PreViaje: el Gobierno estima recaudar por IVA entre el 52% y el 79% de lo invertido en el programa

En agosto de este año, el Gobierno nacional lanzó la segunda edición de PreViaje, un programa de preventa turística que busca impulsar el turismo interno, uno de los sectores más golpeados por la pandemia.

¿Cómo funciona? Cualquier persona mayor de 18 años  con domicilio en el país que anticipe sus compras turísticas para viajar por la Argentina en comercios adheridos recibirá el 50% del valor del viaje en crédito para gastar en alojamientos, transportes, excursiones y otros servicios turísticos (una versión para jubilados y beneficiarios de PAMI eleva esta cifra al 70%). El beneficio se solicita cargando facturas o comprobantes de las compras y se recibe por medio de una tarjeta precargada -física o electrónica- del Banco Nación.

El Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación viene informando sobre las cifras de gastos de los turistas en el marco del programa, pero poco se habla de cuánto de lo invertido vuelve al Estado nacional tras la dinamización de la actividad. ¿Qué dicen los datos?

Impacto impositivo

Consultados por cifras puntuales, desde el área de Prensa del Ministerio de Turismo y Deportes compartieron con Chequeado el siguiente análisis del impacto del programa PreViaje 2. Al 1º de diciembre último, el programa registraba $ 55 mil millones en facturas cargadas a la página web oficial, un gasto que implica una recaudación por IVA del 21%, es decir, $ 9.454 millones. 

El Estado, a su vez, aporta $ 27.500 millones en concepto de crédito a los viajeros (la cifra es aproximada: en algunos casos puede ser mayor, porque para los jubilados la devolución es del 70%, y en otros menor, porque existe un tope de devolución de $ 100 mil). Una vez que los beneficiarios usan ese crédito, el Estado vuelve a recaudar el 21% del IVA, es decir, $ 4.772 millones.

“Por lo tanto, de los $ 27.500 millones que el Estado va a aportar hasta el momento sólo de IVA recupera $ 14.317, o sea, un 52% de lo invertido”, explicaron desde el Ministerio. “A eso hay que sumarle otros impuestos provinciales y nacionales que se cobran a partir de la facturación de las empresas (ingresos brutos, Ganancias, contribuciones patronales)”, añadieron.

Salvo que se anuncie una prórroga, como ocurrió en otras oportunidades, el período para cargar facturas finaliza el próximo 31 de diciembre.

Impacto económico

El Gobierno nacional también estudió el impacto del gasto de los viajeros del programa en la economía en su conjunto mediante una Matriz Insumo Producto (MIP). Para llevar adelante la simulación, el Ministerio de Turismo y Deportes elaboró una canasta que representa los consumos característicos de los turistas, gastos que terminan teniendo efectos directos e indirectos en otras ramas de la economía.

“A partir de esta simulación se obtienen coeficientes o multiplicadores que nos indican cuál es el impacto final en la economía del gasto inicial, considerando el Valor Bruto de Producción (VBP), el Valor Agregado Bruto (VAB) y la recaudación impositiva”, indicó el Ministerio en la nota enviada a Chequeado.

Según este cálculo provisorio, la recaudación total sería de $21.817 millones, un 79% del costo total del programa para el Estado ($27.500 millones).

En cuanto a la distribución regional, buena parte del gasto se produjo en destinos alejados de los grandes emisores de turismo. El 81% de los viajeros provienen de la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, mientras que el 42% del gasto se concentró en Río Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Neuquén.

¿Una medida regresiva?

Algunos economistas y periodistas criticaron la medida en las redes por considerarla un subsidio regresivo (ver acá, acá y acá), en momentos donde la pobreza alcanza al 40,6% de la población argentina.

“A la hora de evaluar si una política está bien o mal implementada siempre hay que evaluar cuáles son las alternativas”, explicó a Chequeado el economista y director de la consultora EPyCA, Martín Kalos.

“Una alternativa ahí sería destinar ese dinero a obra pública, que comparte con el programa PreViaje cierto carácter federal. Pero pensándolo en el corto plazo, este programa puede pensarse como complementario a la ejecución de obra pública en lugares no turísticos, y apuntando a otro sector que, en muchos casos, es de baja calificación laboral”, sostuvo.

“Este sostenimiento de puestos de trabajo en el sector turístico tiene un impacto a mediano y largo plazo. Son empresas que no cierran, empleos que se sostienen y gente con experiencia en ciertos roles que logra sostener su puesto de trabajo y que tal vez no lo hubiese logrado de no ser por el programa”, por lo que “hay una razonabilidad en pensar que el PreViaje sea parte de la política de sostenimiento del sector turístico”.

Dicho esto, Kalos reconoce que existe una pregunta de quiénes son los beneficiarios ya no indirectos (por medio del empleo) sino directos del programa, es decir, los viajeros que reciben una devolución en crédito por parte del Estado para vacacionar en destinos como Bariloche o Ushuaia. 

“Pero ahí es difícil pensar cuál hubiese sido la alternativa, es decir, cómo generar demanda al turismo siendo que, en este contexto de la Argentina, tomarse vacaciones parece casi un servicio suntuario”, opinó Kalos.

Medidas similares en el mundo

Si bien no adoptaron la forma de un programa de preventa, otros países han encarado medidas con impacto fiscal para revivir el sector turístico.

El año pasado, el gobierno japonés lanzó un programa de subsidio al turismo interno conocido como Go To Travel, que cubre el 50% de los costos de viaje de hasta 20.000 yenes (unos USD 178) por persona por noche.

En Malasia, el gobierno anunció un programa para el sector que incluye medidas de alivio fiscal para aquellos ciudadanos que viajen por el país y que permitirá deducir del impuesto al ingreso hasta 1.000 dólares malayos (aproximadamente USD 236) en gastos en turismo.

En Tailandia, los intentos por impulsar los viajes internos adoptaron la forma de subsidios para viajes y estancias en hoteles. Según un reporte de la consultora McKinsey, el plan Rao Tiew Duay Gun (Viajamos Juntos) desplegado en agosto de 2020 subsidió unas seis millones de pernoctaciones con devoluciones de hasta 3.000 baht (USD 100) por noche.

En julio, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) publicó un informe sobre la reactivación del turismo en la región en el que recomendó fomentar medidas “para apoyar la liquidez de las empresas con el fin de asegurar su solvencia y supervivencia” incluyendo préstamos especiales y suspensión del pago de intereses.

“También planteamos medidas fiscales que pueden incluir subsidios puntuales y/o modificaciones a tasas impositivas generales o puntuales”, explicó el economista Jorge Forteza, profesor de la Universidad de San Andrés (UdeSA) y coautor del informe.

En Uruguay, el gobierno anunció este año una serie de beneficios para turistas residentes, incluyendo IVA cero en hoteles y alojamientos y devoluciones del IVA sobre gastos en restaurantes y alquiler de autos.

En Perú, la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (Promperú) llegó a un acuerdo con tres aerolíneas para poner a disposición del público general vuelos domésticos con descuentos de hasta el 30%. En este caso, la medida es un acuerdo entre entidades del Estado y operadores del sector privado.

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