Historia de vida de un jubilado: “¿Cuándo van a cumplir con las promesas, cuando ya no estemos?”
- Julio Vicente trabajó durante 30 años como encargado de tráfico en una empresa de transporte. Pensó que todo ese esfuerzo se vería reflejado en un buen pasar en el final de su vida, pero la realidad lo golpea de lleno.
- Durante la campaña electoral de 2019, cuando Alberto Fernández prometió recomponer las jubilaciones en un 20%, se ilusionó. Hasta el momento, esta promesa se encuentra incumplida.
- En la misma situación se encuentra la promesa del Presidente en la que aseguró que durante su gestión iba a “hacer una ley que diga que los jubilados no pagan los medicamentos”.
“Defraudado”. Julio Vicente repite una y otra vez esa palabra. “Defraudado por este Gobierno y por todos los anteriores”, insiste. A sus 74 años, este jubilado que vive en Ramos Mejía, Provincia de Buenos Aires, se cansó de esperar una mejora de su situación económica. “Me siento un tonto. Si no hubiera aportado nada, si hubiera juntado esa plata, hoy viviría bien. No es solo este gobierno, todos los gobiernos utilizan al jubilado. Somos la variable de ajuste”.
Vicente trabajó durante 30 años como encargado de tráfico en una empresa de transporte. Pensó que todo ese esfuerzo se vería reflejado en un buen pasar una vez que formalizara su retiro. Pero la realidad lo golpeó de lleno y hoy se mantiene como puede. Vive con su mujer, también jubilada. Entre lo que cobran ambos intentan cubrir todos los gastos del mes. “Cada vez es más difícil. Tenemos que ir comiendo comidas más económicas, ajustando donde se pueda”, cuenta Vicente en diálogo con Chequeado. Tiene una hija y dos nietos que viven cerca de su casa. “No quiero que mi hija me mantenga. Por dignidad; me siento mal. Yo no quiero, ella tiene su hogar y debe mantener a su familia. No es justo que tenga que hacerse cargo de sus padres”, dice.
Durante la campaña electoral de 2019, cuando Alberto Fernández prometió recomponer las jubilaciones en un 20%, Vicente se ilusionó. “Qué inocente fui”, se lamenta hoy. Tal como analizó este medio, esa promesa presidencial se encuentra incumplida. El Gobierno no recompuso las jubilaciones un 20% y, aunque dio dos bonos de $ 5 mil en diciembre de 2019 y enero de 2020, fueron sólo para quienes cobraban la mínima y por única vez. Además, el Congreso suspendió este año los aumentos automáticos previstos por ley. Así, los jubilados tuvieron incrementos menores y la mayoría no pudo ganarle a la inflación.
Si bien a partir de diciembre regirá una nueva suba, del 5%, este monto tampoco permitirá que las jubilaciones se recompongan por encima de la inflación del trimestre.
“El Presidente hizo campaña diciendo que no bien asumiera vendía las Leliq y saldaba esa deuda con los jubilados. Esto no fue así. Lo que sí hizo fue decretar la emergencia previsional y a partir de eso se suspendió la aplicación de la ley de movilidad que estaba vigente”, explica Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y presidente de la Sociedad Iberoamericana de Gerontología y Geriatría (SIGG). “Pero las jubilaciones a partir de los $ 18 mil fueron perdiendo montos de sus haberes. Lo mismo pasó en junio y septiembre, en esos dos ajustes directamente fueron todos a la baja. Respecto a la inflación pierden todas las categorías”, añade.
“El Estado tiene múltiples deudas con los trabajadores jubilados. Lo más grave es que se ha ido transformado el concepto subjetivo de la Seguridad Social prácticamente en un subsidio. Lo que están percibiendo los jubilados no tiene nada que ver con lo que han aportado en su vida laboral”, enfatiza Semino.
La situación es aún más compleja en el contexto de la pandemia de la COVID-19. “Todo este tiempo estuvimos encerrados, sin salir para nada”, cuenta Vicente. Aunque él y su mujer requieren atenciones médicas, intentaron resolver la mayoría de sus necesidades a través de consultas telefónicas por miedo a exponerse al coronavirus SARS-CoV-2. También reciben ayuda de su familia para conseguir los alimentos.
“Nosotros recibíamos un bolsón de alimentos pero, al comenzar la pandemia, se suspendió. Ahora nos entregan un dinero en reemplazo de ese bolsón, pero con la inflación ha ido perdiendo valor y no compramos lo mismo que hace un año”, cuenta Vicente. Su hija o una vecina se encargan de las compras. “Muy de vez en cuando sale mi señora, pero tratamos de evitar exponernos, no queremos que nuestra salud se complique aún más”.
La salud de los jubilados
“Vamos a hacer una ley que diga que los jubilados no pagan los medicamentos”. Vicente escuchó en la televisión a Fernández mientras hacía esa promesa durante un acto de campaña en Lomas de Zamora. Una vez más, y a pesar de las constantes desilusiones que vivió con todos los gobiernos de turno, se ilusionó. Sintió que al fin podría llegar un poco de tranquilidad a su vida. Se permitió tener algo de esperanza, aunque algo en su interior imaginaba que otra vez iba a sentirse defraudado. “Por un momento parecía que íbamos por buen camino, pero después me sentí burlado”, recuerda.
Es que el acceso a la medicación, y a la atención médica en general, es primordial para su vida. Tanto él como su mujer conviven con varios problemas de salud. “Tengo EPOC, enfisema pulmonar, diabetes y tuve cáncer de vejiga”, cuenta. Su esposa tuvo que ser intervenida para recibir un triple bypass.
Según explica Semino, no se sancionó por ley que los jubilados no paguen medicamentos. Lo que sí se hizo fue ampliar un programa preexistente del PAMI, por el cual algunos medicamentos se consiguen al 100% de descuento. “Eran 1 millón 300 mil beneficiarios y se duplicaron. Pero son medicamentos para patologías crónicas. No alcanza a todos los jubilados, pensionados y adultos mayores”, detalla Semino.
Y añade: “En total hay al menos 2 millones y medio más de beneficios de PAMI que pagan y otros 2 millones que también pagan con descuento de obra social”.
Pero el problema no es sólo el acceso a los medicamentos. “Yo tuve una intervención quirúrgica hace 2 meses y no puedo encontrar un aparato que se necesita para quemar los pólipos en la vejiga”, dice Vicente. “Cada vez que hay un cambio de Gobierno hay que gestionar todo de nuevo”, añade.
Además, cuenta Vicente, se le complica conseguir los remedios oncológicos que necesita y las cintas para medir la glucosa por su diabetes. “Otra cuestión insólita es que no nos cubren el adhesivo para las dentaduras. 8 de cada 10 jubilados tenemos dentaduras postizas”, dice.
“Mi hermana necesitaba lentes y no lograba que se los cubran. Los consiguió porque la gente de la óptica se los dio con un plan de pago”, relata Vicente. “Esto es siempre así: dependemos de la buena voluntad de la gente”.
Con la voz quebrada, este jubilado que aportó durante 30 años vuelve a repetir que se siente defraudado. “Ya no podemos esperar más. No se dan cuenta de que no tenemos tiempo. ¿Cuándo van a cumplir con las promesas, cuando ya no estemos?”, dice.
Esta historia forma parte del especial Promesas Chequeadas que podés ver acá.
Fecha de publicación original: 09/12/2020
Comentarios
Valoramos mucho la opinión de nuestra comunidad de lectores y siempre estamos a favor del debate y del intercambio. Por eso es importante para nosotros generar un espacio de respeto y cuidado, por lo que por favor tené en cuenta que no publicaremos comentarios con insultos, agresiones o mensajes de odio, desinformaciones que pudieran resultar peligrosas para otros, información personal, o promoción o venta de productos.
Muchas gracias