¿Qué es la “guerra de las monedas”?
A fines de septiembre, el ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, denunció una “guerra de las monedas”. El titular del Fondo Monetario Internacional, el francés Dominique Strauss-Kahn, advirtió sobre los peligros de una “guerra de devaluaciones”, que podría llevar al proteccionismo y a un retroceso en el comercio mundial, como ocurrió en la década del ‘30. Pero, ¿de qué se trata todo esto?
Las políticas cambiarias de cada país impactan de lleno en sus propias economías, y no existe un consenso sobre cómo se debería fijar el precio de una moneda. Según la teoría liberal clásica, el mercado, libremente, sin la más mínima intervención estatal, debería encontrar por sí solo el equilibrio.
Por ejemplo, cuando un país exporta, ingresan dólares en su economía, que son convertidos a la moneda local. La cantidad de dinero local, entonces, se ve reducida respecto de la divisa norteamericana. Como todo bien escaso, el valor del dinero local, entonces, sube. Esto ocurre también cuando ingresan capitales extranjeros en un país y quieren convertir sus divisas en la moneda local para invertir.
El problema es que al subir el precio de la moneda local, todo se vuelve más caro en relación con el mercado internacional. Es lo mismo decir que todo cuesta más dólares (salarios, insumos, etc). Y esto vuelve menos competitivas las exportaciones. Al exportar menos, la entrada de moneda extranjera cae, en busca del equilibrio y, en teoría, al haber menos dólares en el mercado local (por la baja de exportaciones, por ejemplo), la moneda local vuelve a bajar.
Pero en la práctica, no todo funciona así. Hay factores que la teoría no considera como, por ejemplo, la entrada de capitales especulativos, que pueden generar demanda por una moneda para hacerla apreciar y, luego, venderla para obtener ganancias.
Muchos gobiernos no están dispuestos a dejar su moneda fluctuar libremente, con las implicancias que eso tiene en la estabilidad económica. Con distintos grados de intervención, que van desde impuestos al ingreso de capitales especulativos, hasta el cierre completo a los capitales extranjeros, los estados tratan de mantener el tipo de cambio que les conviene.
En este momento, muchos países tratan de devaluar su moneda para volver más competitivos sus productos y aumentar las exportaciones. Pero, claro, por cada país que gana terreno en el mercado mundial, hay uno que lo pierde. El gran acusado es China, gigante industrial que mantiene su moneda baja -el yuan-, para poder vender sus mercaderías a otros países a precios muy tentadores. Para lograrlo tiene una política que controla muy estrictamente la entrada de capitales y fija el tipo de cambio. EE.UU. considera esto una manipulación, que provoca desbalances globales de comercio. Pero otros países asiáticos, como Japón, también devalúan, en este caso, dice, como reacción a la política de sus vecinos.
Brasil, por su lado, ve que EE.UU. emite dólares para financiar su economía. Al emitir esos dólares Washington inyecta liquidez (dinero) en el mercado mundial. Ese dinero busca oportunidades de inversión. Un buen país para invertir hoy es Brasil. Pero en tierras verdeamarelas esos dólares que ingresan impulsan la suba del real. Las mercaderías se encarecen, las exportaciones (y la industria) sufren.
El resultado es que los países se acusan mutuamente de poner en riesgo la economía mundial por sus políticas cambiarias. Es la guerra de monedas.
El temor de Dominique Strauss-Kahn, director del FMI, es que este conflicto intensifique la guerra de devaluaciones. Y que los países, entonces, limiten la entrada de capitales extranjeros. Las limitaciones al comercio exterior, según el organismo, llevarían a los países a cerrar sus fronteras, lo que revive los recuerdos de la década del 30, la década “autárquica”, cuando los países se aislaron y cada uno trató de producir lo que necesitaba.
Lo más grave de este conflicto para, Ramiro Albireu, investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, es que no existe una entidad reguladora creíble que pueda mediar. “El FMI, que tendría que hacerlo, perdió su credibilidad”, dijo a Chequeado.com Además, explicó, “es una institución creada en la posguerra, pensada por y para países ricos. Hoy China casi no tiene poder de decisión dentro del FMI. Entonces, ¿por qué debería escucharlo?” De todas maneras, para el investigador este es un tema pasajero: “Cuando vuelva el crecimiento, este tema se va a olvidar, sin haberse solucionado”, agregó.
El problema real, según Albrieu, especialista en finanzas internacionales, es “el cambio en el reparto del PBI mundial. Mientras EE.UU. pierde terreno, China lo está ganado”. Para este economista, la guerra de monedas, en fin, no sería más que otra batalla en el conflicto entre EE.UU. y los países emergentes (China y Brasil a la cabeza), por el mercado mundial.
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