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Esta nota tiene más de un año

Qué encuestas electorales se hacen en la Argentina y qué datos hay que mirar para saber leerlas

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • No es lo mismo una encuesta telefónica u on line que una presencial. Analistas políticos les atribuyen ventajas y desventajas a unas y a otras.
  • Universo encuestado, tamaño de la muestra, fecha, instrumento utilizado y tipo de preguntas que contenga el cuestionario son algunos de los aspectos a tener en cuenta.
  • La ley obliga a las encuestadoras a inscribirse en un registro público para poder divulgar sus estudios pero el sistema no funciona de manera transparente y así no es fácil saber quién paga por las encuestas.

Año electoral, año de encuestas. En los medios de comunicación y en las redes sociales vemos con mucha frecuencia nombres de candidatos y porcentajes de imagen positiva, de rechazo o de intención de voto y otras variables. Lo mismo ocurre con las distintas fuerzas políticas, cuando aún no están confirmados quiénes serán sus postulantes. 

Pero, ¿cómo se llega a esas conclusiones? ¿Cómo se hacen las encuestas? ¿Qué se pregunta? ¿A quiénes? ¿De qué manera? ¿Qué hay que tener en cuenta para saber leer una encuesta? Te lo contamos en esta nota.

¿Qué tipos de encuestas hay?

En la Argentina las encuestas que se realizan para medir el potencial electoral de las fuerzas políticas y/o de los candidatos son de 2 tipos: domiciliarias/presenciales o a distancia (on line o telefónicas). 

Para Facundo Nejamkis, politólogo y director de la consultora Opina Argentina, “las encuestas domiciliarias o presenciales terminan dando resultados más favorables a los candidatos más moderados”, mientras que “con las encuestas telefónicas u on line los resultados son más parejos” entre los candidatos más radicalizados y los moderados.

En las telefónicas u on line la tasa de rechazo es más alta, la contestan encuestados que tienen algún nivel mayor de fanatismo que los que aparecen en las encuestas presenciales. En la encuesta presencial aparece más la antinomia política-antipolítica, es decir, la gente más enojada con la política en general, más afectada, más desganada. En las on line o telefónicas todavía está muy presente la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo”, afirmó el especialista en una entrevista con Radio Con Vos.

Una encuesta del tipo Computer-assisted Telephone Interviewing (CATI) es, como lo indica la sigla en inglés, una entrevista telefónica asistida por computadora, con un encuestador que dirige la llamada. También están las Interactive Voice Response (IVR), o bien respuesta de voz interactiva, en castellano, que son aquellas en las que una máquina se comunica sin la intervención de un ser humano. A estos 2 tipos de encuestas telefónicas se le añaden las encuestas on line y las encuestas presenciales.

¿Qué tipos de encuestas son mejores?

Los analistas políticos les atribuyen ventajas y desventajas a los distintos tipos de encuestas. Como se explicó en esta nota, si es telefónica se excluye a todo ciudadano que no use una línea de teléfono fija, aunque la cobertura geográfica puede ser más amplia y puede ser mayor el rango horario para la consulta.

Si el sondeo es presencial se hace, en general, solamente en grandes ciudades y en las zonas por las que se movilice el encuestador, pero el cara a cara otorga cierta ventaja cualitativa respecto de la telefónica u on line.

Pablo López, sociólogo y experto en opinión pública, explicó a Chequeado que “toda encuesta es válida en tanto aclare su metodología” y que los sondeos, lejos de abarcar todo el país, suelen enfocarse en la Ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana. “En ese caso, decir que una encuesta es representativa de todos los argentinos no sería correcto”, dijo el experto, aunque indicó que “en lo que respecta a opinión pública, los resultados de Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires suelen coincidir con los del resto del país”.

¿Qué hay que tener en cuenta para leer una encuesta electoral?

Lucas Klobovs, consultor político y jefe de investigaciones de la consultora Poliarquía, dijo en el marco de la Jornada sobre Herramientas Estadísticas organizada para las elecciones legislativas de 2021 por la Universidad de Tres de Febrero (Untref) que se deben contemplar varias cuestiones: quién envió a hacer el estudio que se publica en los medios; cuál es el universo encuestado; cuál es el tamaño de la muestra (cantidad de casos); en qué fecha se realizó el trabajo de campo; cuál fue el instrumento utilizado (si la encuesta fue telefónica, presencial, por internet) y qué tipo de preguntas contiene el cuestionario, entre otros aspectos.

También es necesario tener en cuenta el margen de error de los estudios, porque esto determinan el grado de confianza de los resultados: a mayor margen de error, menor confianza en la investigación y viceversa.

Tenemos que tener en cuenta si la encuesta se hizo a personas de todas las edades, si se hizo en únicamente una provincia o si tuvo una cobertura nacional, cuál es el nivel socioeconómico de quienes respondieron, si las preguntas del cuestionario eran abiertas o cerradas, o si tenían una opción única o varias posibilidades de respuestas”, sostuvo el especialista y agregó que cuando leemos los resultados de un estudio de opinión pública hay que saber que detrás de los números finales que se muestran hay un montón de variables que influyen en las conclusiones finales.

¿Se puede saber quién paga por las encuestas que se difunden?

Un factor importante a considerar al ver una encuesta es quién la encargó. Según recomienda la Asociación Americana de Investigación de la Opinión Pública, la primera pregunta que debe hacerse el lector al ver los resultados de un sondeo es quién pagó por esta encuesta y por qué se hizo. Pero esto no es fácil de saber.

Por la vigencia de la ley 23.298, que en 2009 creó las PASO, las empresas que deseen hacer públicas por cualquier medio de comunicación encuestas de opinión o prestar servicios de sondeo durante la campaña deben inscribirse, previamente, en un registro de la Cámara Nacional Electoral (CNE). Además, estas empresas tienen la obligación de informar los trabajos que divulgan, con el detalle de quién las contrató, los montos facturados y las metodologías utilizadas.

Sin embargo, para las últimas PASO sólo en el 17% de las encuestas registradas ante la Justicia se indicaba quién las pagó y cuánto costaron: se indicaban respuestas como “uso interno”, “a cargo de la consultora con fines de promoción”, “nadie”, “difusión pública” y “elaboración propia”; o directamente el mismo nombre de la empresa, lo que supuestamente da cuenta de que el trabajo no se hizo mediando un contrato comercial, a pedido de un candidato, un partido, una empresa o un gobierno.

Consultado por Chequeado, Julián Gadano, sociólogo y docente de Opinión Pública de la Universidad de San Andrés (UDESA), señaló que “el sistema argentino en lo que hace a las encuestas electorales es poco transparente” porque las metodologías no se auditan y los clientes que las pagan “deben creer” en ellas a ciegas, así como los ciudadanos que las consumen a través de los medios de comunicación.

Gadano señaló que una cosa es que la ley les exija a estas empresas información sobre sus clientes y otra, que deban informar cuánto les cobraron. “Si el objetivo de la política pública es la transparencia de las encuestas, no tiene mucho sentido exigir que digan cuánto facturaron. ¿En qué ayuda? En nada. Por el contrario, desalienta el cumplimiento de ese objetivo”, aseveró.

Como se informó en esta nota, el cumplimiento de la ley es casi nulo: según el artículo 69º de la norma, las encuestadoras que incumplieran 2 veces consecutivas con sus obligaciones serán sancionadas con la prohibición de inscribirse en el registro de la CNE. ¿Y cuál es el riesgo de no figurar en ese registro? Ninguno. El sistema vigente parece aún lejos de la transparencia buscada.

Ana María Mustapic, profesora del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, dijo a Chequeado que la obligación para las encuestadoras de informar quiénes son sus clientes en cada estudio de opinión electoral está relacionada “centralmente con la transparencia de la información, porque los resultados de estos trabajos se pueden sesgar” según quién haya pagado por ellos.

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Comentarios

  • Myriam Judith Blasberg8 de noviembre de 2023 a las 7:50 pmLas encuestadoras no hacen estudio de opinión en las redes sociales?

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