De la Sota: “Yo gané en Córdoba rebajando el 30% de los impuestos y los mantuve a lo largo de 17 años”

“Yo me comprometo con los argentinos a que en los próximos cuatro años puedo rebajar el 30% la presión fiscal en el país”, destacó el precandidato a presidente y gobernador de la Provincia de Córdoba, José Manuel De la Sota.

A diferencia del resto de los postulantes, que pueden realizar promesas en campaña pero luego no cumplirlas, destacó ya haber realizado la baja tributaria en la provincia: “Yo gané en Córdoba rebajando el 30% de los impuestos y los mantuve a lo largo de 17 años”, apuntó.

Los dichos del gobernador son engañosos, veamos por qué:

1. Apenas asumió la Gobernación, De la Sota llevó adelante una reducción de los impuestos.

En 1999, cuando asumió al frente de la provincia de Córdoba por primera vez, firmó el Decreto 1.538, que estableció una reducción parcial, del 30% en distintos impuestos provinciales. La rebaja se aplicaba sobre el Impuesto Inmobiliario Urbano, y el Impuesto Inmobiliario Rural, entre otros, y bajo ciertas condiciones.

La reducción se mantiene actualmente, y de acuerdo con la Ley 10.250 de 2014 acceden a ella: en Ingresos Brutos, contribuyentes cuya sumatoria de bases imponibles de la totalidad de actividades desarrolladas no supere los $ 3.042.000 y en el Impuesto Inmobiliario, cuando las “obligaciones devengadas y no prescriptas hasta el período fiscal 2014 inclusive, sean regularizadas hasta el día 30 de junio de 2015”, es decir, estén al día.

2. La rebaja no impidió que la presión tributaria aumentara. Hoy es casi el doble que en 1999.

“Hasta 2008 no hubo mayores subas impositivas, más allá de actualizaciones por la inflación. Sin embargo, a partir de 2009 comienza una suba constante de la presión fiscal. En 2008 la presión fiscal era de 4,26% del Producto Bruto Geográfico de la provincia, en 2009 sube a 5,27% y llega a 8,23% en 2014”, repasó Alfredo Schclarek Curutchet, director Académico del Centro de Investigaciones Participativas en Políticas Económicas y Sociales (Cippes).

Los datos provienen de un informe del Cippes elaborado con fuentes oficiales y tiene en cuenta la recaudación tributaria (por impuestos) y no tributaria (es decir, proveniente de tasas, multas y contribuciones).

“La suba en la presión fiscal se da principalmente por el aumento de las alícuotas del impuesto a los Ingresos Brutos”, el impuesto provincial con mayor nivel de recaudación, según detalló Schclarek Curutchet. De acuerdo con un trabajo de la consultora Robinson y asociados, Ingresos Brutos representa el 80% de la recaudación propia cordobesa.

Además, se crearon nuevas tasas (que a diferencia de los impuestos se vinculan con una contraprestación o servicio). En 2012, por ejemplo, Córdoba creó la denominada tasa vial para “retribuir la prestación de los servicios que demande el mantenimiento, conservación, modificación y/o mejoramiento de todo el trazado que integra la red caminera provincial”. La tasa recauda entre $0,34 y $0,74 por cada litro de combustibles líquidos y $0,27 por cada metro cúbico de gas natural comprimido (GNC).

Otra razón del incremento de la presión fiscal fue la creación de diferentes Fondos de Asignación Específica. Entre ellos, podemos destacar el Fondo de Financiamiento al Sistema Educativo (conformado con un 5% adicional sobre Ingresos Brutos, y entre el 7% y el 16,5% de Impuesto Inmobiliario Básico); el Fondo Rural para Infraestructura y Gasoductos; y el Fondo para el Mantenimiento de la Red Firme Natural.

“Si bien no ha aumentado tanto el impuesto inmobiliario propiamente dicho, los fondos ‘atados’ al impuesto inmobiliario han aumentado fuertemente”, explica el documento del Cippes.

3. Córdoba ganó lugares entre las jurisdicciones con mayor presión tributaria. Los niveles récord la asemejan a otros distritos, como la Nación o el promedio de los impuestos provinciales

El documento de la consultora Robinson ubica a Córdoba séptima entre las provincias con mayor presión tributaria, con datos de 2013. Los datos tienen en cuenta la recaudación de origen tributario, es decir, impuestos. Así, Córdoba subió varios puestos en relación a 2004, cuando ocupó el puesto 13 de la tabla con De la Sota como Gobernador. El ranking lo lidera Tucumán, y le sigue la CABA.

Al igual que Córdoba, el Estado nacional presenta la mayor presión fiscal de la historia. “Se debe a la restauración del impuesto al cheque (durante la Presidencia de Fernando De la Rúa) en un contexto de gran crecimiento de la actividad y de las retenciones a las exportaciones (durante la Presidencia de Eduardo Duhalde) con precios y nivel de producción récord, junto con más recaudación de IVA (por más actividad) y Ganancias (con actualización atrasada del mínimo no imponible en personas físicas y la no indexación de los balances en personas jurídicas)”, señaló en este chequeo Carlos Martinez, economista y profesor de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). La misma tendencia se observa en los impuestos provinciales.

Actualización 21/05/2015: Luego de la publicación de este chequeo Nadin Argañaraz, asesor económico del gobernador José Manuel de la Sota, respondió a través de una columna de opinión en el diario La Nación, que reproducimos a continuación.

Rebajar impuestos sí es posible

Esta columna es una respuesta a la columna de Chequeado del lunes pasado, en donde se calificó como “engañoso” un textual del gobernador De la Sota sobre la baja de impuestos

Es más que relevante que La Nación ponga en debate un tema fundamental, como es el de la carga tributaria que recae sobre los argentinos formalizados en la actualidad. Como alguien que está dedicado desde hace un par de décadas al estudio de la cuestión tributaria en la Argentina, considero que el contenido de la sección Chequeado relacionado con la rebaja de impuestos llevada a cabo en Córdoba por el gobernador José Manuel de la Sota a partir de 1999 está sustentado en argumentos bastante cuestionables.

La rebaja de los impuestos en Córdoba tuvo como eje central el “si usted cumple, pagará menos impuestos”. Es decir que fue una rebaja para contribuyentes cumplidores, con el objetivo de aumentar el nivel de actividad formal, la base imponible y la recaudación.

Es llamativo que se pretenda criticar el camino más adecuado para alentar el crecimiento económico y la creación de empleos privados formales sin dañar la salud financiera del Estado. La realidad es que los impuestos bajados en Córdoba no volvieron a subir. Esto es un hecho que se puede comprobar comparando cedulones del impuesto automotor, por ejemplo, de los años 1999 y 2015.

A la hora de analizar la carga tributaria de las provincias, tampoco puede obviarse su pérdida de participación en la masa de recursos coparticipables. Si Córdoba recibiera la precoparticipación del 15% que debería haberse restituido cuando el sistema de seguridad social pasó de mixto a estatal, la presión tributaria total podría ser mucho menor. En efecto, en 2013 hubiera sido de 5,2% del PBG en lugar de 6,6% que fue del PBG.

Si le sumamos lo que no llega a la provincia del impuesto a las ganancias por el desplazamiento de base imponible provocado por los derechos de exportación, lo que no llega del impuesto al cheque que solamente va a provincias un 15% y otras detracciones directas para financiar la seguridad social, la presión tributaria de Córdoba en 2013 podría haber sido de 1,9% del PBG en lugar del 6,6% que fue.

Es totalmente irrelevante intentar subestimar la importancia de la baja de impuestos realizada en Córdoba recurriendo a la comparación de peras con manzanas. Considero más productivo plantear los lineamientos de la significativa rebaja de impuestos que De la Sota propone para la Nación.

Se prevé la eliminación del impuesto al cheque, del impuesto a la ganancia mínima presunta, de los derechos de exportación a los productos regionales, de los derechos de exportación a los bienes industriales, de los derechos de exportación al trigo y al maíz con un esquema que garantice que el beneficio llegue al productor.

Se van a reducir en un 30% los derechos de exportación a la soja, con esquema que garantice el beneficio a los productores.

Se propone una reforma de mínimo y escalas del impuesto a las ganancias de personas físicas. También se modificarán el mínimo no imponible y la escala del impuesto a los bienes personales.

La filosofía es clara: se bajarán impuestos a los ciudadanos para poner dinero en sus bolsillos, así como a las empresas que inviertan y creen empleos, y como condición para que inviertan y creen empleos.