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Esta nota tiene más de un año

Congreso: por qué es importante si el oficialismo tiene o no mayoría en ambas Cámaras

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • El Frente de Todos tiene actualmente mayoría en el Senado, pero no en Diputados, donde debe negociar acuerdos, no sólo para iniciativas electorales, penales e impositivas, sino de cualquier otra índole.
  • Juntos por el Cambio insiste, de cara a las elecciones, que es clave que el oficialismo no tenga control parlamentario.
  • Qué dicen los especialistas.

Las elecciones de medio término, como las de este año, definen la composición del Congreso nacional y, por ende, determinan cuánto margen de acción tienen los gobiernos para avanzar en las leyes. En este contexto, la alianza Juntos por el Cambio encaró una campaña en redes sociales en la que pide el voto para evitar que el oficialismo consiga la mayoría en la Cámara de Diputados (ver acá y acá).

¿Cómo se integra el Parlamento en la actualidad, qué pone en juego en estas elecciones cada fuerza política, qué implica que el Gobierno nacional tenga mayoría parlamentaria y qué proyectos no avanzan por falta de mayoría en la Cámara baja? Te lo contamos en esta nota.

Cuál es la situación actual en el Congreso

En la actualidad, el Frente de Todos tiene mayoría en el Senado, donde ocupa 41 de las 72 bancas (la mitad más uno es 37). Así, en la cámara que preside la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, el oficialismo no tiene problemas para sancionar el grueso de los proyectos, salvo los que requieren los dos tercios de los votos.

Pero en Diputados, cámara que preside Sergio Massa (Frente de Todos), con la composición actual -donde es la primera minoría-, el oficialismo debe negociar con la oposición para aprobar cualquier tipo de proyecto.

En la Cámara baja, el bloque que preside el diputado nacional Máximo Kirchner (Frente de Todos) tiene 119 de los 257 miembros del cuerpo. La mitad más uno, necesaria para obtener quórum para sesionar y aprobar la mayoría de las normas, se alcanza con 129. Es decir que le faltan 10 diputados para lograr la mayoría.

Qué pone en juego cada alianza en esta elección

Según un trabajo de Chequeado, en la Cámara baja el Frente de Todos pone en juego el 43% de las bancas, mientras que Juntos por el Cambio, el 52%. Y dentro de esa alianza opositora son los radicales los que más escaños arriesgan: el 57%, contra el 50% de la Coalición Cívica y el 49% del PRO.

En el Senado, el Frente de Todos arriesga el 37% de las bancas (15 de 41), mientras que Juntos por el Cambio pone en juego el 32% (9 de 26) y podría mejorar su posición inclusive saliendo segundo en algunos distritos, como en Chubut, donde los 3 senadores (Alfredo Luenzo, Nancy González y Mario País) integran el bloque que preside el formoseño José Mayans (Frente de Todos-PJ) y es de esperar que la oposición se quede cuanto menos con la banca por minoría.

Sin embargo, también hay que destacar que en la otra cámara, al 75% de los 16 diputados de la oposición que suelen acompañar al oficialismo se les termina su mandato.

Qué significa que el oficialismo tenga mayoría

Consultado por Chequeado, el politólogo Diego Reynoso, investigador independiente del Conicet y profesor de la Universidad de San Andrés, señaló: “Cuando la oposición no quiere que un gobierno consiga la mayoría para ejecutar sus políticas suele hablarse de que está en riesgo la democracia. Y lo cierto es que la democracia es que el Gobierno haga lo que la gente expresa, respalda y apoya en las elecciones. Si la gente lo hace, no hay mucho que discutir”.

Por su parte, Ana María Mustapic, profesora del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, dijo a este medio que “todo oficialismo quiere tener mayoría porque quiere llevar adelante su agenda”, y agregó: “El problema aparece cuando desde el Congreso esa mayoría toca instituciones clave buscando, por ejemplo, perpetuarse en el poder a través de modificaciones en el sistema electoral o en el sistema judicial. No es que no lo pueda hacer, pero se trata, precisamente, de decisiones cuya legitimidad puede ser cuestionada de no adoptarse con un consenso más amplio”.

Ernesto Calvo, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Maryland, sostiene en un artículo publicado en la revista de la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP) que “la imagen del Congreso argentino como una escribanía del Poder Ejecutivo y a merced de mayorías arrolladoras es demostrablemente falsa”.

Señaló, al respecto, que desde 1983 y hasta 2013, año en que se publicó ese artículo y Fernández de Kirchner transitaba su segundo mandato presidencial, el Congreso argentino rechazó “consistentemente alrededor de un 41% de las propuestas del Ejecutivo” y modificó “un tercio de las iniciativas restantes (21% del total)”. “Estas tasas de rechazo y modificación posicionan al Congreso argentino como uno de los más constrictivos de la autoridad presidencial, no tan sólo en América Latina sino también en el resto de las democracias”, afirma Calvo.

Y agrega que “la mayoría de los proyectos aprobados por el Congreso desde la transición democrática en 1983 fueron propuestos por diputados y senadores” y que “los partidos de oposición en el Congreso argentino son decididamente influyentes en la consideración y aprobación de legislación”.

Qué proyectos están en danza y no se aprueban porque no se alcanza el consenso

En la Cámara baja el oficialismo hoy puede aprobar leyes construyendo mayorías circunstanciales, pero si tuviera la mitad más uno de los diputados, es decir la mayoría propia, no tendría necesidad de negociar con los opositores y eso le permitiría avanzar con normas que, hasta ahora, la oposición resiste.

Una prueba de la dificultad del Frente de Todos para cumplir sus objetivos en el Congreso es que al menos 3 iniciativas pretendidas por la Casa Rosada tienen ya la media sanción del Senado, pero no avanzaron en Diputados.

Estas son la de Organización y Competencia de la Justicia Federal (ver de qué se trata en esta nota) -una de las leyes del paquete conocido como “reforma judicial”-; la de la modificación de la Ley Orgánica del Ministerio Público Fiscal, que aliviana la mayoría requerida para designar al procurador (de dos tercios del Senado a mayoría absoluta) y establece un mecanismo de remoción más expeditivo; y la que faculta al Poder Ejecutivo Nacional hasta fin de año a dictar medidas extraordinarias (como el cierre de escuelas, potestad reservada para las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) para contener la propagación del coronavirus.

Juntos por el Cambio sostiene que, en particular, con la reforma del Ministerio Público el oficialismo pretende impunidad para la vicepresidenta de la Nación, que se encuentra procesada en 10 causas judiciales.

Consultado por Chequeado sobre esta reforma, Marcelo Giullitti, abogado de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), sostuvo que, además de ser fiscal ante la Corte, el procurador general cumple otras funciones de importancia institucional, como “elevar las ternas de los concursos al Poder Ejecutivo, que a su vez envía los pliegos al Senado”, de manera tal que “participa de manera preponderante en la selección y también en la disciplina de los fiscales”.

Lo problemático de la reforma planteada es que baja la mayoría necesaria para elegir al procurador y elimina posibles garantías de su independencia y autonomía. Dentro de ese relajamiento de reglas también está la suspensión del procurador, que se consuma con mayoría simple en una cámara”, sostuvo Giullitti.

Y los dos tercios

Por otro lado, aún alcanzando la mayoría, el Gobierno nacional sí o sí deberá negociar con la oposición para aprobar aquellas iniciativas que requieran los dos tercios de los votos de los presentes.

Por ejemplo, el nombramiento del Defensor del Pueblo de la Nación, cargo que se encuentra vacante desde hace 12 años, desde la renuncia del peronista cordobés Eduardo Mondino. Para su designación, se exigen los dos tercios de los votos en ambas cámaras.

La misma mayoría agravada se requiere en ambas cámaras, por ejemplo, para aprobar una ley que declare la necesidad de reforma de la Constitución o, únicamente en el Senado, para prestar acuerdo a la designación del procurador general de la Nación.

Consultada por Chequeado, la directora ejecutiva de Directorio Legislativo, Noel Alonso Murray, señaló que no hay registros, por lo menos desde la recuperación democrática hasta la actualidad, en la que alguna fuerza política haya conformado un bloque con los dos tercios de los integrantes de alguna de las 2 cámaras.

“Dos tercios no tuvo nadie. El menemismo logró los dos tercios para la convocatoria a la reforma de la Constitución en 1994, por el Pacto de Olivos, pero los dos tercios es algo inexistente. Y no va a suceder en estas elecciones, no es un escenario posible. Lo que sí puede suceder es que el oficialismo logre la mayoría en Diputados, porque no está lejos de conseguir ese objetivo y, además, porque es la oposición la que en esta elección va a poner muchas más bancas en juego”, dijo Alonso Murray.

Fecha de publicación original: 19/07/2021

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Comentarios

  • ndaharley19 de julio de 2021 a las 6:29 pmQue bueno que el PRO no quiera que el congreso sea "La escribanía del Ejecutivo", sería interesante que exprese lo mismo en CABA donde están a 1 legislador de tener los 2/3 de los legisladores... ¿hipócritas quizás?

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