La endeble ola de violencia de La Nación

La preocupación por la inseguridad se reavivó en los medios desde el martes 25 cuando Javier Lima, un técnico en computación de 36 años, fue asesinado por dos delincuentes que intentaron robarle el auto en la puerta de su casa, en Villa Luro. Este hecho le sirvió a La Nación para realizar una estadística propia en la que contabiliza la cantidad de muertos en ocasión de robo registrados en los barrios porteños desde el 29 de marzo.  El recorte temporal es antojadizo y sólo se justifica porque en la fecha elegida para iniciar el recuento fueron asesinadas dos personas. El diario tomó 14 homicidios como argumento para sostener la hipótesis de una “ola de asesinatos”. Pero cuatro de esas muertes no están relacionadas con robos sino con “ajustes de cuentas”, de acuerdo con el detalle que aporta un recuadro del propio artículo.

El parámetro que toma el artículo es la comparación con “la última estadística difundida por el gobierno nacional”, que indicaría un promedio de cuatro muertes mensuales. Si se descuentan los cuatro homicidios que no responden a la categorización del diario de “muertes por causa de robo”, la estadística de los dos últimos meses se mantiene en los mismos niveles dado que, hasta el momento, entre abril y mayo se registraron ocho muertes en asaltos. Los dos restantes de la cuenta del matutino sucedieron en marzo.

De los 21 párrafos del artículo, sólo ocho aportan datos sobre la supuesta “ola de violencia”. Los 13 restantes analizan la encuesta de Victimización, Percepción de Seguridad y Evaluación de Desempeño Policial realizada por el gobierno porteño en 2008. Todas las conclusiones de esta muestra  se relacionan con lo que los encuestados “perciben”, no con datos verificados por los hechos. Aunque esas sensaciones deben formar parte de un análisis completo sobre la inseguridad, no sirven como argumento para justificar la afirmación de que existe una “ola de asesinatos”.