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Cuidarnos es también ¡no compartir! (o sólo compartir información chequeada)

Sabemos que la incertidumbre y el miedo que todos experimentamos -en mayor o menor medida- aumentan las chances de que la desinformación se propague. Y sabemos también que la desinformación sobre temas de salud se encuentra en el grupo de las que más daño generan. La pandemia del Coronavirus (COVID-19) necesita que la comunidad tenga información chequeada para tomar decisiones acertadas que no empeoren la grave situación global.

El virus y la pandemia no se pueden eliminar (al menos, por ahora), pero podemos reducir su impacto. Hasta hoy, todo parece indicar que actuar de manera responsable y limitar el contacto social es la mejor manera de protegernos individual y colectivamente. Quedarse en casa -siempre que se pueda-, parece la receta más efectiva. ¿Difícil? Sí. ¿Posible? También.

“¿Por qué tanto pánico si no hay tantos casos ni el Coronavirus tiene tan alta mortalidad?”, se preguntan los que enfatizan en los efectos económicos que tendrán las drásticas medidas dispuestas en el país (y gran parte del mundo). Porque se contagia muy, muy fácil y un porcentaje importante de los contagiados necesita hospitalización. Las muertes se pueden disparar -como pasó en Italia- si el virus se propaga muy rápido, porque el sistema de salud no tiene capacidad para atender a tantos enfermos graves a la vez.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al Coronavirus como una “pandemia”, lo que implica “una propagación mundial de una nueva enfermedad”. La institución no sólo trabaja para contener la enfermedad, sino que también advirtió sobre una “infodemia”, es decir la rápida propagación de rumores y contenidos falsos a través de las redes sociales.

Frente a la “infodemia”, todos y cada uno de nosotros podemos hacer bastante más. Por lo pronto, estar alerta, enviar el contenido sospechoso que te llegue al número de Chequeado para que lo verifiquemos (11-6379-0690) y no compartir contenidos sin analizarlos.

Acá, algunos consejos para protegerte (y protegernos) de la desinformación.

Prestá atención a la fuente del contenido que consumís y no compartas aquella que no sea información oficial (de los Ministerios de Salud o la OMS). En medio de una pandemia, con un escenario tan dinámico como el que vivimos, las proyecciones y especulaciones no deben confundirse con los hechos.

Cuidado con las alertas falsas. Difundí alertas sólo si provienen de organismos oficiales para no ayudar a crear más miedo y confusión.

Si recibís una cadena de WhatsApp que dice “Reenviado”, prestá especial atención, porque eso significa que el autor de ese contenido no está claro y no es quien te mandó el mensaje.

Tené también cuidado a la información parcial o sacada de contexto. A veces, las decisiones oficiales o los estudios científicos se comparten en forma parcial de manera interesada.

¿Un título te llama la atención en redes sociales? Antes de compartirlo, es importante copiarlo y pegarlo en cualquier buscador. Si la noticia aparece entre los primeros resultados del motor de búsqueda con otras fuentes de información consideradas confiables (como medios de comunicación u organizaciones científicas o de salud reconocidas), es más probable que la información sea cierta. Si no aparece nada, sospechá y no lo compartas.

Si recibís imágenes por mensajería sin conocer la fuente ni la autenticidad, alcanza con ir a Google Imágenes y hacer click en la cámara fotográfica para saber si ese contenido ya fue publicado antes y corresponde o no a una fuente confiable.

En tiempos de Coronavirus, cuando reemplazamos las manos por los codos y los abrazos por los saludos a prudente distancia, también necesitamos evitar los compartidos a tontas y a locas. Ante el miedo, información chequeada.

Comentarios

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