Naidenoff: “El 67% de los chicos que son explotados, son explotados o trabajan en el hogar, o están bajo la dependencia de un familiar”
“El 67% de los chicos que son explotados, son explotados, de alguna manera, o trabajan en el hogar, o están bajo la dependencia de un familiar y el 33% lo hace por propia cuenta”, afirmó en una entrevista el senador Luis Naidenoff (UCR). El legislador por Formosa utilizó este dato para criticar que la Ley 26.847, sancionada en marzo de 2013, sólo persiga y establezca una pena para los terceros que se aprovecharan económicamente de un niño o niña, pero no para sus padres o tutores.
El cálculo mencionado por el senador tiene errores metodológicos y está desactualizado. En primer lugar, no todos los niños y niñas que realizan trabajo infantil ayudando a sus padres o familiares se encuentran en situaciones de explotación; luego, su cálculo se refiere a datos de 2004 y, por último, incluye en su porcentaje a los niños y niñas que trabajan ayudando a sus padres, pero también a los que lo hacen para un patrón, empleadores a los que la última ley sí penaliza.
Según el Módulo sobre Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (MANNyA), incorporado en la Encuesta Anual a Hogares Urbanos del INDEC del tercer trimestre de 2012, el 57,6% de los niños y niñas de 5 a 13 años contestó que trabaja “ayudando a los padres u otros familiares”, mientras que en los adolescentes de 14 a 17 años ese porcentaje disminuye al 43,2 por ciento.
Si se suman ambos grupos etarios, los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que realizaron tareas ayudando a sus padres o familares como su principal ocupación son el 48% del total. El resto trabaja para un patrón o por su propia cuenta.
Los resultados del estudio citado fueron presentados por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en febrero de 2013, y cuando se trató la Ley 26.847 ya se encontraban disponibles. También existen datos anteriores al respecto.
La Encuesta Nacional de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA), elaborada por el Ministerio de Trabajo y el INDEC en 2004, informa que el 60,6% de los niños y niñas de 5 a 13 años trabajaban “ayudando a sus padres u otros familiares”, y que el 6,1% lo hacía “para un patrón”.
A este 67% se refirió Naidenoff en su afirmación, pero su cálculo tiene un error: incluyó en ese porcentaje a los niños y niñas que trabajan para un patrón, es decir un tercero. Estos actores pueden recibir penas de uno a cuatro años cuando se aprovechen de un niño o niña económicamente, de acuerdo con la nueva ley vigente.
En la Argentina, a partir de la sanción de la Ley 26.390, en 2008, la legislación prohíbe el trabajo de los niños, niñas y adolescentes que sean menores de 16 años, y fija regulaciones específicas para aquellos niños de 16 a 18 años. Este segundo grupo (los que tienen entre 14 y 17 años) no fue incluido en el cálculo de Naidenoff y, según la EANNA, el 42,1% realizaba tareas para sus padres o familiares, el 28,9% por propia cuenta, y el 27,6% para un patrón.
Resulta importante señalar que los datos de 2004 no son comparables con los de 2012, ya que la primera encuesta incluyó el sector rural y la segunda no, entre otras diferencias metodológicas.
¿Explotación o no?
Como se indicó anteriormente, la mayoría de los niños, niñas y adolescentes menores de 16 años que trabajan en la Argentina en el sector urbano lo hacen ayudando a sus padres o familiares. Sin embargo, no todos los que trabajan se encuentran en situaciones de explotación.
Guillermo Dema, especialista regional en empleo juvenil y trabajo infantil de la OIT, explicó a Chequeado.com que “la diferencia está en la intensidad, es decir, el número de horas y el tipo de trabajo que realizan”, y agregó que “cuando el trabajo supera las 20 horas semanales y se da en condiciones de peligrosidad, por mucho que estén ayudando a sus propios padres, se puede hablar de explotación”.
El MANNyA de 2012 señala que el 83% de los niños y niñas de entre 5 y 13 años que trabajan, le dedicaron a su empleo menos de 10 horas semanales. En los adolescentes de entre 14 y 17 años, esa proporción se reduce al 51 por ciento.
Por su parte, el especialista en Monitoreo y Evaluación de UNICEF Argentina Sebastián Waisgrais reconoció que hay una fracción de niños que desarrollan actividades laborales como el cartoneo o la venta en la vía pública en condiciones de explotación, pero aclaró que “en las categorías de ingresos que superan la línea de pobreza, una forma de organización laboral muy extendida son los negocios familiares donde participan activamente los niños y adolescentes produciendo transferencias hacia los padres u otros familiares”.
“La ‘ayuda en un negocio, taller o finca’ es una actividad laboral que está presente en todas las categorías de ingresos, incluyendo hogares que no están situados en la pobreza”, concluyó Waisgrais.
Fecha de publicación original: 05/09/2013
Comentarios
Si el legislador le pifió con la estadística no cambia nada.
La cuestión que en la nota no se discute es si un menor debe laburar o no. que es la pregunta incial a cualquier estadística y esto ocurre por que se acepta que los menores trabajen.
Ademas definir la explotación por la cantidad de horas en pleno siglo XXI es doblemente temerraio.
Pero aquí entra a jugar la rentabilidad capitalista o la profundidad del negocio.
Supongamos un niño cartonero que ayude dos horas y un potencial crac de futbol que entrene, sí entrena, varias horas mas, ¿que es explotación y que no ?.
Alguien dijo por ahí: el único trabajo de un niño es jugar y estudiar lo demás es explotación .
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