No sólo lo decimos, lo probamos: el fact checking funciona
No importa si estamos en la Argentina, en Brasil, en los Estados Unidos, en Filipinas, en India, en Sudáfrica, en Turquía, en España o en el Reino Unido. A los chequeadores de todo el mundo suelen hacernos las mismas críticas. Las preguntas que se repiten en distintos idiomas -con mejores y peores modales y con más o menos ironía-, son esencialmente dos: ¿sirve para algo lo que hacen (si el fenómeno de la desinformación parece cada día peor)? y ¿son realmente ecuánimes?
Impacto e independencia -o autonomía- aparecen una y otra vez cuando se habla del crecimiento y expansión del fact checking en el mundo, pero no abunda la investigación al respecto, especialmente fuera de los Estados Unidos y ciertos países de Europa.
En Chequeado, la primera organización dedicada a verificar el discurso público de la Argentina, América Latina y un país del sur del mundo, nos hacemos esas preguntas desde que empezamos nuestro trabajo en 2010. Teníamos indicios y casuística por doquier que nos hacía ser optimistas y persistir en nuestra tarea. Pero, como no nos parece adecuado reclamar a los demás algo diferente a lo que nos exigimos a nosotros mismos, decidimos invertir para que investigadores independientes respondieran esas preguntas con data y evidencia.
Cuando hace dos años encargamos a los doctores Ernesto Calvo (Universidad de Maryland) y Natalia Aruguete (Universidad de Quilmes) que midieran el impacto y el rol de Chequeado durante la campaña de las elecciones presidenciales de 2019 con la metodología que ellos consideraran más adecuada, nos tiramos a la pileta y asumimos un riesgo. Ellos publicarían los resultados de su trabajo, diera como diera (y, antes, no se habían mostrado particularmente adeptos al chequeo).
“¿Por qué hacemos esto, qué pasa si da mal?”, preguntaban algunos miembros del equipo de Chequeado. “¿Qué pasa si aunque pensamos que somos equilibrados y tratamos a todos con la misma vara, los datos nos muestran que no es así?”, agregaban otros. Para mí, la respuesta era una: “Si nos da mal, cambiaremos. Mejor saberlo y no tirar nuestro tiempo y la plata de muchos”. Nos dio bien. Hoy no sólo decimos que el fact checking funciona, sino que lo probamos (y tenemos datos para mostrar y convencer aún a los más incrédulos).
Según los resultados de la investigación que presentamos resumida hoy y que, esperamos, en algún tiempo se publicará en un paper más extenso, la gente no cambia necesariamente de opinión, pero cambia su comportamiento cuando Chequeado señala que algo es falso. Básicamente, nuestra intervención reduce el incentivo para compartir contenido desinformante o alejado de la evidencia.
Y no sólo eso. Además, según las conclusiones de Calvo y Aruguete, eso pasó en la campaña de 2019 de manera similar en ambos lados de la grieta vernácula. Es decir que tanto partidarios del Frente de Todos como de Juntos por el Cambio reaccionaban parecido ante las publicaciones de Chequeado. Fuimos una fuente legítima para los dos principales partidos de la última disputa electoral en la Argentina.
Los hallazgos no incluyen sólo buenas noticias para los chequeadores, sino que también aportan varios puntos con oportunidades de mejora si queremos aumentar nuestro impacto. Por ejemplo, ponen en evidencia que las “calificaciones intermedias” (como engañoso) suelen generar el mismo tipo de reacciones que el “falso”, que la gente prefiere compartir un contenido de Chequeado calificado como “Verdadero” antes que uno con la etiqueta de “Falso” y que cada vez que le señalamos a alguien que algo no es como pensó, su valoración sobre nuestra marca u organización se reduce.
La investigación supuso una encuesta nacional y representativa realizada a 2.040 personas que incluyó tres módulos y cinco experimentos, el análisis de la actividad en Twitter alrededor de las publicaciones de Chequeado y los temas de los chequeos entre septiembre y diciembre de 2019, y el análisis de consumo y viralización de todo lo publicado en las redes sociales de Chequeado entre junio y diciembre de 2019. Pensamos que hacer públicos los resultados es un aporte de cara a la campaña legislativa de 2021.
Chequeado en Argentina. Fact checking y la propagación de noticias falsas en redes sociales.
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