Lanzan un observatorio para monitorear las normas de contenido de Facebook, Twitter y YouTube

El Centro de Estudios en Libertad de Expresión (CELE), que depende de la Universidad de Palermo, lanzó hoy “Letra Chica”, un observatorio que monitorea las normas comunitarias que tienen plataformas tecnológicas como Facebook, Twitter y YouTube. Estas normas son las que establecen a los usuarios los lineamientos para la creación de cuentas, uso de material de terceros y difusión de contenidos, entre otros puntos.

“El uso de las redes sociales está mediado por las reglas que cada plataforma dispone para el comportamiento de sus usuarios en la comunidad, conocidas como normas comunitarias. Para la mayoría de las personas, las normas comunitarias suelen pasar desapercibidas o sólo existen cuando interfieren de alguna forma en la experiencia de uso. Es decir: se vuelven parte de la letra chica que nunca leen”, se destaca en la web de la iniciativa que cuenta con el apoyo de la organización colombiana Linterna Verde.

La iniciativa monitoreará cambios en las páginas “donde están consignadas las normas comunitarias de Facebook, Twitter y YouTube en inglés y español”; anuncios en los blogs oficiales (“allí se anuncian medidas que en algunas ocasiones no aparecen en las normas comunitarias e incluso se explica la motivación de ciertos cambios”); y actualizaciones recientes, actas del equipo del producto e informes de transparencia.

“Con este sitio, el CELE y Linterna Verde quieren hacer un aporte informado y técnico a la discusión sobre moderación de contenidos en internet, el que es tal vez el debate más importante sobre el ejercicio de la libertad de expresión en el entorno digital. Y lo queremos hacer desde la perspectiva del conocimiento y el contexto de nuestra región”, concluye la web de presentación del proyecto.

Ante la consulta de Chequeado, la directora del CELE, Agustina Del Campo, señaló: “Los términos y condiciones de servicio de las empresas de tecnología tienen una importancia fundamental para el debate público. Si bien empezaron siendo 2 o 3 reglas de mínima intervención, al estilo ‘no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan’, hoy en día son verdaderos códigos sofisticados. Y responden a presiones tanto de Estados como de usuarios. Poder seguir en tiempo real las modificaciones de esos términos y condiciones nos permite entender mejor causas y efectos, tanto lo que motivó los cambios como los posibles impactos de esos cambios sobre el resto del ecosistema”.