La vuelta al trabajo después de la cuarentena: cómo se decide qué actividades vuelven a abrir
- Aunque en el AMBA se mantienen medidas estrictas de aislamiento social, en el resto del país hay una vuelta progresiva a los lugares de trabajo.
- Cuáles son los niveles de riesgo de las distintas actividades.
- Quiénes y cómo se define en la Argentina qué se retoma.
Mientras en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) -donde se concentra el foco de la pandemia en la Argentina-, sólo se permiten actividades muy limitadas, en el resto del país hay una vuelta a los lugares de trabajo. Por ejemplo, en Corrientes ya se reabrieron las peluquería; en Mendoza, los restaurantes y, si los niveles de contagio no aumentan, es probable que se sumen más actividades en otras zonas de país.
Cómo se mide el riesgo de cada actividad
Varios organismos en distintos países hicieron categorías del nivel de riesgo de las distintas ocupaciones. En España, el Ministerio de Sanidad consideró las posibilidades de estar en contacto estrecho con un caso de COVID-19, específicamente si tienen que atender público a corta distancia.
En Italia, el Instituto Nacional para la Seguridad en el Trabajo de Italia (INAIL) generó un clasificación en base al nivel de posible exposición al virus (por ejemplo, los servicios sanitarias tienen mayor posibilidad de estar expuestos), la proximidad en el trabajo con otras personas y el nivel de agregación, si implica la interacción con otras personas, como un restaurante.
Más allá de las distintas clasificaciones, cuáles son algunos puntos clave:
Proximidad: Dado que el virus se transmite por gotículas que se despiden al toser, estornudar y hablar al estar cerca de otra persona, la distancia que hay entre los trabajadores durante sus tareas es un factor a considerar.
Diferentes organismos en el mundo hicieron clasificaciones de las ocupaciones según el nivel de proximidad que necesitan. Una de las más completas es O*Net, una base pública de datos estadounidense, que clasificó en base a datos oficiales de ese país los niveles de cercanía, que van desde ocupaciones de higiene dental hasta artistas y escritores.
Interacción: otro de los puntos es si hay atención al público u otro tipo de interacción con personas externas. “Hay trabajos en los que el riesgo de contagio no depende sólo del seguimiento de protocolos por parte de los trabajadores”, explicó a Chequeado Ramiro Albrieu, uno de los autores del documento “Políticas públicas para pensar el sendero laboral hacia la nueva normalidad post-COVID-19”, del Centro para la Implementación de las Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
Transporte: aunque la actividad en sí no presente un riesgo alto, también se debe considerar el riesgo de contagio en el transporte público. Por ejemplo, más del 40% de quienes trabajan en el servicio doméstico dependen del transporte público, contra 22% entre quienes trabajan en el comercio, según el mismo informe de CIPPEC (y como se puede ver en esta nota).
Formalidad: uno de los grande problemas para controlar los riesgos es la informalidad, que varía mucho por sector. “En los sectores formales se pueden pedir protocolos y monitorear su cumplimiento. Mientras que lo informal es muy difícil de controlar”, señaló Albrieu.
Para analizar el nivel de riesgo de cada rubro, es necesario tomar en cuenta los diferentes factores. Por ejemplo, si bien la construcción puede no exigir mucha proximidad ni interacción con personas externas, hay un alto grado de informalidad en ese sector que hace difícil su control.
Según las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las políticas de vuelta al trabajo deben considerar, además, la situación personal de los trabajadores, e incluir a hombres y mujeres en la discusión. Es posible que si el retorno se da mientras las escuelas siguen cerradas, eso dificulte la reincorporación de padres -sobre todo mujeres- con hijos en edad escolar.
Cómo se define quién puede volver a trabajar
En la etapa actual de la cuarentena en la Argentina, son los gobernadores quienes definen qué actividades pueden retomarse bajo ciertas restricciones. El gobierno nacional tiene que aprobar un protocolo para el rubro, que en general incluye cuestiones de higiene, de distancia entre trabajadores en el espacio de trabajo y otras medidas. Luego el gobernador puede aprobar la apertura de ese rubro en su provincia. Para poder habilitar una nueva actividad es necesaria la aprobación por parte del Gobierno nacional del protocolo. No es público, como en otros países, una evaluación de riesgo de los distintos sectores.
Los intendentes también cumplen un rol, elaboran informes, participan del control y proponen aperturas, que luego los gobernadores evalúan.
En el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires, es la Jefatura de Gabinete nacional la que puede definir nuevas excepciones y aperturas, a pedido del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
¿La autorización implica la vuelta?
Más allá de necesitar la autorización legal para poder operar, también depende de la rentabilidad que puedan tener los negocios bajo estas nuevas condiciones pandémicas y lo que decidan hacer los consumidores.
“En muchos lugares para poder volver a funcionar van a tener que hacer una reingeniería de los espacios y no van a poder volver a funcionar con la misma capacidad de antes. Hay que ver cómo va a impactar eso en la rentabilidad de los distintos sectores”, explicó Albrieu.
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Fecha de publicación original: 01/06/2020
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