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La Argentina, entre los países con menor competitividad del mundo: las razones de este fenómeno

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Nuestro país ocupa el puesto 62 sobre 69 naciones analizadas con respecto a las condiciones para que la producción argentina compita con el resto del mundo, según el Instituto para el Desarrollo Empresarial. Mejoró 4 posiciones con respecto a 2024.
  • La Argentina resalta en el acceso a recursos naturales, mercado interno, investigación y desarrollo y adopción de nuevas tecnologías, pero se ubica en los peores puestos respecto a la estabilidad macroeconómica, el peso del sistema impositivo, el mercado laboral, la apertura económica y la calidad de las instituciones. 
  • En 2025 se registraron mejoras “desde niveles muy bajos” en áreas como el comercio exterior, la inversión extranjera y las finanzas públicas, de acuerdo con datos de la consultora Invecq.

La Argentina ocupa el puesto 62 sobre 69 países analizados con respecto a la competitividad de su economía, de acuerdo con el ranking de competitividad global realizado por el Instituto para el Desarrollo Empresarial (IMD, por sus siglas en inglés).

Si bien nuestro país escaló 4 posiciones con respecto al nivel alcanzado en 2024 (cuando se encontraba en el puesto 66), aún se ubica entre las peores naciones con respecto a las condiciones para que la producción argentina compita con el resto del mundo. 

¿Qué es la competitividad de un país? 

La competitividad es la capacidad de un país para lograr ventajas comparativas respecto de otras naciones para comercializar sus productos y servicios a un mejor precio, sin resignar ingresos para lograrlo. 

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) define a la competitividad como “la calidad del ambiente de inversión y el aumento de la productividad en un medio de estabilidad macroeconómica y de integración en la economía regional”. 

Si bien las ventajas naturales sobre la producción de un bien (por ejemplo, el clima y el suelo argentino favorecen la producción de soja) pueden ser relevantes, este no es un factor suficiente para lograr la mejor competitividad. 

También deben tenerse en cuenta otros aspectos como la estabilidad macroeconómica, la madurez del mercado financiero, la infraestructura, el acceso a la tecnología e innovación, la calidad de las instituciones públicas y el sistema impositivo y laboral. 

Por ejemplo, un país que tiene ventajas naturales sobre una materia prima pero cuenta con déficits de infraestructura y un alto esquema de impuestos puede perder esa ventaja frente a otra nación en la que los productores tengan menores costos logísticos e impositivos, dado que para ellos será más barato producir y, por ende, pueden obtener más rentabilidad. 

La Argentina, en los últimos puestos del ranking de competitividad

La lista global de competitividad elaborada por el IMD -un instituto educativo radicado en Suiza y fundado en 1946- analiza la capacidad de las naciones para generar y mantener un entorno propicio para la inversión y el desarrollo económico en base a la evaluación de más de 300 indicadores.

Según el instituto, este año nuestro país avanzó 4 posiciones con respecto a 2024, pero sólo superó a Eslovaquia, Sudáfrica, Mongolia, Turquía, Nigeria, Namibia y Venezuela. El estudio resalta que, de los 4 aspectos en los que se divide el ranking, la Argentina se ubicó en los últimos puestos en materia de desempeño económico y eficiencia gubernamental; y mejoró algunas posiciones en eficiencia empresarial e infraestructura. 

Para el IMD, nuestro país deberá “continuar el programa de estabilización de precios y la liberalización del tipo de cambio, impulsando la recuperación de la actividad económica; promover el empleo, reduciendo los costos para la creación de trabajo formal; invertir en infraestructura; fortalecer la administración pública y el estado de derecho; y disminuir el impacto de la incertidumbre sobre los efectos de las próximas elecciones en la economía”.

La Universidad Católica Argentina (UCA), que colabora con el IMD en el procesamiento de los datos de nuestro país, indicó por su parte que, “si bien los datos relevados de la Argentina evidencian desafíos macroeconómicos persistentes, también sugieren una mejora en las expectativas empresariales y en su capacidad para atraer capital, apuntando a un entorno empresarial más dinámico”. 

Cuáles son los puntos fuertes y débiles para la competitividad argentina

La consultora Invecq, que dirige el economista Esteban Domecq, elaboró -en base a datos del Banco Mundial, el Foro Económico Mundial e IMD- un informe sobre la posición mundial de la Argentina en los diferentes aspectos que impactan en la competitividad. 

Así, nuestro país resalta en el acceso a recursos naturales; fortaleza de su mercado interno; investigación y desarrollo; adopción de nuevas tecnologías; educación, salud y capital humano; y cultura emprendedora

En tanto, se ubica en los peores puestos del ranking mundial respecto a la estabilidad macroeconómica; el peso del sistema impositivo; el mercado laboral; la integración y apertura económica; y la calidad de las instituciones y la Justicia. También presenta falencias en infraestructura y servicios públicos; burocracia y regulaciones y el tamaño de su sistema financiero. 

Invecq señaló que nuestro país “mejora, pero desde niveles muy bajos”. Y destacó entre los puntos en los que más se avanzó el comercio exterior (por la normalización del pago de importaciones y la apertura de mercados); la inversión extranjera (por la mejora en las expectativas y la implementación del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones -RIGI-); y las finanzas públicas (por el superávit fiscal, la reducción del financiamiento monetario y la disciplina fiscal). 

Por su parte, un informe de la Unión Industrial Argentina (UIA) indica que, pese a que “la productividad de la industria argentina está por encima del promedio de América Latina y supera a la de los países industriales de la región (Brasil y México), esa productividad puertas adentro se diluye por el problema de la agenda de competitividad de la Argentina”.

Entre los problemas, la entidad señaló que “la volatilidad de la economía dificulta la planificación a largo plazo, desincentiva la puesta en marcha de proyectos de inversión, así como la creación de economías de escala para reducir costos”.

Además, también identificó problemas en el acceso al crédito; la presión impositiva más alta de la región; el aumento en el costo de la energía; y los problemas de infraestructura, que elevan un 43% el costo logístico con respecto al resto de Latinoamérica.

Al respecto, el think tank Fundar precisó en un trabajo reciente: “Si queremos mejorar la productividad para competir, no podemos darnos el lujo de desinvertir en infraestructura pública, clave para reducir los costos logísticos. Tampoco en desfinanciar al sistema científico y tecnológico. Sin inversión en la infraestructura que permite ganar competitividad, nuevamente nivelamos la cancha en contra de las empresas argentinas, tanto en el mercado interno como a la hora de salir a conquistar nuevos mercados”. 

 

Este contenido forma parte de un proyecto conjunto entre Chequeado y el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) para contribuir a elevar la calidad del debate público a través de la verificación de datos.

 

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