La delgada línea que separa el humor y la desinformación en las redes
- Tanto en temas superficiales como en los que revisten gravedad, los chistes suelen estar entre los tuits más compartidos.
- Distintos especialistas consideran que el humor puede ayudar a aliviar situaciones sociales difíciles de atravesar.
- El peligro de estos contenidos es que pueden usarse para justificar una desinformación, o bien para alentar la burla y la discriminación.
Las redes sociales son un escenario de debate donde el humor está presente aún en temas sensibles. Según detectó Chequeado, este tipo de publicaciones suelen ser los mensajes más compartidos. Por ejemplo, en el análisis de tuits sobre el aborto legal en octubre último, el mensaje más compartido fue un chiste. Muchas veces, incluyen recursos gráficos (GIFs o videos), como en la publicación más retuiteada al analizar la conversación en Twitter sobre la crisis entre los Estados Unidos e Irán.
Trump: “we are only selecting the best shooters for world war 3”
Me at the tryouts:
— • (@BronAndBrow) January 3, 2020
Mara Destefanis, asesora de la Cámara Nacional Electoral (CNE) en el monitoreo de redes de las campañas de 2017 y 2019, apuntó además en diálogo con este medio que el humor puede ser usado para “generar alivio y alegría en situaciones de crisis y complejidad social” ya que -como señaló- a nivel social “genera catarsis, alivia el estrés y logra complicidad”. Aunque también alertó que podía ser “una herramienta de doble filo”.
El humor puede ser conductor de desinformación. Por ejemplo, a principios de enero último se viralizó una foto del ex futbolista Juan Pablo Sorín con un mensaje que lo señalaba como “iraní e integrante del Hezbollah”. En un contexto en el que muchos usuarios bromeaban sobre las denuncias que la oposición hacía de los nuevos integrantes del gobierno, el tuit decía con ironía que la persona de la foto cobraba “$300.000 por mes como asesor de Alberto Fernández”. El mensaje circuló en Twitter y fue compartido, entre otros, por el periodista Eduardo Feinmann (@edufeiok), quien quiso desmentir el posteo como si éste fuera verdadero.
Esta barbaridad publican algunos HDP. Es Juampi Sorin. https://t.co/C5unTuv8BF
— Eduardo Feinmann (@edufeiok) January 5, 2020
En un artículo académico sobre el tema, Edson Tandoc y Richard Ling, de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur), afirman que el humor es una de las formas más frecuentes que adoptan las noticias falsas y que la sátira y la parodia son dos formatos comunes en este tipo de contenido porque en ambos se usa el humor o la exageración como manera de atraer a los públicos. Como explica Destefanis, las noticias más populares “son las que exaltan las emociones, entre ellas el humor. (…) Por lo cual usado para desinformar tiene efecto multiplicador”.
Como afirma Claire Wardle, co-fundadora de la organización First Draft para combatir la desinformación, la sátira puede usarse estratégicamente para distribuir rumores y evadir chequeos de información porque cualquier crítica puede descartarse con la excusa de que no fue tomado en serio. En síntesis, el humor puede usarse como una justificación de los contenidos falsos o inexactos.
Por ejemplo, existen cuentas que simulan ser las oficiales de algunos actores con peso en la política y si bien lo aclaran o se dicen paródicas, en algunos casos pueden confundir a los usuarios que acceden a sus mensajes. En los análisis que Chequeado realizó, por ejemplo, el día de las elecciones generales el tuit más compartido fue publicado por una de estas cuentas: @CFK_, que parodia a la oficial de la vicepresidenta, Cristina Fernández (@CFKargentina). Actualmente, esa cuenta se encuentra suspendida.
La desinformación puede no ser intencional. Por eso es muy importante el contexto en el humor. Desde First Draft indican que en ocasiones en las redes sociales faltan los marcos que usamos para entender un mensaje, o sea que un mensaje puede compartirse y distanciarse de su sentido inicial, y así generar desinformación, aunque éste no sea el propósito principal de su publicación. Por ejemplo, en el caso de Rocío Marengo y el koala, el tuit más compartido comenzó siendo un chiste y se convirtió en Trending Topic ya que muchos usuarios lo retuitearon como noticia.
Por otro lado, este tipo de contenidos también puede resultar discriminatorio o alentar prácticas discriminatorias. Damián Fraticelli, doctor en Ciencias Sociales e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA), aclaró a este medio que en las redes “se ha instalado con fuerza reírse del otro de una manera desalmada”. Además, agregó que cada cuenta “conforma un colectivo” y que celebrar un chiste o compartirlo reafirma la propia identidad y pertenencia al grupo. Cabe destacar que en plataformas como Twitter, las comunidades “educan” al algoritmo sobre qué contenidos vemos y qué no.
Dichas plataformas tienen sus propios mecanismos para denunciar contenidos discriminatorios. En el caso de Twitter, entre otras cosas no está permitido “fomentar la violencia contra otras personas, ni amenazarlas o acosarlas, por motivo de su raza, origen étnico, nacionalidad, orientación sexual, género, identidad de género, afiliación religiosa, edad, discapacidad o enfermedad grave” (ver más acá).
La ley argentina establece algo similar. Según la Ley 23.592, se consideran actos u omisiones discriminatorios por “raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo, posición económica, condición social o caracteres físicos” y se indica que quien “arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o (…) menoscabe” el ejercicio de los derechos y garantías constitucionales debe “dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y reparar el daño”.
La ley no incluye el ámbito digital. Para Fraticelli esa falta de regulación permite, por un lado, que “cualquiera pueda hacer un meme (imagen que lleva texto y se usa con humor para recrear sentimientos o situaciones de la vida cotidiana) para criticar a alguien poderoso y que ese meme circule a escalas inéditas permitiendo denunciar algo sobre él que en los medios masivos no se podría hacer”. Pero, por otro, “hace crecer el cyberbulling y la burla”.
Para atender a esto, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) cuenta con un Observatorio de Internet que actúa una vez “agotadas las instancias de reclamos que habilitan las plataformas”. Alertan que la discriminación puede encubrirse mediante el humor y llaman a esto “Discriminación sesgada”. Según las últimas estadísticas, de 2008 a 2017 las denuncias digitales pasaron a representar del 5 al 35% del total de las recibidas por el Instituto.
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