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Supuestas muertes por la vacunación contra el coronavirus, una de las desinformaciones más comunes en la región

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Una de las principales desinformaciones que circula en la región desde el comienzo de la vacunación contra el coronavirus es la de supuestas muertes tras aplicarse la vacuna.
  • Es importante distinguir entre causalidad y correlación de los eventos adversos registrados en el periodo posterior a la administración de la vacuna
  • En esta nota, te contamos de qué se tratan estas desinformaciones y quiénes las difunden.

Desde el inicio de la campaña de vacunación circulan muchas desinformaciones sobre supuestos efectos adversos graves de las vacunas contra la COVID-19, como por ejemplo que generan infertilidad, abortos, convulsiones y hasta que convierten a las personas en hombres lobos. Todas estas afirmaciones no tienen ninguna evidencia científica y han sido desmentidas por miembros de LatamChequea Vacunas, una red de 23 chequeadores de la región, Portugal y España.

Los chequeos realizados por cada organización están todos disponibles en una base común, que muestra que el 33% del total de las verificaciones que realizaron las organizaciones, son desinformaciones sobre supuestos efectos adversos graves tras la administración de las vacunas. En particular, las que vinculan supuestas muertes o riesgo de morir con la vacuna contra el coronavirus. Es el tipo de desinformación más común sobre las vacunas COVID-19 que circula en la región.

Cómo se regulan las vacunas para determinar su eficacia y seguridad

Como cualquier otro tipo de vacuna y medicamentos, las vacunas contra la COVID-19 pueden causar efectos secundarios. La mayoría son leves o moderados, como fiebre o dolor de cabeza, y desaparecen a los pocos días. Si bien los resultados de los ensayos clínicos y el monitoreo de los eventos adversos tras la aplicación generalizada de las vacunas muestran que también pueden aparecer efectos secundarios más graves, como reacciones alérgicas a alguno de los componentes de la vacuna, estos son muy poco frecuentes.

Las autoridades nacionales y los organismos internacionales, entre ellos la Organización Mundial de la Salud (OMS), hacen un seguimiento atento del uso de estas vacunas a fin de detectar posibles efectos adversos inesperados. Además, existen múltiples plataformas de monitoreo constante y en tiempo real para garantizar la eficacia y seguridad de la vacuna (ver acá). Algunas de ellas son la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) de Argentina, el Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS) de los Estados Unidos y Red Nacional de Seguridad en el Cuidado de Salud (NHSN) del Reino Unido.

Un ejemplo de este seguimiento son los estudios que se realizaron sobre las vacunas AstraZeneca y Janssen (ver acá) luego de que se reportaron algunos casos de trombosis asociado al bajo recuento de plaquetas.

Otra  desinformación común se refiere a los supuestos efectos adversos de las vacunas en el largo plazo. Históricamente, se ha demostrado que los efectos secundarios ocurren dentro de las 6 semanas posteriores a la administración de la vacuna. Por este motivo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), que se encarga de regular y supervisar la seguridad de distintos productos como las vacunas en los Estados Unidos, exigió que cada una de las vacunas autorizadas contra el COVID-19 fuera estudiada por al menos 2 meses (8 semanas) luego de administrar la dosis final. Desde diciembre de 2020, millones de personas recibieron las vacunas contra el COVID-19 en el mundo y no se detectaron efectos secundarios a largo plazo.

Sin embargo, es necesario seguir realizando un monitoreo estricto de la seguridad de las vacunas con el fin de descartar cualquier evento adverso tardío que pueda presentarse, así detalla el equipo VacunAmiga, un grupo de médicos y expertos del Centro de Pensamiento “Medicamentos, Información y Poder” de la Universidad Nacional de Colombia.

Como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), lamentablemente durante la administración generalizada de vacunas contra la COVID-19, que incluye a personas de edad avanzada o que sufren enfermedades, se registrarán defunciones y síntomas graves no relacionados con las vacunas pero que coincidirán en el tiempo con su administración. 

Es importante hacer una distinción entre causalidad y correlación de los eventos graves y muertes registradas en el periodo posterior a la administración de la vacuna. Como mencionamos más arriba, distintos organismos investigan detalladamente el evento para determinar si existe una relación causal con la vacuna. Pero se ha demostrado en la mayoría de los casos que los efectos adversos y muertes reportadas que se dan luego de la aplicación de la vacuna, no tiene relación con la misma.

Las desinformaciones que más circulan sobre las supuestas muertes por vacunas

Hay 2 grandes grupos de desinformaciones que circulan sobre supuestas muertes provocadas por la vacunación.

Por un lado,  están las desinformaciones que apuntan a personas en particular que habrían muerto luego de ser vacunadas. Por ejemplo, Maldita.es verificó la supuesta muerte de una niña luego de recibir la vacuna Pfizer en abril último, fecha en la que todavía no se estaban vacunando menores de 16 años en España, y por lo tanto, no la había recibido.

En Brasil también aparecieron desinformaciones relacionadas con la vacuna Pfizer; Agencia Lupa verificó un contenido falso que afirmaba que una enfermera había muerto después de recibir esta vacuna. Según su testimonio, se desmayó por hipersensibilidad al dolor y duró solo unos minutos.

También hubo casos en el que las desinformaciones utilizaron muertes de personas para asegurar que se debieron a la vacunación. Un ejemplo de esto fue el video que circuló de una persona mayor que falleció tras aplicarse una vacuna; Aos Fatos verificó que es un video de hace 2 años de una mujer que se aplicó la vacuna contra la gripe H1N1, y falleció por un infarto no relacionado a la vacunación.

Otro ejemplo es la desinformación que circuló en Brasil sobre la supuesta muerte de un médico chino luego de vacunarse con CanSino. Sin embargo, Agencia Lupa verificó que el médico falleció a causa de la COVID-19 y no había recibido ninguna dosis de la vacuna contra el coronavirus. 

Por otro lado, hay desinformaciones que tergiversan datos y sacan de contexto a autoridades sanitarias con afirmaciones falsas y no centradas específicamente en un caso. Por ejemplo, con el titular: “Riesgo de morir por vacuna AstraZeneca mayor que por COVID” en el que sacaron de contexto a autoridades sanitarias de Noruega, verificado por Animal Político.

También el video que se viralizó sobre un pastor haciendo referencia a un ex jefe científico de Pfizer que supuestamente dijo que el objetivo de la vacunación era la despoblación masiva, verificado por Ecuador Chequea. O bien, el dicho que se le atribuyó a Mike Yadon, ex trabajador de Pfizer, en el que afirma que hay más probabilidades de que un niño muera por la vacuna que por COVID-19, verificado por Maldita.es.

Estas desinformaciones usan los nombres de figuras públicas y científicos, entre otros, para darle legitimidad a la desinformación y con ello, generar dudas y confusión.

Cómo circuló entre países la desinformación sobre las supuestas muertes.

Los primeros contenidos sobre muertes relacionadas con la vacunación comenzaron a circular el año pasado con los primeros voluntarios. Brasil fue el primer país en el que comenzaron a chequearse supuestos casos de muertes de voluntarios de los ensayos clínicos de la vacuna CoronaVac en China que no eran reales.

Sin embargo, a partir del inicio de la campaña por la vacunación masiva,  comenzaron a viralizarse distintas supuestas muertes de personas o falsas cifras sobre muertes de la población que había sido vacunada. 

España es el segundo país de la base de chequeos en el que se identificaron estas desinformaciones sobre diversos mensajes como que en Israel morían “40 veces más ancianos israelíes por las vacunas contra el coronavirus que por la propia COVID-19” (ver acá) o que ya se habían registrado 1.000 muertes en España luego de ser vacunados (ver acá), o revelando datos falsos de supuesta autopsia a una profesora (ver acá).

Luego le siguió en orden cronológico, Colombia donde se hizo viral un texto con afirmaciones sin evidencias de 3 figuras conocidas del movimiento antivacunas alertando que “el 30% de los vacunados morirán en pocos meses” (ver acá). Y Perú, con un post que chequeó el Verificador de La República, acerca de que “las vacunas son experimentales y los sanitarios que la apliquen pueden ser condenados a juicios por crímenes de guerra ya que las vacunas contra COVID-19 pueden causar daños y muertes”. Finalmente, se expandieron por México, Argentina y Bolivia.

¿Quiénes o qué grupos son los encargados de originar las desinformaciones?

Muchas de las desinformaciones que se viralizan son anónimas, es decir, no se conoce el usuario que la originó. Sin embargo, existen varios grupos, organizaciones y figuras que producen y difunden distintos contenidos desinformantes. 

Hay páginas o grupos de Facebook, blogs o portales de noticias que difunden desinformaciones sin verificar antes de publicar la nota. Es el caso de Tierra Pura, un portal que ha sido identificado como un desinformador, que difunde afirmaciones sin evidencia científica y contribuye a divulgar teorías conspirativas. O bien, grupos de Facebook como por ejemplo, “Yo no me vacuno” donde se comparten notas sin sustento científico.

También se encuentran médicos, comunicadores y políticos negacionistas que sostienen que las vacunas pueden ser mortales. Por ejemplo, el caso de Scott Jensen, médico y ex senador estatal, candidato republicano a la gobernación de Minnesota, Estados Unidos, que está en contra de la vacunación en niños ya que según sostiene los niños no tienen probabilidad de muerte por COVID-19 mientras que los vacunados sí, video que fue verificado por La Silla Vacía. También es el caso de distintos médicos osteópatas o biólogos/as del movimiento antivacunas.

En este repositorio creado por organizaciones de fact checking se puede encontrar información con más detalle quiénes son y los tópicos sobre lo que más desinforman.

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Fecha de publicación original: 20/11/2021

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Comentarios

  • Rosa A. Mingrino20 de noviembre de 2021 a las 1:07 pmHola para quienes no nos habíamos enteredado de estas noticias, ahora nis crea una duda, mi sobrina de 25 años se dio la 1er dosis con Astraseneca y no la pasó muy bien en relación a mi hermana y a mi, ahora esta tardando en darse la 2ds.dosis.
  • Liliana29 de junio de 2022 a las 6:50 pmMi mama,87 añosy mi papá 93, 1 dosis deModerna y 2 de AZ, con problemas respiratorios y renales. Mi mamá con diálisis, internada. Personas sanas (con los achaques propios de la edad) pero desde que se vacunaron con AZ disminuyó notablemente su calidad de vida
  • a21 de noviembre de 2022 a las 10:23 amchido

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