Una sola salud: la importancia de monitorear al virus causante de la COVID-19 en animales
- Durante la pandemia, científicos armaron una red en todo el país para detectar SARS-CoV-2 en animales domésticos y silvestres.
- Analizaron más de mil muestras y encontraron el genoma del virus en gatos, perros y hasta en un puma.
- Preocupa el establecimiento de reservorios de SARS-CoV-2 en animales silvestres, que pueden plantear riesgos para la salud.
David Di Lullo y Fernando Rivero trabajan en el Instituto Multidisciplinario de Salud, Tecnología y Desarrollo, en Villa El Zanjón, provincia de Santiago del Estero. En este instituto -que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Santiago del Estero- estaban investigando diferentes enfermedades causadas por microorganismos, como el Campylobacter, o parásitos, como el Trichomonas, en animales y humanos hasta que la irrupción de la pandemia de coronavirus a fines de 2019 los hizo reenfocar su actividad.
“Nos empezamos a hacer un montón de preguntas. La principal, que fue el puntapié inicial para idear el proyecto, era saber qué pasaba con los residuos patológicos y domiciliarios, si los animales podrían tener acceso a esos residuos y diseminar la enfermedad”, contó Di Lullo, que es veterinario. Al mismo tiempo, ya comenzaban a aparecer los primeros reportes de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE, por sus siglas en inglés) sobre animales domésticos infectados con SARS-CoV-2 luego de que sus dueños dieran COVID-19 positivo.
Aunque no eran especialistas en virología, decidieron aprovechar la experiencia en biología molecular y armar un proyecto multidisciplinario con la idea de conocer si diferentes tipos de animales podían infectarse con el virus SARS-CoV-2. “Nos tuvimos que adaptar para ver en que podíamos colaborar”, recordó Rivero, bioquímico. Para esto decidieron trabajar en conjunto con Nadia Fuentealba y Javier Panei, investigadores del Conicet y de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata.
El proyecto “Detección y caracterización molecular del SARS-CoV-2 en animales y vigilancia epidemiológica de posibles reservorios, amplificadores y/o transmisores del virus” fue seleccionado entre más de 900 iniciativas para recibir financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación en el marco de la Unidad Coronavirus que conformaron con el Ministerio de Ciencia de la Nación y el Conicet en marzo de 2020.
Gatos, perros y hasta un puma
A lo largo del proyecto, los investigadores de La Plata y Santiago del Estero analizaron cerca de mil muestras de todo el país y confirmaron la presencia del genoma de SARS-CoV-2 en diferentes animales. “Se armó una red en todo el país, nos empezaron a mandar muestras de todos lados y nosotros las procesamos”, sostuvo Rivero.
Por un lado, se detectó material genético del virus por PCR en tiempo real en un gato doméstico de la ciudad de La Plata. “Fue el primer gato positivo para SARS-CoV-2 detectado en la Argentina. Los felinos son unas de las especies más susceptibles a infectarse con el virus”, explicó Panei.
Por otro lado, en colaboración con un equipo de la Dirección de Bosques y Fauna de Santiago del Estero y el Consejo de Profesionales Médicos Veterinarios se logró identificar el virus en un puma concolor, lo cual representó el primer caso positivo para SARS-CoV-2 reportado en fauna autóctona. A esto se le sumó un tigre blanco adulto que vive en el Parque de la Biodiversidad, en Córdoba capital. En total, fueron 31 los animales en los que se detectó material genético del virus por PCR-RT entre gatos, perros, un tigre y un puma. Todos los resultados obtenidos fueron reportados a la OIE.
“Armamos un grupo de veterinarios voluntarios para participar del proyecto. Fuimos a las casas de las personas diagnosticadas con COVID-19, con los equipos de protección personal y realizamos un hisopado nasofaríngeo y rectal a las mascotas”, sostuvo Di Tullo. En algunos casos, también se extrae una muestra de sangre para la determinación de anticuerpos específicos. Para esto, trabajaron en colaboración con Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir, con el fin de adaptar el kit COVIDAR IgG a animales.
“También con la colaboración de Mariana Viegas, responsable del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica del SARS-CoV-2, logramos secuenciar el genoma viral en muestras de un perro y un puma de Santiago del Estero y un gato de La Plata”, sostuvo Riveiro, en referencia a los animales ya mencionados.
En la mayoría de los casos, las mascotas fueron asintomáticas. Solo se reportó un gato de Santiago del Estero con decaimiento y anorexia, otro de La Plata con estornudos y secreción nasal y uno de los perros de Santiago del Estero con tos, disnea y decaimiento.
Vale aclarar que la transmisión del SARS-CoV-2 se da mayoritariamente de los seres humanos a los animales domésticos y, sobre todo, en mascotas en contacto estrecho con sus cuidadores. “Hasta el momento, no está reportada la transmisión de animales domésticos hacía humanos”, manifestó Panei. Por eso es importante, cuando una persona tiene COVID-19, evitar el contacto con su mascota para evitar que se contagie.
En busca de respuestas sobre el origen del virus
Ana Bratanich es veterinaria y está a cargo del Área de Virología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires. Acostumbrada al diagnóstico molecular de varios virus en pequeños animales, con foco en el virus herpes, para ella también la irrupción de la pandemia de coronavirus significó rearmar su trabajo y ampliar su línea de investigación. Su proyecto “Una salud: identificación de la presencia de COVID-19 en animales domésticos y silvestres en 2 hotspots en Argentina” fue elegido en el marco de la Unidad Coronavirus y recibió financiamiento de la Agencia I+D+i.
“Nosotros nos focalizamos en murciélagos y animales de fauna. Detectamos secuencias de genomas de alfacoronavirus en una colonia de murciélagos en San Salvador de Jujuy, algo esperable de encontrar en la población de murciélagos. Pero la idea era ver si los animales que conviven con ellos tienen alguna variante de coronavirus que pudiéramos identificar que fuera el ‘hijo’ o ‘nieto’ de los coronavirus de murciélagos, reconocer a través de sus secuencias el grado de parentesco”, explicó Bratanich.
La información disponible actualmente sugiere que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal. Los datos de secuencia genética muestran que los parientes conocidos más cercanos del SARS-CoV-2 son coronavirus que circulan en poblaciones de murciélagos del género Rhinolophus. Sin embargo, hasta el momento, no se dispone de suficiente evidencia científica para explicar la vía de transmisión original a los humanos, que podría haber implicado un huésped intermedio, como el pangolín.
Estos eventos zoonóticos ya han sucedido en el pasado: el SARS-CoV-1, con la civeta, y el MERS-CoV, con el dromedario como especies intermedias, respectivamente. Por eso es tan importante estudiar qué variantes habitan en murciélagos y en especies que están en contacto con ellos para entender cómo se producen estos saltos de especie.
La importancia de la vigilancia epidemiológica
El concepto “Una sola salud” resume una idea conocida: la salud humana, la sanidad animal y la salud del medio ambiente están intrínsicamente conectadas y son interdependientes. La salud de uno afecta la salud de todos. Aunque por el momento no hay evidencia de que las infecciones de animales por SARS-CoV-2 tengan un impacto significativo en la salud humana, la sanidad animal o la biodiversidad, es necesario continuar realizando una adecuada vigilancia.
La mayor preocupación hoy es el establecimiento de reservorios de SARS-CoV-2 en animales silvestres, que pueden plantear riesgos para la salud. La primera señal de advertencia fueron los hallazgos de científicos en Dinamarca que sugieren que el virus del SARS-CoV-2, introducido en los visones a través del contacto con los seres humanos, estuvo evolucionando a través de mutaciones virales y se ha reintroducido en los seres humanos. En respuesta, más de 15 millones de visones fueron sacrificados en el país nórdico.
Otro caso notable es el de los ciervos en los Estados Unidos y Canadá, donde se ha detectado la infección de estos animales. El virus más actual ya tiene ciertas características de adaptación al ciervo, lo cual sugiere que está circulando activamente en estos animales.
“Al permitirle al virus multiplicarse en la naturaleza podes generar una variante con nuevas capacidades para infectar a los seres humanos. El humano está preparado e inmunizado para la variante que circuló entre los seres humanos, pero no para la que circuló entre los visones. Cuando vos haces monitoreo entendés mejor la biología del virus, cómo se comporta, qué necesita en su genoma para infectar a una especie u otra. Tenés que monitorear la naturaleza, en donde estos eventos tienen más chances de ocurrir, para saber dónde tenes reservorios”, explicó Bratanich.
Los científicos consultados para esta nota remarcaron que es muy importante contar con financiamiento y que se facilite la compra de reactivos e insumos para de esta forma poder realizar una adecuada vigilancia animal del coronavirus y prevenir la formación de nuevos reservorios. También participaron de la elaboración de una guía con recomendaciones sobre el manejo de fauna silvestre en el contexto de la pandemia y otra para la detección de SARS-CoV-2 en animales junto a los ministerios de Ciencia, Salud, Ambiente y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Esta nota recibió el primer premio en la categoría “Gráfica” del Concurso Federal de Periodismo Científico organizado por la Agencia I+D+i, y fue publicada originalmente en la plataforma Pulsar.
Fecha de publicación original: 28/01/2023
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