como los reclamos por derechos y medidas que buscan reconocer y respetar la diversidad de identidades y expresiones de género, así como reducir las inequidades. Ejemplos de estos temas son la ley de identidad de género, el acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero, los derechos sexuales y reproductivos, la protección integral contra la violencia hacia las mujeres, y la implementación de la educación sexual integral, entre otros.
Como la mayoría de las desinformaciones, la desinformación de género se nutre de los prejuicios existentes en la sociedad y, en muchos casos, están teñidas de sesgos misóginos. Suelen invocar estereotipos y normas de género, es decir, lo que se espera sobre cómo deberían actuar, hablar, vestirse o comportarse las personas según su género (ver, por ejemplo, acá, acá, acá y acá).
Estas desinformaciones se intersectan con mensajes que no necesariamente son fácticos -como rumores y comentarios- pero que comunican los mismos prejuicios. Por ejemplo, se suelen enfocar -muchas veces de forma denigrante- en cuestiones como la apariencia física, o en su vida privada (como sus relaciones amorosas o familiares) y en su conformidad -o falta de conformidad- con las normas y roles tradicionales de género. En algunos casos, se explota su sexualidad, tanto con la difusión de imágenes sexualizadas como con la creación de falsos videos sexuales.
La desinformación de género convive con la violencia de género online -como el acoso y los discursos de odio- y se nutren mutuamente: los prejuicios y discursos de odio incitan a la creación y aceptación de desinformaciones, lo que a su vez alimenta la generación de más discursos de odio.
Muchos contenidos desinformantes se enmarcan en narrativas que comunican que las mujeres supuestamente no están capacitadas o están poco preparadas para liderar o para ocupar cargos públicos: que no tienen experiencia o que no dominan sus emociones, son histéricas, locas, irracionales (ver por ejemplo acá o acá). Estas narrativas no solo se nutren de prejuicios sino que, al expandirse, los perpetúan.
¿Qué consecuencias tiene?
Estas narrativas desinformantes que buscan desautorizar la capacidad o actividad política de las mujeres y disidencias tiene consecuencias a nivel profesional. Por un lado, dañan su reputación; por otro, muchas de ellas dejan de participar activamente en las redes sociales debido a la violencia que reciben.
Este alejamiento de la participación en la discusión pública genera la percepción de que las mujeres no desempeñan un papel relevante o activo en la vida política. Los mensajes de odio pueden tener graves consecuencias a nivel personal y, en muchos casos, a través de amenazas y la divulgación de datos personales (como su número de teléfono o dirección), ponen en riesgo la integridad física de las personas. Estos actos de violencia se normalizan como “los costos de seguir carreras políticas” (ver acá). Como consecuencia, pueden disuadir a otras mujeres de seguir trayectorias similares (ver acá y acá), lo que mantiene o perpetúa los obstáculos e inequidades de representación y niveles de participación que tienen las mujeres y disidencias en la vida política.
La desinformación de género no solo afecta a las personas individualmente, sino que también busca desacreditar sus causas y al colectivo al que pertenecen. Además, estos ataques personales intentan minar la credibilidad de temas relevantes para la convivencia en sociedad.
¿Por qué es importante estudiarla?
La desinformación de género tiene efectos profundos en la política, la sociedad y la democracia.
En primer lugar, al promover información falsa, desvía o cambia el eje de la conversación política, distorsiona la percepción pública y entorpece la discusión de temas relevantes y necesarios para el desarrollo democrático (ver por ejemplo acá). Por otra parte, tanto al deslegitimar a mujeres y disidencias como al generar la percepción de que estas personas no desempeñan un papel relevante en la política, se debilita el debate público y se limita la diversidad de voces necesarias para una democracia saludable.
Entender las particulares y características que toma la desinformación de género dentro del contexto político, especialmente durante un período electoral, es crucial para detectar qué grupos pueden ser más propensos a ser víctimas de ataques y desinformación, y qué temáticas están siendo deslegitimadas. Esto nos permite poder planificar estrategias específicas y basadas en evidencia para mitigar el impacto de las desinformaciones, tanto en las personas afectadas como en los temas discutidos y, en suma, el propio proceso democrático.
Resultados de la Investigación
Durante el período electoral argentino 2023, a diferencia de lo que sucede en otros países (ver por ejemplo, acá, acá, acá, acá y acá), encontramos que la desinformación de género se centró particularmente en ataques y deslegitimaciones a las políticas relacionadas con la agenda de género, con contenidos desinformantes altamente viralizados y, en muchos casos, promovidos por candidatos o referentes políticos, en lugar de ataques y desinformaciones relacionados con el género tanto de candidatas como de candidatos.
Los tres focos principales fueron:
- Cuestionamientos sobre el accionar del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, particularmente señalando negativamente y con datos falsos el presupuesto total de la cartera, sus gastos, el porcentaje de los fondos que se destinan a sueldos y sobre supuestos programas que se financiarían desde el ministerio. El cuestionamiento sobre la efectividad o la importancia del accionar de este ministerio fue impulsado también por candidatos y referentes de La Libertad Avanza que incluyó a este Ministerio en la lista de las carteras que eliminaría en caso de llegar a la Presidencia y, según un análisis realizado por Trespuntozero y Grupo de Opinión Pública, fue una de las propuestas del partido que tuvo mayor aceptación. La eliminación del ministerio finalmente se concretó una vez que el candidato fue elegido Presidente y asumió en el cargo el 10 de diciembre de 2023.
- Desinformaciones altamente viralizadas sobre falsas medidas de gobierno o propuestas de campaña relacionadas con temas de género que generaron indignación y rechazo sobre políticas, por ejemplo, de supuestas transferencias de fondos a personas del colectivo LGBTIQ+.
- Educación Sexual Integral (ESI): cuestionamientos sobre su implementación y falsedades sobre sus objetivos y contenidos. Muchos de estos contenidos también fueron promovidos por candidatos y referentes de La Libertad Avanza quienes propusieron desde su plataforma electoral eliminar la obligatoriedad de la Educación Sexual Integral en todos los niveles de enseñanza y repitieron en numerosas acciones de campaña que la ESI es “ideología de género” y que su objetivo es “adoctrinar” a los alumnos y alumnas, y que forma parte de “la agenda postmarxista” y está vinculada a la destrucción de la familia y con el objetivo de “exterminar a la población”.
Estos hallazgos sugieren que, a pesar de la presencia de grandes volúmenes de desinformación en el ámbito político, no se observó una discriminación marcada relativa al género en la manera en que se difamó o se generó desinformación contra candidatos y candidatas durante el período electoral 2023. La desinformación analizada con perspectiva de género se centró en numerosos cuestionamientos y falsedades sobre temas de la agenda de género y las políticas públicas asociadas, muchas veces promovidas por los propios candidatos o referentes políticos.
Si te interesa leer el informe completo con los resultados de esta investigación podés encontrarlo en el siguiente link.
Metodología
Durante la investigación se analizaron contenidos -publicaciones, posteos o notas periodísticas- circulantes en redes sociales y medios de comunicación, así como también el discurso público de figuras políticas durante el período que abarca desde junio -inicio de la campaña electoral- hasta el 24 de noviembre de 2023 que corresponde a la semana posterior al balotaje por la presidencia.
En redes sociales, todas las cuentas y contenidos (posteos y notas) analizados fueron de cuentas o grupos abiertos y públicamente disponibles. No incluyó contenidos que sólo circularon en grupos privados, por ejemplo, de Facebook, WhatsApp o Telegram.
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