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¿Funcionaron los acuerdos de precios en la Argentina?

El 4 de febrero el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se reunió con representantes del sector de supermercados. Allí, se estableció de palabra el congelamiento de precios de todos los productos hasta el 1° de abril. La medida trajo críticas y apoyos, acerca de su eficiencia y efectividad (ver, por ejemplo: Mauricio Macri y Artemio López). ¿Cuáles fueron las formas en que se utilizó este tipo de medidas? ¿Con qué resultados?

En la Argentina, históricamente, hubo distintas formas de implementar los acuerdos de precios. En 1952, el gobierno de Juan Domingo Perón lanzó un Plan de Estabilización, en el marco del Segundo Plan Quinquenal. El objetivo principal era la reducción de la inflación, y la recuperación del saldo positivo en la balanza comercial.

Las principales medidas consistieron en la creación de la Comisión Nacional de Precios y Salarios, en el control de precios y en la extensión de la duración de los convenios colectivos de trabajo. Se ligaban, además, los aumentos en las remuneraciones con los incrementos en la productividad del trabajo, se practicaba una política de contención del gasto público y se estimulaban la producción y las exportaciones agropecuarias, y la inversión extranjera”, detalla el historiador y economista Mario Rapoport, en su libro “Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003)”.

De acuerdo al mismo autor, “la adhesión al gobierno por parte de los sindicatos, y la de los trabajadores en general, explica en gran medida el éxito del Plan. El objetivo de contener la inflación fue alcanzado prontamente. También disminuyó la deuda pública”.

El historiador británico especializado en historia política argentina, David Rock, coincide en la existencia de logros, aunque los matiza: “El Plan Quinquenal de 1952 tuvo sólo un éxito parcial y de corta vida. Durante un breve periodo freno la inflación, restauró la balanza de pagos y estimuló un moderado índice de crecimiento. Pero no logró resucitar la agricultura”.

Carlos Leyba, subsecretario general del Ministerio de Economía y vicepresidente ejecutivo del Instituto Nacional de Planificación Económica (INPE) durante la tercera presidencia de Perón, realizó en diálogo con Chequeado.com un repaso histórico de los controles de precios desde el gobierno de Arturo Illia, y expresó que la única vez que se instaló un sistema de concertación de precios y salarios fue a partir del ex presidente Héctor Cámpora. “El acuerdo logró una estabilización de precios muy exitosa y sin desabastecimiento hasta diciembre del año 73, cuando se produjo la crisis del petróleo. El asesinato de (José Ignacio) Rucci debilitó el liderazgo sindical del acuerdo. La muerte de Perón debilitó el liderazgo político”.

El acuerdo de Cámpora y el ministro de Economía, José Ber Gelbard, remitía como referencia a lo realizado por Perón en 1952. Se proponía un Pacto Social, tras la discusión y negociación entre los empresarios (CGE, parte de la UIA), los trabajadores (CGT) y el propio gobierno. “Los sindicatos, a cambio de un gran aumento salarial inicial, convendrían en postergar las negociaciones colectivas durante un periodo de dos años; y prevalecerían los controles de precios, dejando que los beneficios aumentasen con la expansión de la demanda”, menciona Rock en su libro “Argentina. 1516-1987”.

Tanto el historiador británico como Rapoport coinciden en los éxitos iniciales de este Pacto. Rock menciona un descenso de la inflación al 17% para fines de 1973, cuando según Rapoport en 1972 había sido del 61 por ciento. Para este último, hasta la crisis petrolera y la muerte de Perón hubo “estabilidad de precios, al tiempo que mejoraron notoriamente las cuentas externas y se produjo un significativo crecimiento económico”. Luego, el Pacto estalló y volvió a crecer la inflación.

El ex ministro de Economía, José Martínez de Hoz, estableció hacia 1977 una “tregua” de precios por 120 días, y una reforma financiera, que “consistió básicamente en una desregulación del sistema y una eliminación de los techos a las tasas nominales de interés”, en palabras del licenciado en economía de la UCA y profesor de la Universidad de San Andrés, Juan Carlos de Pablo. Al finalizar la tregua, la inflación volvió, aumentaron las tasas de interés y se produjo una recesión (ver el texto de Juan Carlos de Pablo citado).

En 1985, el gobierno de Raúl Alfonsín intentó aplicar una medida de este tipo dentro del Plan Austral. “Combinó medidas monetarias y fiscales con un congelamiento de precios y salarios y un sistema de conversión de los contratos de deuda relacionado con la reforma monetaria”, según un documento de la CEPAL de 1986.

“El Plan Austral, si bien estuvo correctamente diseñado, no contó con el apoyo de los sindicatos -algo con lo que coincidió Carlos Leyba-, y además enfrentó una evasión fiscal rampante: recordemos que el Impuesto a las Ganancias (con tasas marginales de hasta el 45%) representaba no más del 5% de la recaudación fiscal”, consideró Alberto Tarantini, economista de la UBA y máster en Administración Pública en la Universidad de Harvard, entre las razones por las que el Plan no fue exitoso.

La medida llevada a cabo en 2006, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, es una de las que se mencionaron como exitosas en el debate actual. Artemio López, director de la consultora Equis, consideró que “mediante el acuerdo de precios, (se) logró que el índice inflacionario de 2006 bajara al 9,8% anual, 2,5 puntos por debajo del nivel del año anterior, (…) y, muy especialmente, se detuvo drásticamente el aumento de la canasta básica de alimentos que cayó 20 puntos en un año”.

Cabe destacar que a principios del 2007 se produjo la intervención del INDEC, por lo cual el organismo sufrió una pérdida en la credibilidad de sus estadísticas sobre inflación.

Para Leyba, “un sistema de control de precios implica un compromiso de los sectores empresarios, de los sindicales y del aparato político a los fines de poder administrar. No es que los controles de precios sean imposibles ni necesariamente estén llamados a fracasar. Lo que fracasa siempre es la falta de una política global, pensada a largo plazo y basada en un consenso”.

El congelamiento de precios debe ser parte de un todo articulado con la política monetaria y fiscal -analizó Tarantini- de modo de configurar lo que John Galbraith llamó equilibrio suplementado por controles, y no desequilibrio sostenido por controles”.

A diferencia de lo expresado por las autoridades del Banco Central, el economista de la UBA e investigador titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), José María Fanelli, señala en este artículo que “tanto en el caso ortodoxo como en el heterodoxo hay que dejar de emitir para que la inflación caiga” como condición que debe acompañar los controles de precios. Otras tres condiciones que destaca son: que el déficit fiscal no se financie con emisión; que no haya grandes distorsiones en los precios relativos, incluyendo el tipo de cambio; y que se debe prever el problema del día “D”, o sea del fin del plazo de congelamiento.

 

Fecha de publicación original: 20/03/2013

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Comentarios

  • emilio21 de marzo de 2013 a las 1:29 am“tanto en el caso ortodoxo como en el heterodoxo hay que dejar de emitir para que la inflación caiga”
    Siempre lo mismo...
    Emisión mala! mala! mala!
  • Daniel MV23 de marzo de 2013 a las 8:01 pmExcelente invenstigación. La única forma de saber donde estamos parados es tener clara nuestra historia y empezar a entender si aprendimos algo de ella.
  • Jorge Liniado24 de marzo de 2013 a las 8:05 pmTengo 68 años. En la práctica los controles de precios fracasan. O en el mediano plazo los precios estallan o hay desabastecimiento o los precios "de pizarra" son distintos que los que se pagan. Eso pasaba en el 73/74 el precio de pizarra de la carnicería era uno y el que se pagaba era otro. Los que vivieron esa época hagan memoria.
    • Pablo PR30 de marzo de 2013 a las 1:37 pmmuy buen informe, sería interesante que la implementación llegará a todo el pais.
    • NHBJJ9 de abril de 2013 a las 12:02 pmSi eso sucediera ahora sería bastante ilegal, y esta en la facultad del consumidor no comprar, el boicot tambien es un instrumento de la ciudadania.
    • Ignacio16 de mayo de 2015 a las 11:44 amTotalmente de acuerdo, acabo de postear lo mismo y tenemos la misma edad!
  • Ignacio16 de mayo de 2015 a las 11:43 amRecuerdo el acuerdo de Gelbard, y lo recuerdo como un fracaso total, faltaba de todo y debiamos peregrinar por muchos comercios para conseguir lo necesario. Siempre el sueño peronista fue tener un poco de inflación para redistribuir y siempre resultó un fracaso

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