¿Un plan basado en el cooperativismo?

Para combatir el uso como instrumentos para flexibilizar las condiciones laborales y no actuar como intermediarios convencionales para puestos de trabajo, los miembros de la Organización Internacional de las Cooperativas de Producción Industrial, Artesanal o de Servicios (CICOPA, por sus siglas en inglés) establecieron en 2005 la “Declaración Mundial sobre Cooperativismo de Trabajo Asociado”. El objetivo era definir las características básicas y las reglas de funcionamiento interno para que una cooperativa de trabajo sea considerada como tal.

“(Las cooperativas) tienen como objetivo crear y mantener puestos de trabajo sustentables (…), dignificar el trabajo humano, permitir la autogestión democrática de los trabajadores y promover el desarrollo comunitario y local”, señala el punto 1 del texto. Según indicó a Chequeado.com Nadia Tapia, responsable del proyecto sobre información estadística del Plan Argentina Trabaja, esto no se cumple: “Indirectamente el Estado delega la ejecución de las obras públicas en las cooperativas con sueldos bajos. Además, la mayoría de ellas fueron creadas específicamente para el programa con personas que no se conocían, evitando el principio de trabajo solidario”.

El punto 4 de los caracteres básicos también señala que “la relación del asociado trabajador con su cooperativa debe ser considerada como distinta a la del trabajo asalariado dependiente convencional”. Sin embargo, como señala el investigador del Centro de Investigaciones de la Economía Social (CIESO), Gustavo Bertolini, en su trabajo “¿Cooperativas sin cooperativismo?”, el Plan Argentina Trabaja presenta una relación laboral encubierta más que un modelo de trabajo asociado por autogestión, ya que “es el Ente Ejecutor Estatal el que les paga los ‘anticipos a cuenta de excedentes’ como si fuera un ‘sueldo’, les provee las herramientas de trabajo, les indica si deben tener capataces o profesionales y controla las inasistencias para decidir quién continúa como asociado y quién no.”