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Historia de vida. Del rechazo constante a un empleo en el Estado: la lucha de Emma Quinteros, una joven trans

Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
  • Entregaba su currículum, se presentaba a la entrevista y la persona del otro lado del escritorio hacía una mueca, pero durante la pandemia encontró trabajo con el impulso de un nuevo ministerio y el cupo laboral trans.
  • La creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad fue una de las promesas que hizo Alberto Fernández durante su campaña presidencial. Tal como analizó este medio, la promesa fue cumplida.
  • Desde allí se lanzó el programa Acompañar, que da asistencia a mujeres e integrantes de la comunidad LGBT+ que sufren violencia de género y se ampliaron la cantidad de partidas y los recursos del presupuesto con perspectiva de género en 2020 y 2021.

Se daba cuenta por cómo la miraban. Entregaba su currículum, se presentaba a la entrevista y la persona del otro lado del escritorio hacía una mueca. Un gesto tal vez imperceptible para otros, pero no para ella, acostumbrada a vivir en carne propia el rechazo en diferentes contextos. No importaba que estuviera calificada para el puesto. Daba igual todo el esfuerzo y la dedicación que le pusiera. No la iban a llamar. No pensaban darle el trabajo. En el mejor de los casos, disimulaban con actitud incómoda la decisión que ya habían tomado: no tomar a una persona trans. A pesar de las negativas, nunca perdió las esperanzas y este año logró algo que tiempo atrás parecía imposible: un trabajo en blanco. 

El pasado mes de noviembre, Emma Quinteros, una joven trans de 28 años, comenzó a trabajar en atención al público en una agencia de PAMI en Berazategui, provincia de Buenos Aires. “Cuando se creó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y luego cuando se decretó el cupo laboral travesti trans, pensé que iba a llevar años en concretarse su aplicación. En el medio apareció la pandemia y estaba segura de que la burocracia iba a dar para largo. Pero de pronto me llamaron y me ofrecieron este puesto y acá estoy, feliz”, cuenta Quinteros a Chequeado.

La creación de dicho Ministerio fue una de las promesas que hizo Alberto Fernández durante su campaña presidencial. Tal como analizó este medio, la promesa fue cumplida. Al mando de la cartera se encuentra Elizabeth Gómez Alcorta. Desde allí se lanzó el programa Acompañar, que da asistencia a mujeres e integrantes de la comunidad LGBT+ que sufren violencia de género y se ampliaron la cantidad de partidas y los recursos del presupuesto con perspectiva de género en 2020 y 2021.

No fue fácil para Quinteros llegar adonde está hoy. A los ya mencionados rechazos en el mundo laboral, se sumaban todos los obstáculos que tiene que atravesar una persona trans: que le reconozcan su identidad, soportar las burlas y la discriminación, acceder a los tratamientos de salud necesarios. 

Para las personas trans, todo es lucha. Yo tuve la suerte de que mi familia me aceptó de entrada. Mis padres me ayudaron de la única manera que podían: apoyándome en todo lo que hice”, cuenta. “No todos tienen esa suerte. Y encima hacia afuera de la familia todo es difícil. Cuando entré a la universidad con mi nombre anterior, me di cuenta de que tenía que pelearla en serio”, detalla Quinteros. 

Allí fue que decidió tramitar el DNI con el nombre que hoy lleva y que es su verdadera identidad. “Después de eso, ponés primera y seguís para adelante. El documento es un paso enorme, porque ayuda a que no te denigren, a que te reconozcan como vos te identificás”, cuenta. 

Según las estadísticas más recientes, unas 9 mil personas rectificaron su DNI de acuerdo a su género autopercibido desde que se sancionó la Ley de Identidad de Género en 2012. Esta normativa permite acceder a “la rectificación registral del sexo, el cambio de nombre de pila e imagen” de su partida de nacimiento y DNI. El trámite se realiza en el Registro Civil.

Entre las personas que realizaron el cambio, el 72% autopercibía su género como femenino, y la mayoría tenía entre 20 y 39 años. Las menores de 19 años representaron un 14% y las mayores de 60, un 1%, según datos del Registro Nacional de las Personas (Renaper).

En la Universidad de Quilmes estudió enfermería y durante varios años cuidó a una paciente geriátrica con diagnóstico psiquiátrico. “La enfermería es una carrera muy inclusiva. En su momento le dio espacio a la mujer, hoy es un motor para las personas trans”, sostiene Quinteros.

Antes había realizado varios trabajos informales. Como ayudante en una peluquería, limpiando un conocido teatro, haciendo diversas changas. “La prostitución nunca fue una opción para mí. Pero muchas personas trans terminan haciendo eso. A muchas las echan de su casa cuando son adolescentes. Solas, sin formación, sin apoyo, ¿qué otra cosa pueden hacer? Es muy dura esta realidad”, dice la joven.

Según el relevamiento más reciente, realizado en 2014 por la Fundación Huésped en colaboración con la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina (ATTTA), en la Argentina solo el 18% de las personas travestis y trans tuvieron acceso a trabajos formales.

Por eso, para Quinteros, su éxito es importante para toda la comunidad trans. “Todos estos logros se necesitan, no es por un capricho”, asegura. En ese sentido, valora que se haya creado un Ministerio que se encargue específicamente de cuestiones de género y diversidad. “Me parece muy bien que lo hayan hecho carne de verdad. Dan visibilidad, lo imponés, llega un momento en que la gente se tiene que acostumbrar. Te garantiza seguridad en los derechos, que era lo que faltaba. Si no hay voluntad política, una no puede sola contra el mundo”, sostiene.

Quinteros considera que es muy significativo que una persona trans pueda trabajar para el Estado. “Obviamente van a quedar muchas trans marginadas, pero esto da un motor de lucha. Un Ministerio hace un filtro y puede centrarse en temas que le competen. No sé si el Ministerio de Trabajo solo lo hubiera logrado”, explica la joven.

E insiste: “Tampoco estamos pidiendo magia, lo que queremos son logros en derechos básicos, como el DNI, el cupo laboral o el acceso digno a la salud”.

Sobre este último punto, Quinteros enfatiza en la importancia de que las personas trans puedan acceder de manera gratuita a los tratamientos necesarios. “Es importante que los hospitales públicos nos atiendan. Que no nos discriminen. Muchas chicas se someten a situaciones horribles para poder acceder a los tratamientos hormonales. Y a veces no las quieren atender, les dicen que su documento no coincide con su cara, se sufre mucho rechazo”, dimensiona. 

Capacitación y visibilidad

Para Quinteros, una de las cuestiones que hace que la vida de las personas trans sea más difícil es la discriminación. Sobre todo en ámbitos públicos. El Ministerio también es el encargado de ejecutar la llamada “Ley Micaela”, que establece la capacitación en temas de género y violencia contra las mujeres para los funcionarios públicos. 

“Me parece una locura que tengan que dar capacitación para el respeto a otra persona, pero se ve que es necesario para género y diversidad. Yo veo que adhieren algunos con una actitud muy positiva de querer aprender. Es razonable que alguien no comprenda lo que significa ser trans, está perfecto, pero la actitud de mejorar es válida. Es positivo que se capacite en ese sentido”, dice Quinteros.

La joven trans vive con sus padres y sus 3 hermanas. Con los ingresos de su nuevo empleo, se siente segura para poder seguir estudiando y capacitándose. “Me tocó una agencia chiquita en Hudson. Es divina. Somos cinco compañeros. Todos son muy agradables, muy receptivos”, cuenta. “Tener seguridad económica le cambia todo a cualquiera, pero a mí como trans todavía más”, asegura. Y concluye: “Así dan ganas de seguir progresando”.

 

Esta historia forma parte del especial Promesas Chequeadas que podés ver acá.

Fecha de publicación original: 09/12/2020

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