Qué se sabe del acuerdo con el FMI y cómo puede impactar en el país

Desde que el 8 de mayo último, el presidente, Mauricio Macri, anunció que el Gobierno nacional buscaría un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), comenzaron las especulaciones sobre el impacto que este endeudamiento tendría sobre la economía argentina. Pero, ¿qué se sabe del acuerdo? ¿Qué puede pedir el Fondo? A continuación, los principales puntos sobre el tema.

Después de su reunión con la directora del FMI, Christine Lagarde, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció que el Gobierno solicitó “un acuerdo stand-by de alto acceso” y agregó que, hasta que no se cierre el convenio, no hablarían públicamente de “cifras o modalidades”.

Los préstamos stand-by “tienen por objeto ayudar a los países a resolver problemas de balanza de pagos de corto plazo”, según señala el sitio oficial del FMI. A partir del contrato se crea un programa con metas (por ejemplo, reducción del déficit) y los pagos de la entidad internacional están condicionados al cumplimiento de esos objetivos.

En general, este tipo de acuerdos tienen una duración de entre 12 y 24 meses, y los países deudores deben reembolsar el préstamo al cabo de tres a cinco años.

Lagarde, por su parte, anunció la “intención de las autoridades argentinas de solicitar un acuerdo stand-by de acceso excepcional”. Esto permitiría que el FMI preste al país fondos por encima de los límites normales.

“De acuerdo con su situación, la Argentina podría pedir alrededor de US$20 mil millones pero con un acuerdo excepcional no hay un límite definido de los fondos que puede recibir”, explicó a Chequeado Pablo Nemiña, sociólogo e investigador del Conicet especializado en la relación del país con el FMI. Según publicó el diario Clarín, el Gobierno pediría al menos US$30 mil millones.

Un crédito de estas dimensiones convertiría a la Argentina en el país que más le debería al FMI. Las principales acreencias del organismo al día de hoy surgen de Grecia (US$12,8 mil millones), Ucrania (US$ 11,5 mil millones) y Pakistán (US$6,1 mil millones). En la actualidad, de estos países sólo Ucrania tiene acuerdos vigentes con el Fondo, por poco más de US$17 mil millones. Los programas con Grecia y Pakistán expiraron en 2016 y los países siguen pagando sus respectivas deudas.

En relación a los acuerdos stand-by, actualmente sólo Irak, Jamaica y Kenia tienen vigentes créditos de este tipo, con convenios firmados en 2016. Se trata de países cuyo Producto Bruto Interno (PBI) per cápita es mucho menor al argentino.

En cuanto a la región, Colombia y México firmaron acuerdos de línea de crédito flexible (LCF), por US$11,5 y 88,4 mil millones de dólares, respectivamente, pero no han hecho uso de esos fondos. Como explica el FMI en su sitio, “a diferencia de los acuerdos stand-by, los desembolsos en el marco de la línea de crédito flexible no están condicionados a compromisos en materia de políticas porque los países habilitados para participar tienen trayectoria demostrada en la implementación de políticas macroeconómicas adecuadas”.

“Es un contexto global de mucha liquidez, con lo cual los países se financian en el mercado. El FMI perdió cierta relevancia en ese sentido”, señaló Federico Furiase, economista y director de la consultora Eco Go, que dirige Marina Dal Poggetto, y agregó “lo que pasa es que la Argentina está mucho más expuesta, y tiene problemas estructurales”.

Furiase destacó también que en los últimos tiempos el cambio de metas de inflación y el gravamen a la renta financiera “fueron condimentos que ayudaron a que los mercados se vayan” de la Argentina. Esto repercutió en que el país pueda negociar fondos a menores tasas de interés en el FMI que la que consigue en los mercados financieros.

En cuanto a las condiciones que pedirá el Fondo para habilitar el crédito, algunos indicios se pueden ver en su último informe sobre el país, publicado en diciembre último. La Junta Ejecutiva del FMI indicó que es necesario bajar el déficit fiscal y la inflación. Además, consideró que se pueden bajar “impuestos distorsivos” y tomar otras medidas para liberar el mercado, como la eliminación o reducción de aranceles a la importación.

De acuerdo con los datos del FMI, la mayoría de los acuerdos que firmó la Argentina con la entidad desde 1958 fueron bajo la modalidad “stand-by”.

“El acuerdo actual tendría similitudes con los créditos tomados por la Argentina en los ‘90. Al igual que en ese momento, se busca generar confianza para atraer inversores privados y frenar la fuga de capitales [N. de la R.: cuando diferentes actores retiran dólares del sistema bancario formal]. La diferencia es que en ese momento había un tipo de cambio fijo que ponía un límite a la política monetaria”, explicó Nemiña.

En el último tiempo, tanto Lagarde como Dujovne señalaron que el Fondo cambió y no es el mismo que hace 20 años. Al respecto, Nemiña consideró: “El FMI ha hecho más bien cambios discursivos, con algunas revisiones limitadas pero bienvenidas. El mayor impacto se dio en las estructuras internas y no se ve tanto en las recomendaciones. Es más flexible y menos dogmático, por ejemplo, a la hora de promover un ajuste fiscal y también acepta los controles de cambio, aunque sigue teniendo una postura ortodoxa”.