Clarín: “El gasto en salud es alto e ineficiente”
Clarín publicó el viernes 3 de septiembre en la tapa, una nota titulada “El gasto en salud es alto y deficiente”. El artículo destaca que, según Rubén Torres -representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Chile-, “Uruguay y Chile son más eficientes” que nuestro país a la hora del gasto en salud. Una comparación del gasto y de los índices sociales clave de la Argentina con respecto a otros países de la región, demuestra que lo anunciado por Clarín es cierto.
Las conclusiones expresadas por el ex superintendente de Servicios de Salud de la Argentina entre los años 2002 y 2006 se basan en datos particulares. Sin embargo, también es posible corroborar sus dichos a partir de los datos del último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recoge estadísticas de sus 193 estados miembro.
Es importante aclarar que no existe un consenso claro acerca de cómo medir la eficiencia de un sistema sanitario. Habitualmente se acepta la utilización de índices básicos de estado de salud del país. Hecha esta salvedad, dentro del ámbito sanitario se entiende que cuanto mejores son las tasas de morbilidad, y mortalidad infantil y materna, mejor es la calidad del sistema. Específicamente, se utilizan estos indicadores porque, según la comunidad médica, nacer y dar a luz son acciones que dependen menos de las conductas posteriores del individuo (hábitos como tabaquismo, alimentación, etcétera), que de la atención médica recibida.
La Argentina gastó en 2007, el 10% de su Producto Bruto Interno (PBI) en concepto de atención a la salud, lo que significó el gasto per cápita más alto de América latina para ese sector (US$ 663 per cápita). Pese a esto, como se indica en el gráfico que está a continuación, mantuvo una tasa de mortalidad infantil de menores de cinco años del 16 por mil, que llegó a superar a la de algunos países limítrofes que gastan menos, como Chile y Uruguay.
Algo similar sucedió con la tasa de mortalidad materna, estimada en la Argentina en 77 casos por cada 100 mil nacidos vivos. Mientras que en Chile y Uruguay esa cifra fue en 2007 de 16 y 20 casos, respectivamente.
Un índice en el que la Argentina tuvo un buen resultado en la comparación internacional fue el de la esperanza de vida, estimada en los 75 años. La regla que indica “a mayor inversión, más años de vida” se cumplió, si se compara a la Argentina con Brasil; aunque la excepción a la regla fue Chile.
El artículo de Clarín también afirma que “hay un predominio del gasto privado -entre las cuotas de prepagas y gastos de bolsillo- que por definición es inequitativo, y del gasto de obras sociales”. Según datos de la consultora Key Market, publicados en una nota de Clarín el 23 de mayo, el sector de la Seguridad Social (obras sociales sindicales y PAMI) y el sector privado (empresas de medicina privada y clínicas) representaron, en 2009, el 72% de la erogación total en salud, mientras que los hospitales públicos y los centros de atención estatales públicos sólo manejaron el 28% del gasto.
El dato es relevante ya que, según declaraciones de Torres a Clarín, la mitad de la población (es decir, 20 millones de personas) depende de la cobertura pública, sin la exigencia del Programa Médico Obligatorio, y por lo tanto de la inversión que se realiza anualmente en el sector estatal.
Además, si se toman en cuenta las últimas cifras de la OMS -que incorpora el sistema de obras sociales y el PAMI dentro de la órbita pública-, la participación de la administración pública en el gasto en salud no se condijo en el período 2000-2007 con la tendencia creciente en América latina y el resto del mundo. Tanto es así que la Argentina fue un caso ejemplar de la desinversión que hubo en los hospitales y los centros de salud, a los que acudieron los 12.679.225 millones de argentinos (es decir, el 32,07% de la población) que en ese momento se encontraban sin cobertura personalizada.
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