Ocho de cada 10 argentinos considera que la desinformación es una amenaza para la democracia

De acuerdo con un reciente estudio, 8 de cada 10 argentinos considera que la desinformación es una amenaza para la democracia. La investigación fue realizada por las consultora Voices y también se replicó en otros países americanos como Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México, Paraguay y Perú. (Ver ficha técnica acá)

En la misma línea, un 76% de los consultados en Argentina consideraron que la información deliberadamente engañosa o sesgada debilita el proceso electoral y 7 de cada 10 cree que aumenta la polarización en la política. 

Esta percepción modifica la manera en que las personas eligen informarse. Es que un 44% de los encuestados aseguró que encontrar desinformación los hace sentirse ansiosos o estresados. Por ello, un 38% de las personas indicó que es probable que lea fuentes que no son de su país y un 41% señaló que evita leer o escuchar las noticias. 

La sensación de estar rodeado de información falsa parece estar muy difundida en la Argentina. 5 de cada 10 aseguró que se encuentra todos los días o casi todos los días con noticias o información que cree que tergiversan la realidad o son falsas. Este resultado se encuentra en línea con el promedio de respuestas en América Latina.

Ese porcentaje es mayor entre los adultos de 50 a 64 años (con un 62%, frente a un 36% en jóvenes de 16 a 24) y crece levemente a mayor nivel socioeconómico. 

Sin embargo, a pesar de que la mitad de los encuestados dijo que convive con la desinformación, casi 1 de cada 4 argentinos no confía en su capacidad para reconocer si la  información o las noticias son falsas.

Además, a pesar de la preocupación que indicaron que les genera la desinformación, un 57% de los argentinos declaró que no consulta otras fuentes de información para verificar que las noticias que leen sean verdaderas.

Por último, a la hora de evaluar la confiabilidad de los distintos modos de información, los actores informales, tales como la familia y las personas afines, son las que más confianza generan. La mayoría también confía en la información que proviene de centros de estudios, como escuelas y universidades, y de los motores de búsqueda en internet.