Educación Sexual Integral: el 86% de los alumnos la identifican con temas biológicos
En los últimos días, la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) volvió a la agenda después de que la exigencia de su cumplimiento apareciera en el reclamo de los estudiantes de la Ciudad de Autónoma de Buenos Aires que tomaron alrededor de 30 escuelas. Esta norma fue sancionada en 2006, sin embargo su completa implementación enfrenta numerosas barreras en todo el país.
De acuerdo con la ley, todos los niños y jóvenes que asisten a escuelas públicas y privadas del país tienen derecho a recibir una educación sexual integral. A partir de 2009, el Ministerio de Educación de la Nación elaboró y distribuyó materiales educativos, cuyos principales ejes son el ejercicio de los derechos, el respeto por la diversidad, el cuidado del cuerpo, la equidad de género y la valoración de la afectividad. Estas líneas se van adaptando a cada etapa educativa y se incluyen de manera transversal en diferentes materias.
A pesar de que el programa se basa en una definición amplia de la sexualidad, para la mayoría de los jóvenes la educación sexual que reciben se limita a aprender sobre el aparato reproductor. A esta conclusión llega una encuesta realizada entre octubre de 2016 y abril de 2017 a casi 2900 jóvenes por la Fundación Huésped, el Colectivo por los Derechos Sexuales y Reproductivos y FUSA en todo el país a jóvenes que ingresaron a la escuela secundaria desde el 2000.
Al ser consultados por la educación sexual que recibieron en la secundaria, la mayoría de los estudiantes señaló que se abordaron temas vinculados al aparato reproductivo (86%) y a los métodos anticonceptivos y a la prevención de infecciones de transmisión sexual (72%). Pero muchos un menor porcentaje de jóvenes señala haber tratado en el aula temas vinculados a embarazo en la adolescencia, aborto e igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
A su vez, los encuestados señalaron que, ante casos de embarazo o discriminación por orientación sexual o identidad de género, en la mayoría de las oportunidades estos temas fueron discutidos entre los propios alumnos o no se habló del tema en la institución.
“Reducir la educación sexual a los aspectos biológicos no permite pensar la complejidad de la sexualidad como forma de expresión de las identidades, los deseos y las decisiones de las personas durante toda la vida. El desafío de la ESI es que las personas puedan conocer sus derechos sexuales y reproductivos y ejercer su sexualidad libremente”, señaló a Chequeado Cecilia Valeriano, coordinadora del Programa de Movilización Social y Redes de la Fundación Huésped; y agregó: “Cuando nos preguntamos cómo terminar con el machismo, los femicidios y los abusos sexuales, la implementación de la ESI es una respuesta clara porque la ley apunta a fortalecer nuevos entornos culturales basados en la equidad de los géneros, promueve el cuidado del cuerpo y el conocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, entre otros”.
En cuanto a la implementación de la ley, con el cambio de gobierno se profundizaron algunas de las dificultades que ya existían. En los últimos dos años se redujo significativamente el presupuesto del programa y la cantidad de docentes que fueron capacitados.
Según la respuesta oficial a un pedido de acceso a la información que realizó la Fundación Huésped al Ministerio, en 2016 el presupuesto de la ESI destinado a la producción de materiales y capacitaciones, se redujo en un 65% en términos reales (es decir, teniendo en cuenta la inflación) en relación a 2015. En 2017 se produjo un crecimiento del 25% en relación al primer año de gobierno de Mauricio Macri pero los fondos destinados a la educación sexual siguen siendo menores en términos reales a los que se distribuyeron durante los últimos dos años de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
En relación a los cursos virtuales de capacitación para docentes y estudiantes de profesorados, la cantidad de inscriptos en 2016 (6.720) y 2017 (4.450) es significativamente menor a la de 2015 (16.914). Aunque cabe destacar que ese año fue una anomalía: los seis anteriores hubo un promedio de 2600 docentes inscriptos .
En cuanto a la capacitación presencial masiva, la disminución de docentes que participaron en los últimos años es significativa. En 2016 se capacitaron 200 docentes y en 2017, hasta los últimos días de agosto, 1.050. Los dos años anteriores los docentes capacitados habían llegado a 55 mil y 28 mil, respectivamente.
La cantidad de docentes capacitados a lo largo de estos años (213.433) sigue siendo baja en relación al total: si consideramos que cada uno de ellos solo tomó un curso, el total representaría un 22% del total de maestros y profesores registrados por el último Censo Nacional del Personal de los Establecimientos Educativos de 2014.
Ante la consulta de este medio, desde el Ministerio de Educación sostuvieron que “aquellas provincias que solicitan capacitaciones presenciales obtienen los fondos necesarios para llevarlas a cabo, mientras que desde el gobierno nacional se brindan cursos virtuales”.
Según informó la cartera nacional, en la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Santiago del Estero, San Juan y Tucumán no dictó cursos en el marco de la capacitación masiva. Por su parte, las provincias de Catamarca y San Luis interrumpieron este tipo de capacitación. En el resto de las jurisdiciones, por su parte, los cursos nacionales se encuentran en distintas etapas de cumplimiento. En algunos casos, como en Santa Fe, la propia provincia dicta sus propias capacitaciones docentes en forma independiente.
Eleonor Faur, doctora en Sociología e investigadora de relaciones de género, señaló a Chequeado que “las principales barreras que enfrenta la ESI son culturales. Existen grupos y sectores que buscan instalar una educación sexual moralizante y no integral ni desde un enfoque de derechos. En algunas provincias, su capacidad de incidencia resultó en que se invalidara todo el esfuerzo llevado adelante en la producción de materiales y de capacitación docente”.
Para los maestros y profesores, por su parte, el desafío de incluir la temática en las clases no siempre los encuentra bien equipados. “La mayoría de los docentes no tienen una capacitación específica en educación sexual”, dijo Cristina Echegoyen, secretaria de Igualdad de Géneros y Diversidad del gremio Suteba, y agregó: “Además, les falta tiempo para proyectar las actividades que llevan al aula. Muchas veces los contenidos se tratan espontáneamente por la pregunta de los alumnos”.
Ignacio Mattos, alumno de la Escuela Técnica N°35 y referente de la Coordinadora de Estudiantes de Base, destacó que el reclamo por la aplicación real de la ESI se enmarca en la lucha contra la violencia de género. “La respuesta a esto se encuentra generando conciencia desde las instituciones, por eso reclamamos por la educación sexual y por la implementación de un protocolo para las escuelas ante casos de violencia de género”, concluyó.
Fecha de publicación original: 21/09/2017
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