Romero: “Desde el regreso de la democracia 3.030 mujeres fallecieron por abortos”

En el marco del debate por el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo, Mariana Romero, médica, investigadora del Conicet y del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), fue una de las especialistas que se presentaron ante los diputados nacionales. En su intervención, Romero afirmó: “Desde [el regreso de] la democracia a la fecha 3.030 mujeres fallecieron por aborto en la Argentina”.

De acuerdo con datos del Ministerio de Salud de la Nación, entre 1983 y 2016 (último dato oficial disponible) se registraron 3.040 muertes de mujeres por embarazos terminados en aborto. Esto representa aproximadamente un 30% del total de muertes de mujeres gestantes en este periodo, y en la mayoría de los años fue la principal causa individual de fallecimientos de embarazadas en nuestro país.

“Las muertes por aborto están siempre ligadas con los casos en los que se hace de manera insegura. Los abortos en hospitales, con todas las condiciones sanitarias correctas, tienen incluso menos mortalidad que un parto”, explicó en este chequeo Edgardo Ávalos, médico obstetra del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva de la Argentina.

La ley argentina permite el aborto en casos de violación o de peligro para la vida y la salud de la mujer. Como para otras situaciones la práctica es ilegal, los datos oficiales no presentan el panorama de manera completa: por un lado, no distinguen entre abortos espontáneos e inducidos; y, por el otro, las cifras dependen de cómo son identificados y registrados en los diferentes hospitales del país.

“Una mujer que muere por un aborto lo hace por una infección o una hemorragia, y es posible que en distintos momentos se clasifique con distintas causas”, agregó Ávalos.

Tanto la mortalidad materna en general como la causada por abortos en particular presentan un descenso, aunque no es una tendencia que se repita todos los años.

De acuerdo con un informe del Instituto Guttmacher sobre la situación del aborto en América Latina y el Caribe, “el uso de misoprostol para inducir abortos se está volviendo más común en toda la región y parece haber aumentado la seguridad de los procedimientos clandestinos”.

El Misoprostol es una droga recomendada por la Organización Mundial de la Salud en su manual de práctica clínica para un aborto seguro. En la Argentina se comercializa al público con el nombre Oxaprost por el laboratorio Beta como un “fármaco inhibidor de la secreción ácida gástrica y citoprotector de la mucosa gastroduodenal”, según explica el prospecto. En la actualidad tiene un precio de venta de alrededor de 3.000 pesos.

Mario Sebastiani, médico obstetra del Hospital Italiano, coincide en que esta tendencia también se da en la Argentina. “Antes la mayoría de los abortos se hacían introduciendo instrumentos en el útero, como tallos vegetales o sondas, que causan infecciones. Estas producen contracciones que generan el aborto pero también pueden producir la muerte de la mujer”, explicó a Chequeado, y añadió: “Desde hace 10 o 15 años la clase media y clase media baja tiene acceso a las pastillas, que no generan infecciones, y por eso son más seguras”.

Además del método que se utiliza para realizar el aborto, otros factores influyen en la mortalidad de la mujeres gestantes. “Las muertes maternas por aborto son muertes evitables cuando los abortos se realizan en condiciones de seguridad. Y la legalidad brinda esas condiciones de seguridad porque habilitaría que se realicen con mejor información, con disponibilidad y accesibilidad a métodos seguros para la interrupción del embarazo”, señaló a este medio Natalia Gherardi, directora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).

“La clandestinidad es la que promueve situaciones de abortos sin las condiciones de cuidado de la salud indispensables para que la vida y la salud de las mujeres no corra peligro”, concluyó la especialista.