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Desinformación: cómo los grupos que atacan a minorías en redes sociales difundieron falsedades sobre COVID-19 en Guatemala

“No a la vacuna obligatoria para nadie”. “Vienen 200 mil dosis de vacuna rusa. Agüita con sal que le dicen”. “Los mismos que te venden el miedo te venden la cura. No les compres el miedo”. Estas son algunas de las publicaciones que Giovanni Fratti, columnista guatemalteco, ha hecho en su cuenta de Twitter, en la que sumaba a inicios de octubre de 2021 más de 24 mil seguidores.

Durante el último año y medio, Fratti ha compartido en sus redes sociales y en medios de comunicación su postura ante la pandemia de COVID-19: cuestiona las medidas del Gobierno de Guatemala para contener el virus; demanda, en pleno aumento de contagios, que niños y adolescentes estudien de manera presencial; rechaza algunas de las vacunas contra la COVID-19; y aboga por el derecho de la población a oponerse a la inmunización. Estas opiniones, generalmente, van acompañadas de desinformaciones y de datos que no están respaldados científicamente.

Esta estrategia no es nueva. Fratti ha generado y compartido bulos, información no verificada y denuncias falsas en sus redes sociales desde hace años. Algunas de estas publicaciones tienen elementos en común: desinforman sobre la lucha contra la corrupción, los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTBIQ+ y atacan a personas dedicadas a la defenderlo.

En su cuenta de Twitter también pueden leerse mensajes como estos: “#NOalMinisterioDeLaMujer Ese ministerio se volverá la cueva de feminazis y aborto”. “Quieren revivir la reforma agraria, legalizar el aborto y meter la ideología de género politizada a las escuelas públicas”. “Diputadas aliadas del asesinato de criaturas no nacidas y defensoras del aborto y matrimonio gay y agenda lbgti de extrema izquierda en el congreso, haciendo por supuesto apología del delito de aborto”.

El caso de Fratti no es el único en Guatemala. Fáctica, el proyecto de fact checking de Agencia Ocote, analizó las publicaciones de 102 cuentas de Twitter que en los últimos seis años han compartido o generado desinformación sobre derechos humanos y sobre la lucha contra la corrupción en Guatemala.

Se eligió esta red social (que en Guatemala tiene un aproximado de 570 mil usuarios) por la posibilidad de hacer análisis de su contenido (publicaciones, cuentas e interacciones), a diferencia de lo que ocurre con otras redes sociales, como Facebook, o plataformas de mensajería como Whatsapp o Telegram, en las que esta exploración se dificulta.

Se seleccionaron perfiles que cumplían al menos dos de estos criterios: ya han sido verificados por Fáctica o habían sido identificados por otros medios e investigaciones; han interactuado de manera constante con otros desinformadores; han tenido un alcance elevado (en función el número de seguidores y de la viralización de las publicaciones); o han compartido o generado desinformación que podría tener consecuencias graves en la población.

Después de revisar estos perfiles y su interacción entre ellos, se concluyó que 22 de ellos también han tuiteado y retuiteado información falsa, engañosa o sesgada sobre la COVID-19 durante el último año.

Esta dinámica no es única de Guatemala y se ha visto en otros países de la región. Desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, en redes sociales de todo el mundo han surgido cuentas y usuarios que desinforman sistemáticamente sobre falsas terapias, origen y propagación del virus y, más recientemente, sobre la efectividad de las vacunas (explorá aquí el especial “Desinformantes. Una herramienta contra los voceros de la mentira en la pandemia”).

En algunos países se ha analizado la relación de estas cuentas con perfiles que años atrás habían desinformado sobre temas relacionados con derechos humanos y que, en algunos casos, tienen una agenda conservadora.

Por ejemplo, en diciembre de 2020, esta serie investigativa de Ojo Público mostró cómo en Perú, la Argentina, Brasil, México y los Estados Unidos grupos ultraconservadores se aliaron con agrupaciones religiosas fundamentalistas y negacionistas de la pandemia para difundir sus agendas contra los derechos humanos y desinformar.

Uno de los grupos identificados es “Médicos por la verdad”, una organización internacional ultraconservadora nacida en Alemania que promueve falsas curas contra la COVID-19, llama a no usar mascarillas y niega la pandemia. Estos grupos se aprovechan del temor y la incertidumbre de las personas para esparcir su discurso (quizás te interesa leer: “El entramado internacional de médicos por la verdad”).

Net centers y desinformación

En mayo de 2019, cuatro meses después de ser disuelta, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) elaboró un informe titulado “Bots, net centers y combate a la impunidad”.

La CICIG fue una comisión creada en 2006, a partir de un acuerdo entre el Gobierno de Guatemala y la Organización de Naciones Unidas (ONU). Las investigaciones conjuntas entre la CICIG y el Ministerio Público de Guatemala desmantelaron estructuras de corrupción y lograron abrir procesos penales y llevar a prisión a funcionarios, como el expresidente Otto Pérez Molina y parte de su gabinete.

En septiembre de 2018, el ahora expresidente Jimmy Morales (cuyo hermano e hijo fueron investigados por la CICIG), decidió no prorrogar el acuerdo de la Comisión, que terminó su período un año después, en septiembre de 2019.

En el informe sobre bots y net centers, la CICIG describió cómo los grupos afectados por sus investigaciones habían utilizado las redes sociales para confrontar la lucha anticorrupción y difundir desinformaciones. Desde 2015, estas cuentas se habían opuesto al movimiento contra la corrupción en Guatemala.

Imagen incluida en el informe de la CICIG como uno de los ejemplos de discurso de odio.

En el informe se describe cómo políticos, figuras públicas reconocidas y cuentas falsas constituidas en los denominados net centers generaban discursos y narrativas que procuraban desinformar sobre las acciones en contra de la impunidad que desarrollaba la Comisión. La CICIG define a los net centers como cuentas de redes sociales conectadas directa o indirectamente, de forma física o virtual, que pueden corresponder a personas e instituciones reales, falsas, o ficticias e, incluso, a usuarios con nombres y fotografías robados de personas reales.

El periodista guatemalteco Luis Assardo, analista de redes sociales, completa esta definición. Assardo explicó a Agencia Ocote que, en 2018, después de que Facebook, Instagram y Twitter eliminaran millones de cuentas dedicadas a desinformar, en Guatemala, ciertos grupos, en ocasiones con intereses definidos, comenzaron a reclutar a personajes públicos que tenían una agenda similar, generalmente conservadora.

Los mensajes que emitían estos personajes a través de redes sociales, asegura, empezaron a ser replicados por cuentas anónimas creadas con este fin: los net centers. “Estas cuentas hacen bulto porque asumen que mientras más seguidores tengan, mejor será la ejecución de la estrategia”, dice. A su vez, personas reconocidas comenzaron a replicar los mensajes de las cuentas anónimas. Aunque muchas de las cuentas no tenían una personalidad clara o una ideología definida, en varias se identificó que tenían un pensamiento conservador o de derecha (por los mensajes que compartían o porque son personas públicas que se han definido bajo esta línea).

“Por eso cuesta mucho identificar cuáles son cuentas reales, anónimas o de net centers”, concluye Assardo. La diferencia está en que un net center es un servicio pagado, afirma, mientras que otras cuentas que coinciden en temáticas o en momentos no necesariamente tienen detrás una contratación.

Algunos de estos usuarios han sido recogidos en investigaciones periodísticas, como este reportaje publicado en la revista Contrapoder en el que se reveló que Marvin Palacios, uno de los asesores del expresidente Jimmy Morales estaba detrás de la cuenta @DictaLord, a través de la que se atacaba a quienes cuestionaban al Gobierno.

Otro ejemplo es la investigación “Así se fabricó el #JimmySeQueda: el netcenter de @rodrigopolo, @rmendezruiz y @pirulismo”, del medio de comunicación Nómada, en la que se reveló la estrategia detrás de estos grupos.

Para seleccionar las cuentas a analizar para este reportaje, se tomó como base el informe elaborado por la CICIG, los artículos publicados en medios de comunicación y las verificaciones realizadas durante la pandemia en Fáctica, el proyecto de verificación y detección de bulos de Agencia Ocote.

A partir de esta información se elaboró una tabla de datos, en la que se incluyeron los nombres de las cuentas. Con el apoyo de Esteban Villa-Turek Arbeláez, analista de datos que trabajó con la alianza de verificadores Latam Chequea para identificar patrones de desinformación durante la pandemia, se realizó un análisis de las publicaciones de estas cuentas. Para ello, Villa-Turek construyó otra tabla de datos con más de 5 mil tuits publicados entre diciembre de 2014 -la fecha más antigua que se identificó- y junio de 2021.

Esto sirvió para identificar qué mensajes han difundido estas cuentas, analizar cómo interactúan entre sí a través de retuits y respuestas y conocer cuáles de las 102 cuentas que desinforman sobre derechos humanos y tienen un discurso ultraconservador también han difundido mensajes negacionistas de la pandemia, se han opuesto a las medidas sanitarias y a las vacunas y han compartido desinformación sobre terapias y efectos de la COVID-19.

Para hacer el análisis se revisó el contenido de las publicaciones de estas cuentas en los últimos meses y se buscaron palabras clave, como “covid”, “vacunas” “pandemia”, “plandemia”, “encierro”, “confinamiento”, “ivermectina”, “mascarilla” y “bozal”.
La exploración de algunos de estos usuarios se dificultó, ya que sus cuentas fueron eliminadas en los últimos años.

Las cuentas identificadas

Como se mencionó, una de las cuentas analizadas fue la del columnista Giovanni Fratti, columnista de un diario gratuito guatemalteco y con participación en diferentes medios en los últimos años.

En 2015, Fratti fue candidato a diputado por Viva, un partido que ha impulsado una agenda conservadora en el Congreso de la República. El grupo parlamentario ha promovido una iniciativa de ley que pretende penalizar los abortos espontáneos y quitar derechos a la población LGTBIQ+ y se ha opuesto abiertamente a iniciativas que buscaban proteger a niñas víctimas de violencia sexual.

En los últimos meses, en su perfil de Twitter, Fratti ha promovido la apertura de los centros educativos y la activación de la economía, a pesar de que las políticas de salud no han contenido los contagios de la pandemia, lo que ha llevado a un desborde hospitalario.

Fratti utiliza un discurso de defensa de las libertades individuales y omite la información científica que se toma como base para implementar las políticas sanitarias que buscan reducir el impacto de la pandemia y en las que prevalece el bien común.

El columnista también ha asegurado engañosamente que en Guatemala se busca que la vacuna sea obligatoria y ha difundido información falsa sobre su efectividad.

Agencia Ocote trató de comunicarse con Fratti por vía telefónica, pero no respondió las llamadas y los mensajes enviados.

Para Maru Luarca, publicista y mercadóloga, hay cuentas que buscan presionar al Gobierno de Guatemala y a otras instancias públicas y privadas para obtener beneficios concretos. Luarca ilustra esta hipótesis con el reclamo de usuarios como Fratti, que exigen que el Ministerio de Educación de Guatemala autorice la apertura de los colegios privados para retomar las clases presenciales. Como parte de los argumentos para respaldar su punto de vista, ha hecho publicaciones en las que en ocasiones desinforma, comparte datos sin verificar y cuestiona la gravedad de la pandemia de COVID-19 en niños y adolescentes.

En uno de los videos que subió a su cuenta de Twitter en mayo de 2021, Fratti entrevista a un hombre de apellido Llarena, que asegura ser doctor y que afirma que “no hay contagios en los colegios”.

Aunque en varios países se ha demostrado que las escuelas no han sido un especial foco de contagio, siempre que se tomen las medidas necesarias, un estudio publicado en The Lancet en marzo de 2021 destacó que “la reapertura de la escuela sin una sólida mitigación del COVID-19 corre el riesgo de acelerar la pandemia”. En Guatemala, los contagios se han descontrolado y los pediatras han alertado de la gravedad de la enfermedad en menores de edad que se contagiaron con las variantes delta y lambda.

Esta dinámica también fue identificada en el usuario anónimo @WTFK_. La cuenta fue creada en diciembre de 2013 y tiene 601 seguidores. En su perfil se encuentran principalmente publicaciones, réplicas y citas de tuits que aluden a que las vacunas contra la COVID-19 no son efectivas y que desvirtúan información verificada científicamente. Por ejemplo, el 20 de julio último aseguró que las vacunas provocan abortos.

El 4 de mayo de 2021, había publicado un tuit en el que aseguraba, sin indicar la fuente, que en Israel habían prohibido a estudiantes entrar a un examen si no tenían un pasaporte de inmunización. @micheleconunaL, otra de las cuentas analizadas por Agencia Ocote, respondió a este tuit asegurando que el Ministerio de Educación en Guatemala estaba obligando a maestros de colegios privados a vacunarse, lo cual es falso.

Otro usuario que respondió al tuit de @WTFK_ fue @Tio_Politico, una cuenta anónima creada en septiembre de 2018. Este usuario también emite mensajes en los que desinforma sobre temas que tienen respaldo científico. Por ejemplo, el 21 de julio de 2021, cuestionó la eficacia de las pruebas PCR y de las medidas contra la COVID-19.

El objetivo de este tipo de cuentas, según evalúa Luarca, es sumar adeptos de algunos nichos. En estos casos, por ejemplo, es posible que atraigan la atención de padres de familia preocupados porque sus hijos no asisten a clases presenciales. Estas personas podrían empezar a seguir a estas cuentas y después recibir otro tipo de desinformaciones sobre otros temas.

El analista independiente Renzo Rosal considera que “hay un carácter ideológico de derecha desde donde emanan esas corrientes de desinformación”. La derecha, dice, busca fortalecer su pensamiento a través de la desinformación y establecer una “agenda anticambio”.

“Cuestionan la eficacia de las vacunas o la enfermedad para instalar narrativas y se aprovechan de que la gente no contrasta la veracidad de los hechos”, asegura el politólogo.

Para Claudia Samayoa, directora de la Unidad de Protección para Defensoras y Defensores de Derechos Humanos (Udefegua), estos grupos utilizan una narrativa conservadora y tradicional para penetrar más fácilmente en la sociedad guatemalteca.

Otro de los usuarios identificados por Agencia Ocote (y cuyas publicaciones comparten las cuentas mencionadas anteriormente) es Rodrigo Polo. Polo es seguido en Twitter por más de 4 mil usuarios y en Facebook por más de 25 mil personas. Se ha identificado públicamente como software engineer y como periodista independiente. Produce videos en su canal de YouTube, que cuenta con 50 mil suscriptores, a quienes comparte información falsa y engañosa sobre la COVID-19 y sobre temas como derechos humanos o corrupción.

En su perfil de Twitter y en Facebook suele reproducir bulos emitidos en otros países. Por ejemplo, desestima el uso de la mascarilla para prevenir el contagio directo del virus, rechaza las vacunas aprobadas y exhorta al uso de medicamentos para tratar la enfermedad, a pesar de que estos no estén recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (lee: “Es falso que todas las pruebas PCR salen con falsos positivos, como dice Rodrigo Polo”).

Desde 2016, Polo ha recurrido a las redes sociales para diseminar mensajes falsos o engañosos en contra de opositores, periodistas independientes y activistas de derechos humanos y sus videos han servido como caja de resonancia de la narrativa gubernamental durante el Gobierno de Jimmy Morales.

Aunque suele sostener que argumenta sus publicaciones con hechos, las fuentes que utiliza no siempre tienen fundamento científico o tergiversa los datos. Por ejemplo, ha criminalizado a algunos activistas de oposición por tener contratos con alguna entidad estatal registrada en el portal de transparencia del Estado, Guatecompras, aunque esa contratación careciera de anomalías.

Agencia Ocote se comunicó vía telefónica con Polo para consultarle acerca de las desinformaciones que ha difundido. Él reiteró que tiene fuentes que respaldan sus argumentos e insistió en varias de las falsedades que ha publicado en sus redes: aseguró que existe una conspiración en el manejo de la pandemia, que las medidas para evitar el contagio no tienen resultados y que las mascarillas y pruebas PCR no sirven.

Según él mismo ha señalado, sus cuentas de Twitter y Facebook han sido cerradas en varias ocasiones por incumplir las reglas de la red social con sus declaraciones y discursos. Además, solo en 2017, Udefegua registró seis denuncias en su contra por difamación e intimidaciones a periodistas y defensores de derechos humanos.

Otra usuaria que emite mensajes con información sesgada, falsa o engañosa sobre la pandemia es la periodista Roxana Orantes Córdova, con casi 1.900 seguidores en su cuenta de Twitter, en la que expresa sus opiniones y replica mensajes poco precisos o falsos. En estos meses, la usuaria ha cuestionado la eficacia de las vacunas contra la COVID-19 y ha asegurado que el fármaco es innecesario.

Se buscó comunicación con Orantes, pero la periodista no respondió los mensajes enviados por mensaje directo a su cuenta de Twitter.

Orantes es reportera y redactora del medio llamado Perspectiva, con casi 10 mil seguidores en Twitter. En Perspectiva, Orantes ha publicado notas acerca de la pandemia. Por ejemplo, en una publicación del 21 de julio último titulada “Pfizer llega en medio de la polémica entre “vacunistas” y “antivacunas””, destaca que la vacunación es un experimento mundial y omite que cada fármaco autorizado pasa por un proceso de fases de ensayos previo a salir al mercado.

Además, en esta nota, presenta la opinión de Alfredo García identificado como médico en el texto, quien minimiza la saturación de los hospitales nacionales en Guatemala, a pesar del aumento de los contagios y las muertes, que implicaron que el Gobierno declarara un nuevo estado de calamidad el 14 de agosto último.

En ese espacio, la periodista también ha publicado notas informativas afines a los grupos de poder acusados de corrupción. Por ejemplo, en una nota titulada “Exilio reúne a prófuga con campeón anticorrupción”, Orantes señala a la exfiscal Thelma Aldana de estar fuera de Guatemala mientras tiene procesos legales abiertos, aunque omite las anomalías señaladas en los casos y que Aldana cuenta con asilo político en los Estados Unidos.

Para sostener esto, la periodista recoge el análisis de los abogados Giovanni Fratti, Amanda Santizo y Rolando Alvarado. Los tres están ligados a círculos de poder político señalados y acusados de delitos asociados con la corrupción. Fratti y Santizo también han desinformado sobre COVID-19 en redes sociales.

La abogada Amanda Santizo creó su cuenta en febrero de 2014 y la siguen 3.423 usuarios. Varias de sus publicaciones están centradas en los derechos individuales que, según indica, fueron perjudicados por las medidas restrictivas del Gobierno de Guatemala.

La abogada reitera una narrativa de que el Gobierno no está facultado para imponer restricciones y lo define como un acto “inconstitucional”. Sin embargo, la Ley de Orden Público establece que el Presidente de la República y su consejo de ministros pueden restringir garantías constitucionales en caso de crisis excepcionales que pongan en riesgo al país o a un territorio.

Agencia Ocote consultó a Santizo acerca de estas publicaciones. La abogada insistió en que considera inconstitucional restringir libertades a través de la Ley de Orden Público, aunque no profundizó en el fundamento de sus declaraciones.

Ilustraciones: Alina Najlis y Santiago Quintero.

Los vínculos

Las 22 cuentas que desinforman sobre COVID-19 analizadas por Agencia Ocote tienen varios elementos en común. Después de analizar las publicaciones de los usuarios en los últimos años, se identificó que tienen una narrativa conservadora y replican mensajes en contra de los derechos humanos, de la comunidad LGTBIQ+ y de las mujeres.

Por ejemplo, Fratti ha realizado publicaciones en las que cuestiona que el Gobierno busca adoctrinar a niños con una supuesta “ideología de género” porque, según dice, el Ministerio de Educación publicó unas guías docentes para educar en igualdad.

Otro ejemplo, es esta respuesta de @WTF_ a una publicación en la que Fratti celebra el fin del mandato de la CICIG:

Además, varias de las cuentas están vinculadas entre sí. A través de las aplicaciones Mentionmapp y Socioviz (herramientas utilizadas para el análisis de datos estadísticos de cuentas redes sociales) , la publicista Maru Luarca analizó para este reportaje las interacciones que tuvieron estas 22 cuentas entre el 7 y el 14 de agosto de 2021. Luarca concluyó que varios de los usuarios habían dialogado, se habían retuiteado mutuamente y habían citado sus tuits.

Por ejemplo, en la segunda semana de agosto, la usuaria @micheleconunaL interactuó con @WTF_, @Tio_Político y Roxana Orantes. Además, tuvo contacto con cuentas que a su vez dialogaron y validaron el discurso de otros de los 22 usuarios y con algunos de los 102 perfiles y cuentas anónimas que desinforman en temas relacionados con derechos humanos, como Giovanni Fratti, @laviejita34, @EdinPonce, @NetBendicion o @deleanemely.

En esa semana, el usuario @Tio_Politico interactuó con Roxana Orantes, @WTFK_ y @EdinPonce, y con otras cuentas que han dialogado, a su vez, con @RaulFalla31, @culito_bravo, @Roberto71003638 y @deleanemely, todos incluidos en la base de datos de los 102 usuarios con discursos tradicionales y conservadores, que desinforman sobre derechos humanos.

El control del discurso

Algunas de las cuentas analizadas manejan un discurso hostil. Por ejemplo, la cuenta anónima identificada como @BerenDagor ha atacado y amenazado a funcionarios y periodistas. También ha replicado y generado desinformación sobre la pandemia y define a las personas que se vacunan como “conejillos de Indias”.

Este usuario utiliza además términos similares al discurso contrainsurgente durante el conflicto armado interno de Guatemala, que duró de 1960 a 1996. Por ejemplo, habla del “carrito de helados” o de la “panel blanca” en alusión a los mecanismos de espionaje y desaparición forzada utilizados por el Estado en esa época.

“No estamos viendo una táctica distinta, es la misma. Se trata de generar desinformación que pueda distorsionar una visión de la realidad y cambiar las voluntades”, dice Claudia Samayoa.

Samayoa compara la estrategia actual por medio de las redes sociales con la que se llevaba a cabo durante las operaciones psicológicas utilizadas durante la guerra en Guatemala. La operación sirve sobre la base de acumulación, dice Samayoa. “No se limita a publicar un mensaje hoy, sino que se acumulan esos mensajes de fondo”, define.

De acuerdo con Iago Moreno, sociólogo de la Universidad de Cambridge especializado en redes sociales, hay una dinámica que se comparte a nivel global: ciertos grupos que desinforman buscan apropiarse del espacio digital para imponer una agenda a través del miedo, el acoso, la desinformación y las amenazas.

“Cuando se dieron cuenta de que no podían censurar estos espacios virtuales por la presión internacional de derechos humanos, su salida es intoxicar las plataformas con desinformación y ataques”, concluye Moreno.

Además, añade Luarca, “estas cuentas se perciben como trenes paralelos, que se cruzan de vez en cuando, pero no necesariamente son parte del mismo pacto, o ese pacto no es tan sólido como pensamos. Se convierten en grupos de presión cuando ven sus intereses propios desfavorecidos”.

Fecha de publicación original: 22/10/2021

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