Vacunación: no hay delito en ofrecerle a Sarlo participar de una campaña, pero no fue un acierto en términos comunicacionales
- La escritora Beatriz Sarlo había dicho públicamente que le ofrecieron una vacuna “por debajo de la mesa” y mencionó a la esposa del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, aunque luego aclaró ante la Justicia que fue a través de un editor y que era para una campaña pública.
- Especialistas consultados coincidieron en que no existe un delito penal porque no había “nada oculto”, y lo diferenciaron del “VacunaGate” que se destapó luego de una declaración del periodista Horacio Verbitsky.
- El uso de famosos, políticos y otros líderes de opinión en campañas a favor de la vacunación es efectivo, pero expertos señalan que en un contexto de “hiperpolarización” pierde fuerza. Además, sostienen que “saltarse la fila” por el hecho de ser una figura conocida no resulta ético, sobre todo en un contexto de escasez de vacunas.
El miércoles último la escritora Beatriz Sarlo declaró ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti, quien la citó para que aclarara, en el marco del llamado VacunaGate, por qué había dicho públicamente que le habían ofrecido vacunarse “por debajo de la mesa”.
En su declaración, Sarlo aseguró que la vacuna le había sido ofrecida por un editor literario a instancias de la doctora en Letras e investigadora del Conicet Soledad Quereilhac, esposa del gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Pero sostuvo que interpretó la oferta como un intento del Gobierno para “lograr fotos que persuadieran a la gente” de vacunarse, y aclaró que rechazó la idea porque “estaba esperando que me tocara, de acuerdo a mi edad y mi lugar de residencia”, en la Ciudad de Buenos Aires.
En esta nota repasamos la declaración de Sarlo y sus aclaraciones posteriores, qué dicen los especialistas respecto a la comisión de un posible delito por parte de Quereilhac o el editor intermediario y la pertinencia de utilizar figuras públicas para este tipo de campañas de difusión.
Qué dijo Sarlo
La escritora fue citada a dar declaración testimonial por la jueza Capuchetti, quien investiga el “VacunaGate”, la aplicación de vacunas a empresarios, funcionarios y otras personalidades en el Ministerio de Salud de la Nación y en el Hospital Posadas por fuera del orden establecido en el protocolo.
En ese contexto, Sarlo señaló que fue Quereilhac quien la había invitado a vacunarse, pero aclaró que, en realidad, ella lo hizo a través del director editorial de Siglo XXI, Carlos Díaz, quien le dijo que “la idea era legitimar la vacuna a través de figuras públicas”.
Desde el sector de Prensa de la Gobernación bonaerense indicaron a Chequeado que el nombre de Sarlo era parte de una posible campaña para concientizar a la población, que fue anunciada el 26 de enero último por el propio Kicillof. Efectivamente, en ese momento, el mandatario provincial señaló que “estamos invitando algunos referentes de otros campos a que se vacunen, utilizaríamos muy poquitas vacunas -100 vacunas-, pero para que con su ejemplo puedan convencer a otros”.
También precisaron que para llevar a cabo la campaña “se conversó, por distintos medios, con referentes de distintas áreas”, pero la demora en la llegada de nuevos lotes de vacunas “retrasó la puesta en marcha” de la acción de comunicación. Finalmente, indicaron que la publicación en la revista científica The Lancet de los estudios que avalaban el uso de la vacuna Sputnik V “desmoronó los argumentos antivacunas”, por lo que la inscripción al programa de vacunación “aumentó considerablemente” y así la necesidad de la campaña originalmente pensada cedió.
Según se desprende de las copias de los correos electrónicos presentados por Sarlo ante la Justicia, la primera comunicación quedó registrada el 22 de enero último. Allí, Díaz le indica a Sarlo: “Me llamó Soledad Quereilhac porque está colaborando con la campaña de concientización para que la gente se vacune. Me pidió una mano para contactar alguna gente, empezando por vos”.
“Es una campaña bien pensada (o sea, no le van a dar un uso político berreta, pero claramente es la campaña a favor de la vacunación de la Provincia). Es todo por derecha, nada trucho”, remarca.
En la respuesta, Sarlo destaca que le parece “muy bien hacer campaña” para que la gente se vacune, aunque no comparte ese “privilegio” de recibirla antes. Sin embargo, pese a su rechazo, aclara que “no tengo ningún inconveniente en que se utilice mi nombre expresando mi deseo de vacunarme”.
Tras declarar ante la Justicia, Sarlo reconoció en declaraciones a Radio Con Vos que no debió utilizar la expresión “por debajo de la mesa”, pero insistió en que si se trataba de una campaña pública “a mí no me llegó con las formas que tiene que tener una campaña pública”.
Sobre el tipo de contacto que recibió Sarlo -a través de un correo electrónico del editor de Siglo XXI-, el politólogo Mario Riorda indicó que “intentar un contacto de modo transparente a través de terceras personas intermediarias para evaluar interés y luego avanzar en contactos más formales es realista, legal y no pierde en nada su transparencia. La polémica se origina por la contactada [Sarlo] que, deliberadamente, adjetiva un proceso como ilegal, cuando en realidad se trataba de un contacto informal”.
No hay delito, dicen especialistas
Especialistas en Derecho Penal consultados por este medio descartaron que en el ofrecimiento a Sarlo haya existido algún tipo de delito, y lo diferenciaron del caso conocido como “VacunaGate”, donde se investiga la vacunación irregular en el Ministerio de Salud de la Nación y el Hospital Posadas que involucró al menos a 70 personas relacionadas con la política, el empresariado y los medios de comunicación, y que se destapó luego de declaraciones del periodista Horacio Verbitsky, quien se encontraba dentro del grupo de vacunados. En esos casos, los vacunados no participaban de campaña pública alguna ni debían difundir su inoculación, sino que lo hacían en forma reservada.
El ex fiscal nacional de Investigaciones Administrativas y ex diputado Manuel Garrido indicó en diálogo con este medio: “Puede discutirse si era una buena o mala idea, si era necesario, justo, conveniente o ético (como señala la propia Sarlo) elegir ese mecanismo de promoción o los criterios de selección empleados, pero no hay un delito penal y ni siquiera una acción que haya comenzado a llevarse a cabo en el sentido jurídico” y pueda considerarse como una tentativa de delito.
Natalia Volosin, abogada especialista en corrupción, también indicó que “no hay” delito penal en el episodio. Por su parte, el abogado especialista en Derecho Constitucional Andrés Gil Domínguez dijo a Chequeado que “a la luz de lo que leí [el ofrecimiento] no era nada oculto ni fuera de ciertos márgenes”.
“Se puede estar de acuerdo o no con la campaña de vacunar a notables para que la gente pierda el miedo. Pero hay una diferencia enorme con un ‘Vacunatorio VIP’”, indicó Gil Domínguez, al tiempo que agregó: “Hay delito cuando algo es espurio y oculto. Una campaña pública te puede gustar políticamente o no, pero no hay delito”.
¿Sirven las campañas con famosos?
El uso de famosos, políticos y otros líderes de opinión en campañas a favor de la vacunación es efectivo, pero expertos señalan que en un contexto de “hiperpolarización” pierde fuerza. Además, “saltarse la fila” por el hecho de ser una figura conocida no resulta ético, sobre todo en un marco de escasez de vacunas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) avaló el uso de referentes como portavoz de mensajes a favor de la vacunación.
Como señaló en esta nota Florencia Luna, investigadora principal del Conicet y directora del programa de Bioética de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), centro colaborador de bioética de la OMS, sirve que algunos grandes nombres se pongan la vacuna y en ese sentido se genere más confianza y se haga publicidad.
Sin embargo, “en esta situación de recursos tan escasos, no es ético quitar la posibilidad a las personas que más necesitan la vacuna, ya sea el personal de salud o ancianos. En ese sentido creo que habría que ser bastante restrictivos para que no se genere la sensación de arbitrariedad”.
Por su parte, Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), remarcó que “es importante que figuras públicas, referentes o líderes de opinión se vacunen para fortalecer la confianza en las vacunas, pero siempre y cuando sean personas que tengan indicación de hacerlo en ese momento”.
Finalmente, Riorda señaló a este medio que “la comunicación en dos pasos o vía referentes es una práctica de siempre, que ha tenido efectividad, independientemente de su simpleza. Autoridad, notoriedad, reputación, visibilidad, son argumentos que se buscan en terceras o terceros para este tipo de instancia”.
No obstante, indicó que “por sí mismas, estas campañas, en situaciones de crisis y en una atomización del sistema de medios, potencialmente no registran los niveles de efectividad que en otras circunstancias”. Y agregó que “hay un contexto de hiperpolarización, donde son muy pocas las figuras que resultan incuestionables y portadoras de credibilidad”.
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