Son falsas las declaraciones de Chinda Brandolino en el programa de Viviana Canosa sobre las vacunas y los fetos abortados (I)
- Las vacunas no están elaboradas con fetos abortados como sostiene Brandolino, sino con líneas celulares que sí provinieron alguna vez de un feto.
- Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud de la Nación, explicó a Chequeado que las células originales “se obtuvieron de un feto en la década del 60 durante un brote de rubeola y se trató de un aborto causado por un síndrome de rubéola”.
- A diferencia de lo que señala Brandolino, los estudios realizados desde la década del 90 confirman que no existe una asociación causal entre las vacunas y el autismo en los niños y niñas.
El pasado lunes 7 de diciembre Viviana Canosa entrevistó en su programa “Nada Personal” que se emite por Canal 9 a Chinda Brandolino, una médica de La Plata que suele viralizar desinformaciones sobre el nuevo coronavirus, que se pronunció en contra de la implementación de vacunas y de la legalización del aborto en el Senado de la Nación en las audiencias donde se discutió el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en 2018.
Durante la entrevista con Canosa -que tuvo más de 50 mil reproducciones en Twitter-, Brandolino señaló que “los fetos abortados se utilizan para elaborar las vacunas triples virales” y, además, que “las vacunas producen autismo en los niños y niñas”. Todas estas afirmaciones son falsas y en esta nota te explicamos por qué.
El mito de las vacunas elaboradas con fetos abortados
“A los fetos abortados, los utilizan para hacer vacunas. (…) MRC-5 en las triples virales significa `Tejido pulmonar de feto varón caucásico de 14 semanas de gestación´. Lo dice oficialmente la caja de la vacuna”, afirmó Brandolino en el programa de Canosa.
Esto se trata de una desinformación y no es la primera vez que circula en redes sociales. Este mito, como explicó Chequeado en esta nota, comenzó a circular en marzo de 2019 tras una publicación de Brandolino en Facebook.
En aquella oportunidad, la médica platense dijo que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) había confirmado que 5 vacunas incluidas en el calendario de vacunación fueron creadas a partir de fetos abortados.
La versión de que las vacunas contra la hepatitis A, rubéola, varicela, herpes zóster y rabia poseen células de fetos abortados surge luego de que apareciera en redes una supuesta respuesta a un pedido de acceso a la información pública hecho a la ANMAT. La entidad afirmó que esas vacunas poseen “líneas celulares MRC-5 y WI-38, ambas compuestas por fibroblastos tomados de pulmón de feto humano”.
Sin embargo, eso no significa que todas las vacunas fabricadas con esa línea celular tengan células de fetos abortados. Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud de la Nación, explicó a Chequeado que “una línea celular surge a partir de una única célula humana obtenida en algún momento”, y que “luego se utilizan copias de esa célula”, por lo tanto “es falso que se necesitan fetos abortados para producir una vacuna, ya que se produce con una copia de esa célula original”.
Además, según precisó Vizzotti, las células originales “se obtuvieron de un feto en la década del 60 durante un brote de rubeola y se trató de un aborto causado por un síndrome de rubéola congénito secundario a una infección por el virus de la rubéola” (para acceder a investigaciones sobre el tema ver acá, acá, acá).
Por último, Guadalupe Nogués, doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y experta en la discusión pública sobre vacunas, publicó en su cuenta de Twitter 3 “hilos” que explican este mito. “Una línea celular humana se originó con células humanas en algún momento, pero las células de una línea celular que se usan hoy en un laboratorio son hijas de otras que estuvieron en un laboratorio. O sea que no se usan ‘fetos’ para hacer estas vacunas, sino líneas celulares que sí provinieron una vez de un feto”, señaló Nogués.
El mito de que las vacunas provocan autismo
A diferencia de lo que señaló Brandolino en el programa de Canosa, las vacunas no provocan autismo.
Gustavo Sevlever, médico del Laboratorio de Neuropatología de FLENI y director de Docencia e Investigación de la institución, explicó a Chequeado que este mito lo inició el médico inglés Andrew Wakefield en la década del 90 y que, “desde entonces, cualquier conexión directa entre el autismo y la vacuna ha sido desacreditada por estudios investigando la epidemiología del autismo y los efectos biológicos de la vacuna”.
Tras los dichos de Wakefield, la Organización Mundial de la Salud (OMS) encargó en 2002 una investigación sobre el riesgo de autismo asociado con la vacuna MMR donde se concluyó que no existe una asociación causal entre la vacuna y el autismo o trastornos autistas. Wakefield tuvo que retractarse de su trabajo y perdió su licencia (ver acá).
Del mismo modo, el Statens Serum Institute (SSI) de Copenhague (Dinamarca) realizó entre 1999 y 2010 un estudio en 650 mil niños y niñas donde concluyó que no existe una asociación entre la vacuna y el autismo.
Fecha de publicación original: 10/12/2020
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