Por qué Unicef recomienda el regreso de las clases presenciales en el ciclo lectivo 2021
- La entidad sostiene que las escuelas deben ser lo último en cerrar y lo primero en abrir cuando las autoridades comiencen a suprimir las restricciones.
- Los argumentos se basan en que, con las medidas de seguridad necesarias, las escuelas no son el principal factor de transmisión de COVID-19 en la comunidad.
- Entre sus propuestas para un retorno seguro, sugiere sistemas de alternancia, grupos reducidos y el uso de distintos espacios públicos y escolares.
El ciclo lectivo 2021 abrió la discusión sobre su presencialidad en el contexto de la pandemia del coronavirus y los posibles riesgos epidemiológicos que eso conlleva a los grupos demográficos involucrados como niños, niñas, adolescentes, personal docente y no docente.
En ese sentido, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) Argentina publicó un comunicado en el que sostiene que “es fundamental priorizar los esfuerzos para regresar a la educación presencial en las mejores condiciones posibles de seguridad en todas las escuelas del país”. Además, recomienda que, ante la necesidad de volver a medidas de confinamiento, “las escuelas sean lo último en cerrar y lo primero en abrir cuando las autoridades comiencen a suprimir las restricciones”.
La urgencia para el retorno presencial parte del relevamiento hecho en el país que indica que menos de la mitad de los hogares cuenta con acceso fijo a Internet de buena calidad y 1 de cada 2 no cuenta con una computadora disponible para usos educativos. Según los datos oficiales del Ministerio de Educación de la Nación, cerca de un millón de chicos y chicas matriculados en marzo de 2020 en algún nivel de la educación obligatoria ha mantenido bajo o nulo intercambio con su escuela, lo que coloca en severo riesgo su continuidad escolar.
Unicef explica que la escuela, más allá de su función primaria en el aprendizaje, tiene un rol central en el bienestar integral de niños, niñas y adolescentes. Y, en esa línea, en la Argentina se identificó el impacto secundario de esta emergencia en la situación emocional de chicos y chicas, en cambios en los hábitos de sueño y alimentación en los más pequeños, y angustia y depresión en los mayores, cambios que afectan el desarrollo emocional y cognitivo.
La entidad sostiene que, con las medidas de seguridad necesarias, las escuelas no son el principal factor de transmisión de COVID-19 en la comunidad, según la información publicada en “Educación en persona y transmisión de COVID-19: revisión de la evidencia”.
El documento explica que “la educación presencial no parece ser el principal promotor de los incrementos de la infección, los estudiantes no parecen estar expuestos a mayores riesgos de infección en comparación con el hecho de no asistir a la escuela cuando se aplican medidas de mitigación, y el personal escolar tampoco parece estar expuesto a mayores riesgos relativos en comparación con la población general”.
La evidencia presentada por Unicef sostiene que hay pocos argumentos para asegurar que el personal de las escuelas tiene un mayor riesgo de contagiarse de coronavirus cuando está en la escuela en relación con la población adulta en general. Las conclusiones de los sistemas nacionales de vigilancia del Reino Unido y Escocia muestran que el personal escolar corre un menor riesgo de infección en el entorno escolar en comparación con la población adulta general.
Agrega que la evidencia muestra que el riesgo de transmisión entre dos adultos es mayor que el de transmisión entre dos menores o entre un menor y un adulto, según las conclusiones del estudio “COVID-19 en niños y el papel de entornos escolares en la transmisión de COVID-19” del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).
El comunicado de Unicef atiende la situación epidemiológica que pueda afrontar cada jurisdicción y propone que evaluar el riesgo de transmisión a nivel local debería ser un factor determinante en las decisiones relacionadas con el funcionamiento de las escuelas: “Allí donde existan altos niveles de transmisión comunitaria, los sistemas de salud estén sobrecargados y el cierre de las escuelas sea inevitable, deberán establecerse medidas alternativas y fortalecer las condiciones para asegurar la continuidad de los aprendizajes y el seguimiento de la situación de los niños, niñas y adolescentes, con especial énfasis en el acompañamiento de aquellos que residen en contextos de mayor vulnerabilidad, aislamiento o que tengan necesidades particulares”.
Finalmente, Unicef concluye que es prioritario volver a las aulas de forma segura y planificada, poniendo en marcha sistemas de alternancia, grupos reducidos y el uso de distintos espacios públicos y escolares. También fortalecer el uso pedagógico de nuevas y viejas tecnologías; asegurar el acceso al agua y mecanismos de higiene y desinfección, ampliar la conectividad y distribución de equipamiento; informar a las familias y comunidad educativa; acompañar y fortalecer las condiciones de trabajo y las habilidades de directivos y docentes para transitar esta emergencia.
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Fecha de publicación original: 21/01/2021
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