Solanas: “Ningún acuerdo de precios ha parado la inflación”
“Ningún acuerdo de precios ha parado la inflación, es algo bastante más complejo”, expresó Fernando “Pino” Solanas, senador nacional y presidente de UNEN. Las declaraciones se vinculan con el plan Precios Cuidados, lanzado a principios del año, que se define como un “compromiso asumido por el gobierno nacional, los supermercados, los distribuidores y sus principales proveedores para una administración de precios flexibles durante todo 2014”. Es decir, no está incluida la parte sindical.
A diferencia del congelamiento llevado adelante el año pasado, las partes firmaron convenios para el abastecimiento de los productos y de los precios listados, y los modelos de convenios se publicaron en el Boletín Oficial.
No hay consenso sobre la eficacia de estas medidas. En el país hubo varios y diferentes acuerdos. Algunos fracasaron y otros, tuvieron cierto éxito, aunque durante períodos limitados. Los especialistas destacan que puede ser un elemento útil dentro de un conjunto de políticas que permitan controlar la inflación.
En 1952, en el marco del Segundo Plan Quinquenal, Juan Domingo Perón lanzó un Plan de Estabilización para reducir la inflación y recuperar el saldo positivo en la balanza comercial. Así, se creó la Comisión Nacional de Precios y Salarios, se dispuso el control de precios y se extendió la duración de los convenios colectivos de trabajo.
“Se ligaban, además, los aumentos en las remuneraciones con los incrementos en la productividad del trabajo, se practicaba una política de contención del gasto público y se estimulaban la producción y las exportaciones agropecuarias, y la inversión extranjera”, detalla el historiador y economista Mario Rapoport, en su libro “Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003)”.
Para Rapoport, no sólo se pudo contener rápidamente la inflación, sino también reducir la deuda pública. “La adhesión al gobierno por parte de los sindicatos, y la de los trabajadores en general, explica en gran medida el éxito del Plan”, considera.
En cambio, el historiador británico especializado en historia política argentina, David Rock, coincide en la existencia de logros, aunque los matiza: “El Plan Quinquenal de 1952 tuvo sólo un éxito parcial y de corta vida. Durante un breve periodo frenó la inflación, restauró la balanza de pagos y estimuló un moderado índice de crecimiento. Pero no logró resucitar la agricultura”, repasa en su libro Argentina. 1516-1987”
Carlos Leyba, subsecretario general del Ministerio de Economía y vicepresidente ejecutivo del Instituto Nacional de Planificación Económica (INPE) durante la tercera presidencia de Perón, consideró que “un sistema de control de precios implica un compromiso de los sectores empresarios, de los sindicales y del aparato político a los fines de poder administrar. No es que los controles de precios sean imposibles ni necesariamente estén llamados a fracasar. Lo que fracasa siempre es la falta de una política global, pensada a largo plazo y basada en un consenso”.
Como ejemplo, Leyba mencionó lo que consideró la única vez que se instaló un sistema de concertación de precios y salarios, durante la Presidencia de Héctor Cámpora. “El acuerdo logró una estabilización de precios muy exitosa y sin desabastecimiento hasta diciembre del año 73, cuando se produjo la crisis del petróleo. El asesinato de (José Ignacio) Rucci debilitó el liderazgo sindical del acuerdo. La muerte de Perón debilitó el liderazgo político”, explicó.
El acuerdo de Cámpora y el ministro de Economía, José Ber Gelbard, proponía un Pacto Social entre los empresarios (CGE, parte de la UIA), los trabajadores (CGT) y el propio gobierno. “Los sindicatos, a cambio de un gran aumento salarial inicial, convendrían en postergar las negociaciones colectivas durante un periodo de dos años; y prevalecerían los controles de precios, dejando que los beneficios aumentasen con la expansión de la demanda”, menciona Rock.
Tanto el historiador británico como Rapoport coinciden en los éxitos iniciales de este Pacto. Rock señala un descenso de la inflación al 17% para fines de 1973, cuando según Rapoport en 1972 había sido del 61 por ciento. Para este último, hasta la crisis petrolera y la muerte de Perón hubo “estabilidad de precios, al tiempo que mejoraron notoriamente las cuentas externas y se produjo un significativo crecimiento económico”. Luego, el Pacto estalló y volvió a crecer la inflación.
José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía durante la última dictadura militar, estableció en 1977 una “tregua” de precios por 120 días, marco para la reforma financiera. Pero al finalizar ese período, la inflación volvió, aumentaron las tasas de interés y se produjo una recesión, como analizó el licenciado en Economía de la UCA y profesor de la Universidad de San Andrés, Juan Carlos de Pablo.
En 1985 y dentro del Plan Austral, el gobierno de Raúl Alfonsín “combinó medidas monetarias y fiscales con un congelamiento de precios y salarios y un sistema de conversión de los contratos de deuda relacionado con la reforma monetaria”, según un documento de la CEPAL de 1986.
El Plan no fue exitoso, entre otras cosas, por falta de apoyo de los sindicatos, de acuerdo al economista de la UBA y máster en Administración Pública en la Universidad de Harvard, Alberto Tarantini, algo en lo que coincidió Leyba.
Néstor Kirchner llevó adelante otra medida de este tipo en 2006. El director de la consultora Equis, Artemio López, consideró que sí funcionó, ya que “logró que el índice inflacionario de 2006 bajara al 9,8% anual, 2,5 puntos por debajo del nivel del año anterior, (…) y, muy especialmente, se detuvo drásticamente el aumento de la canasta básica de alimentos que cayó 20 puntos en un año”. A principios de 2007, sin embargo, se produjo la intervención del INDEC, y la pérdida de credibilidad en el organismo dificultó el análisis de la evolución en el tiempo.
“El congelamiento de precios debe ser parte de un todo articulado con la política monetaria y fiscal -analizó Tarantini- de modo de configurar lo que John Galbraith llamó equilibrio suplementado por controles, y no desequilibrio sostenido por controles”.
El economista de la UBA e investigador titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), José María Fanelli, señaló en un artículo que “tanto en el caso ortodoxo como en el heterodoxo hay que dejar de emitir para que la inflación caiga” como condición que debe acompañar los controles de precios. Otras tres condiciones que destaca son: que el déficit fiscal no se financie con emisión; que no haya grandes distorsiones en los precios relativos, incluyendo el tipo de cambio; y que se debe prever el problema del día “D”, o sea del fin del plazo de congelamiento.
Fecha de publicación original: 16/01/2014
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