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¿Cuántos trabajadores cobran por debajo del salario mínimo?

Si los trabajadores de un mercado laboral cualquiera cobraran mucho más que el salario mínimo, esta institución carecería del sentido para el cual fue creada. De suceder esto, el salario mínimo “haría agua”, para significar con ello que fracasaría o, al menos, presentaría síntomas de fracaso. Sería equivalente a fijar un precio máximo por encima del valor que despeja el mercado. Un disparate. El salario mínimo, además de ser una de las instituciones más antiguas del mercado de trabajo de los países del mundo (más del 90% de los países tiene legislación sobre este tema), es un instrumento de política pública, uno de cuyos objetivos es la fijación de un piso de negociación de remuneraciones entre los actores principales que confluyen en una negociación salarial: el trabajador, la empresa y el Estado.

En la Argentina, el nivel de Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) ha seguido una evolución muy particular, que ciertamente se relaciona con la historia económica del país. Sólo basta mirar lo que ha sucedido desde 1993 hasta la fecha (ver datos).

Pero, ¿para qué sirve el SMVM? ¿Qué sentido tiene la actualización de su valor? El Convenio 131 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desarrolla los criterios que deben ser considerados a la hora de fijar y ajustar el salario mínimo: las necesidades de los trabajadores y de sus familias, al igual que factores como los requerimientos del desarrollo económico, niveles de productividad y alcanzar altos niveles de empleo. Como se verá enseguida también puede ser usado para identificar trabajadores en situación crítica y enfocar la política pública, aunque raramente se hace eso.

¿La “inmensa mayoría” cobra más que un SMVM?

Se aprenden muchas cosas convirtiendo las afirmaciones de funcionarios y políticos en general, en interrogantes. Sobre el tema de esta nota, la presidenta Cristina Fernández dijo: “La cifra de este salario mínimo, vital y móvil, que bueno es recordarlo, no es tampoco el salario mínimo vital y móvil de los registrados; es el mínimo, vital y móvil de cualquier empleado registrado, ni ninguno que no lo estuviera debería cobrar menos de esto. Lo seguro es que ninguno de los registrados lo hace, y más seguro aún es que la inmensa mayoría de los no registrados cobra mucho más que los 4.716 pesos”.

Ciertamente hay elementos completamente claros y lógicos: ningún trabajador registrado debería cobrar menos de ese mínimo. Pero veamos primero si eso es “seguro”, para luego analizar si “la inmensa mayoría de los registrados cobra mucho más que los 4.716 pesos”. Explorando en la situación de fines del año pasado, momento en que el SMVM alcanzaba los $3.300, la situación era la siguiente: a) el 26,3% de los trabajadores cobraba menos que un salario mínimo; b) de cada 100 asalariados a tiempo completo que cobraba menos que un SMVM, 36 estaban registrados en la seguridad social.

Estos hechos ponen al descubierto que una proporción no menor de los asalariados registrados full time en la Argentina se encuentran en la situación en que la Presidenta dice que “no es tampoco el salario mínimo vital y móvil de los registrados”. Pero son los no registrados los que efectivamente se llevan la peor parte de la historia. Las cifras de fines de 2013 muestran que de 100 asalariados que conforman este grupo, 58 cobran menos que el SMVM. Estos es, la gran mayoría de ese conjunto.

Todo lo anterior permite advertir que la proporción de los trabajadores argentinos que percibe una remuneración menor al SMVM no sólo es elevada, sino que es altamente variable entre grupos. Una primera fuente de diferencia se encuentra entre jurisdicciones del país: mientras que el 57% de los trabajadores de Santiago del Estero cobran menos que un SMVM, la cifra se ubica por debajo del 4% en Tierra del Fuego.

Pero quizás las brechas más importantes sean las que se observan entre grupos definidos por la edad, el género, la educación y el tamaño de la empresa en la que trabajan los ocupados. Esa “inmensa mayoría” de trabajadores que recibe mensualmente menos que un salario mínimo es mucho más inmensa entre los jóvenes, los que tienen menos educación, las mujeres y los que trabajan en empresas más pequeñas. Es decir, entre los “incluidos” que están “menos incluidos”; entre aquellos que, quiérase o no, están todavía fuera de la historia. A pesar de todo.

* Economista, investigador del Conicet y del IELDE. Esta columna fue publicada originalmente acá.

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