Carrió calificó al kirchnerismo como “régimen” político

Luego de conocerse el resultado electoral del 23 de octubre, Elisa Carrió, quien obtuvo el 1,8% de los votos, afirmó: “La Coalición Cívica ya no lidera la oposición, la lidera Hermes Binner, pero nosotros encabezaremos la resistencia al régimen de Cristina Kirchner”. La calificacion de regimen despierta, en el caso argentino, ciertas connotaciones particulares. Además, surge la pregunta sobre si ésta podría ser aplicada al escenario de la Argentina que viene, en el que el oficialismo contará con la mayoría en ambas cámaras en el Congreso Nacional y gobernará en 19 de las 24 provincias que tiene el país.

No existe una definición de diccionario que permita calificar a un gobierno como un régimen. Aunque en el castellano argentino el término suele tener connotaciones negativas, sobre todo por la asociación de la palabra al “régimen militar” que existió en la Argentina durante el período 1976-1983. Ahora bien, ¿el concepto tiene una acepción definida en términos políticos? Y, por otro lado, cabe preguntarse: ¿el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner cuenta con elementos fácticos que permitan considerar al kirchnerismo como tal?

Para evaluar el grado de rigurosidad del mensaje se consultó a cuatro especialistas acerca de los datos que puedan avalar o no tal definición. La selección de los mismos se basó en su experiencia en el campo académico que la nota abarca, y en los antecedentes académicos y profesionales de cada uno de ellos. Se ha intentado que el abanico de opiniones fuera el más amplio posible. El debate queda abierto y de allí la calificación de “discutible” que se ha optado para calificar el mensaje de la diputada.

Especialista en instituciones y rol del Estado del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), Oscar Oszlak, define al “régimen político”, concepto al que cree que se refirió la diputada, como el conjunto de las instituciones que regulan la lucha por el poder, así como de los valores que las hace perdurables en el tiempo. “Dicho de otro modo, se utiliza el término para referirse a la estructura de acceso al desempeño de los roles superiores del Estado, así como a las orientaciones políticas predominantes. En ese sentido, es distinto al concepto de ‘sistema político’, que resulta más genérico, o al de ‘gobierno’ y, a veces, se identifica con una persona (el chavismo, el stalinismo, el kirchnerismo), una ideología (el fascismo), o un estilo de conducción (el bonapartismo)”, explica. Y agrega que, aunque “régimen” pueda ser interpretado peyorativamente, “no creo que haya nada criticable en una caracterización del kirchnerismo como un régimen, en tanto aspira a instalar un ‘modelo’ de organización social (no sólo un modelo económico), a difundir una concepción ideológica alrededor de ciertos principios y valores, y a establecer un estilo de conducción, de comunicación con la ciudadanía y de interacción con actores políticos afines y de la oposición”. Ver texto completo.

“Por ‘régimen’ en el análisis político entiendo las reglas que articulan los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y al sistema de partidos. Cualquier gobierno puede ser calificado como régimen, sea monárquico, republicano, dictadura o democracia. Sin embargo, el uso del término sin adjetivos evoca represión, regímenes militares, exclusión; evoca también a la tradición del radicalismo y su histórica consigna: la causa contra el régimen y su lucha por la ampliación de la participación en el sistema político”, señala Liliana De Riz, politóloga (UBA) e investigadora del Conicet. En su opinión el término fue mal utilizado por Carrió: “El actual gobierno ha sido legitimado en las urnas pero no funciona como una democracia republicana y federal. Yo no usaría el término régimen tout court por las connotaciones que tiene, inseparables de ideas de sublevación. Y, en cambio, describiría cómo es concebido el pueblo y ejercido el poder: una variante de populismo de la familia de las democracias no liberales”. Ver texto completo.

Distinta es la postura del constitucionalista Eduardo Barcesat, quien destaca: “Este modelo en curso no exhibe fisuras o falencias en lo institucional, como que hubiera degradado la división de poderes, o los mecanismos de contralor”. Barcesat señala que sólo en el nivel de la pragmática el término podría derivar en una descalificación, no en el de la semántica. Pero atribuye el uso del término al personalismo de Carrió: “A poco de su doble fracaso electoral, la diputada se proclamó primer luchadora contra el régimen. El mensaje es ficcional y la posiciona a ‘ella’ en el centro de la escena, como se traduce en las expresiones ‘El 97% de la población voto contra mí’, o el aún más drástico ‘Todo el pueblo votó contra mí’. Así sea en su forma negativa, Carrió debe ocupar el centro de la escena, el guarismo mayor, aunque sea el de su descalificación en la escena política por la voluntad popular”. Ver texto completo.

Para Martín Böhmer, profesor de Derecho de la Universidad de San Andrés (UdeSA), la palabra “régimen” tiene una connotación negativa porque remite a la vieja idea de ‘la causa o el régimen’ del radicalismo del siglo XIX. “El régimen representaba una forma de hacer política, con gran concentración de poder en el presidente, con fraude electoral y persecución de los opositores”, recuerda. Según la opinión del también investigador principal del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), hoy algunos de los rasgos de ese sistema se mantendrían, “pero estamos en la transición hacia una nueva cultura política basada en la democracia y los derechos humanos”. Ver texto completo.