Educación en cuarentena: el principal canal de comunicación entre los docentes y los alumnos es WhatsApp
- Tanto directivos como familias indican que se mantuvo el contacto de las escuelas con los chicos.
- El acceso a computadoras y a Internet fueron las principales dificultades, la mayor parte de la comunicación fue por los celulares.
- Un 10% de los chicos no sabe si va a volver a las aulas cuando se retomen las clases presenciales.
Todas las escuelas llevaron adelante propuestas de continuidad pedagógica y el 95% de los hogares recibió actividades de aprendizaje durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), de acuerdo con los resultados preliminares de la encuesta a equipos directivos y hogares realizado por el Ministerio de Educación de la Nación. De la encuesta al equipo de directivos participaron 5287 directoras y directores de instituciones educativas de todo el país; y del sondeo a hogares, que se realizó junto con UNICEF, participaron 2658 personas adultas y 965 adolescentes.
Las visión de las familias: el celular como protagonista; el principal canal es Whatsapp
Las familias con niños, niñas y adolescentes indicaron que el principal medio de comunicación con la escuela fueron los mensajes de texto a través WhatsApp o Messenger.
Un 78% de las respuestas señalaron este canal de comunicación, muy por encima del resto: por teléfono celular (30%), por mail (26%), por reuniones virtuales como Zoom o Hangout (24%), por una plataforma educativa no exclusiva de la escuela (23%) o una propia de la institución (10%).
Si bien la preeminencia del mensaje de texto como principal medio de comunicación entre la escuela, los alumnos y sus familias se mantiene en los distintos niveles educativos y en los distintos modelos de gestión; en la educación privada aumenta el uso de las reuniones virtuales y las plataformas educativas; marcando las principales diferencias con el sector estatal.
“El uso de los celulares puede ser visto como una oportunidad ante la falta de otras herramientas. En la pre pandemia, era un dispositivo tecnológico presente, pero cuyo uso estaba prohibido en el aula”, señaló a Chequeado Teresa Lugo, profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Quilmes, especialista en uso de Tecnologías de Información y la Comunicación en la educación.
La especialista consideró que “el uso de los celulares tiene que ir acompañado por criterios de uso pedagógicos y el financiamiento de los datos, que hoy cubren los docentes y las familias de los alumnos”.
“Existen materiales y aplicaciones para uso en las aulas, pero necesitan más formación de los docentes en esos temas y mejores celulares. Hoy se utiliza WhastApp principalmente como herramienta de comunicación, que no es poco”, agregó Lugo.
Es que si bien la percepción del uso de la tecnología puede ser muy amplia, el acceso efectivo a una computadora para estudiar es mucho más limitado. Sólo entre 42 y 44% de los hogares con estudiantes que van a una escuela primaria y secundaria estatal tienen una computadora. Ese porcentaje llega al 80% en los alumnos de establecimientos privados.
Entre los hogares con computadora, sólo un 37% tiene una por cada niño, niña y adolescente en edad escolar. En cuanto a la conectividad, el 46% de los hogares tiene acceso fijo a Internet de buena calidad; un 24% tiene acceso fijo, pero con problemas de señal, un 27% tiene acceso con datos del celular y el 3% restante, no tiene acceso a Internet, según la encuesta.
La mayoría de las tareas asignadas fueron individuales y no grupales, y pensadas para hacerlas en distintos momentos, no en tiempo real. Las actividades sincrónicas, como las reuniones virtuales, ya sean individuales como grupales, se concentran entre los alumnos del sector privado, tanto en el nivel inicial, como en el primario y en el secundario. En este último nivel, en el sector privado las actividades en tiempo real individuales y grupales representaron un 45% y 27%, respectivamente; mientras que en el sector estatal fueron 21% y 10%.
“Los hogares no están preparados para ser aulas de varios hijos y hoy la continuidad pedagógica se sostiene con recursos propios”, señaló a este medio Nancy Montes investigadora de Flacso en el área de Educación, y agregó: “La cuarentena puso en evidencia la fragilidad en el acceso al equipamiento tecnológico y, a pesar de los esfuerzos, eso hace que se profundicen las desigualdades”.
En términos generales, las actividades indicadas por los docentes tienen en cuenta el acceso a las tecnologías que efectivamente tienen los alumnos. Sin embargo, destaca como preocupante en términos de políticas públicas que casi un 20% de quienes no tienen acceso a Internet tuvieron tareas que les exigían tener una conexión, como reuniones virtuales.
La evaluación de los directivos: falta de conectividad, con diferencias entre zonas urbanas y rurales
El 96% de los directivos de escuelas de todo el país, del nivel inicial a secundario, “identificaron dificultades para la implementación de la propuesta de continuidad educativa”.
Los principales desafíos planteados fueron: la falta o fallas en la conectividad a Internet, las limitaciones en los recursos electrónicos -como computadoras, softwares específicos y/o celulares-, la poca experiencia del equipo docente en el uso de esas herramientas con fines pedagógicos, la incertidumbre y/o estrés de la situación y su impacto en el desarrollo de sus tareas; y las dificultades en la compatibilización de las tareas laborales con las domésticas o de cuidado.
La ONG “Argentinos por la educación” publicó una serie de informes sobre “la educación argentina durante la pandemia de COVID-19”. En uno de ellos destacó el uso de WhatsApp como el medio más utilizado para la propuesta de tareas. “WhatsApp es barato, está disponible, permite la comunicación sincrónica y asincrónica y compartir documentos. Es útil frente a la escasez; pero desde el punto de vista pedagógico es una herramienta muy rudimentaria”, señaló a Chequeado Mariano Narodowski, ex ministro de Educación porteño y uno de los autores de estos informes.
Por otra parte, el especialista indicó que “otras plataformas, como Moodle y Google classroom, también son bastante rudimentarias, son rígidas y jerárquicas, y los datos en general se los queda el proveedor. Hay un déficit en la tecnología educativa“.
“El ideal sería que el docente pueda ir eligiendo entre distintas plataformas de acuerdo con la necesidad y la capacidad”, agregó.
Entre los principales desafíos también hay desigualdades entre escuelas estatales y privadas; y entre urbanas y rurales. El informe señala que las principales diferencias se explican por el territorio en donde están ubicadas las instituciones.
“En las grandes o medianas ciudades cuentan con servicios adecuados de conectividad a Internet, así como mayor disponibilidad de recursos digitales en los hogares; ambas cuestiones facilitan el desarrollo de las propuestas pedagógicas. Las estatales, si bien también están presentes en estos entornos, predominan en zonas rurales y localidades pequeñas que no siempre cuentan con acceso a Internet de manera permanente, y donde los recursos electrónicos suelen estar menos disponibles en los hogares”, detalla el informe.
Los chicos también tienen que enfrentar desafíos para continuar su educación. Los equipos directivos que respondieron a esta encuesta identificaron que las principales dificultades son: las limitaciones en la conectividad a Internet y en el acceso a recursos electrónicos; la poca competencia para el uso de esos recursos con fines pedagógicos; y la falta de algunos conocimientos y de tiempo de las familias para ayudarlos con las tareas.
“Whatsapp se convirtió en un canal efectivo para acceder a chicos con poca conectividad para sostener principalmente el vínculo afectivo y dar devoluciones, por ejemplo, por audio”, explicó a este medio Melina Furman, doctora en Educación e investigadora de CONICET, y agregó: “Lo que falta es un espacio, ordenado y sistemático, que organice ese ida y vuelta, donde los docentes tengan un registro más orgánico de qué pasa con la totalidad de los alumnos, por ejemplo, quiénes entregan las tareas o no”.
Además, los directivos identificaron dificultades en la organización de los horarios familiares para el estudio o la comunicación con las docentes; y señalaron a las dificultades socioeconómicas, como la alimentación y la vivienda, como otras trabas para la educación durante la cuarentena.
Los problemas socioeconómicos que afectan la continuidad del aprendizaje son mucho mayores entre quienes van a las escuelas públicas, donde 7 de cada 10 equipos directivos las señalaron. Esta proporción baja a 2 de cada 10 en el sector privado.
Las dificultades asociadas a la organización de los horarios familiares para hacer las actividades, en cambio, incidieron más entre los chicos de jardines de infantes del sector privado y del ámbito urbano.
La preocupación por la continuidad escolar
La encuesta a hogares con niños, niñas y adolescentes también indagó sobre las perspectivas de continuidad educativa. Un 90% de los estudiantes consideró que va a seguir yendo a la escuela cuando se retomen las clases presenciales. El 10% restante, que según señala el informe representa a más de un millón de chicos y adolescentes, dudan o consideran que no van a volver a la escuela.
En términos regionales, el porcentaje más alto se da en Cuyo, en donde el 21% podría no regresar a clases. En términos de edad, es la continuidad de los chicos que están en nivel inicial la que más peligra, 14% de las familias dijo que podrían no regresar cuando vuelvan las clases.
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