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Ley de divorcio: a 30 años de su sanción, ¿cuál es la situación actual?

Por cada diez matrimonios que se celebraron hubo casi ocho divorcios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de acuerdo con los datos de 2017 de la Dirección General de Estadísticas y Censos. Los 8.200 divorcios de ese año representaron un aumento importante en relación a los 5.800 de 2016. Los cambios en el Código Civil y Comercial de la Nación que se implementaron en 2015 son probablemente la causa del pico que se registró en 2017, ya que la cantidad de divorcios antes de esto se había mantenido relativamente estable. ¿Cómo variaron los divorcios en los últimos años?

La mayoría de los divorcios de 2017 en Capital Federal fueron de parejas que estuvieron más de 20 años juntos, y la edad de quienes se separan es en promedio 46 años para las mujeres y de 48 para los hombres, según el informe “Los divorcios en la Ciudad de Buenos Aires 2017”.

Por otro lado, la cantidad de matrimonios se redujo a la mitad, entre 1990 y 2017, de 22 mil matrimonios a 10.500, y el grupo más importante entre quienes se casan tienen entre 30 y 34 años.

El 9,7% de los hombres que se divorciaron en 2017 ya se habían divorciado, mientras que las mujeres en esta situación representan al 7,1 por ciento. Sin embargo, el 85,4% de las personas que terminaron su matrimonio en 2017 estaban solteras antes de casarse. “Esto implica la disolución de una primera unión legal”, agregó el informe.

Otro de los aumentos que se destacan en el informe es el número de divorcios de varones mayores de 60 años: 857 en 2016 y 1.347 en 2017. Respecto a las mujeres, el incremento fue en el grupo etario de entre 55 y 59 años: 462 en 2016 y 787 en 2017, una variación del 70,3 por ciento.

Otro periodo con gran cantidad de divorcios en la Ciudad de Buenos Aires fue a partir de 1987 -durante la gestión de Raúl Alfonsín- cuando se sancionó la Ley de Divorcio Vincular, que permitía que una pareja rompiera el vínculo matrimonial de mutuo acuerdo si habían pasado más de tres años separados, o a pedido de una de las personas, pero se tenía que justificar la o las causales, como por ejemplo el adulterio (es decir, el engaño).

Esta ola duró hasta 1990. Durante los siguientes años el número de divorcios se mantuvo entre seis mil y siete mil hasta llegar al piso en 2002 con 5.348 rupturas matrimoniales, según datos de la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires.

A partir de la sanción en 2010 del nuevo Código Civil, que entró en vigencia en agosto de 2015, las parejas pueden divorciarse sin tener que esperar años después de la separación, y las cuestiones relacionadas con los hijos y los temas económicos se resuelven después de otorgado el divorcio, como explicaron las abogadas Sofía Harari y Leticia Kabusacki en esta nota de Chequeado.

Los datos muestran que en 2015 y 2016, con el nuevo Código Civil en vigencia, el aumento de divorcios no fue abrupto: 5.643 en 2015 y 5.085 en 2016. Pero sí crecieron fuerte en 2017, como se dijo antes.

La abogada especialista en Derecho Familiar e investigadora del Conicet Marisa Herrera explicó a este medio: “Esta información demuestra que el Código Civil acertó al simplificar el proceso de divorcio y hacer que el paso por la Justicia sea lo menos engorroso y doloroso posible, porque esta decisión personal debe contar con el acompañamiento y no oposición de la Justicia”.

“La ley vigente desde agosto de 2015 sólo simplifica el proceso de divorcio pero, es claro, que la ley no puede cambiar lo que en la realidad no está. Es decir, para que haya divorcio siempre debe existir la voluntad de una o ambos integrantes de un matrimonio de dejar de continuar la relación de pareja”, señaló Herrera y concluyó: “Se trata de respetar la voluntad de las personas y no del Estado al retrasar, sin sentido, una decisión ya tomada por una o ambos integrantes de la pareja”.

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Comentarios

  • Ricardo4 de febrero de 2019 a las 5:43 pmFacilitando el divorcio el Estado no protege la familia que es el anticuerpo contra las enfermedades sociales más graves de nuestro tiempo: la violencia, la deserción escolar, la delincuencia juvenil, entre otras.
    • Toujours Pur10 de febrero de 2019 a las 7:07 pmPor el contrario: el divorcio permite que miles de parejas infelices puedan disolver sus matrimonios y contraerlos con personas a las que sí amen, formando nuevas familias sobre una base más sólida. La indisolubilidad del matrimonio daba lugar a situaciones absurdas, como que una pareja casada estuviera separada de hecho y conviviendo con otras personas, pero a los ojos de la ley siguieran unidos en matrimonio. Gente que se iba a Uruguay para poder casarse con sus nuevas parejas. ¿Realmente querrías volver a eso?

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