Una radiografía de los Ni-Ni
Durante un discurso en cadena nacional la presidenta Cristina Fernández de Kirchner presentó ayer un programa destinado a fomentar la permanencia de los jóvenes de entre 18 y 24 años en el sistema educativo.
Progresar retribuirá con $600 mensuales a los jóvenes que muestren los certificados de estudios, siempre que sus ingresos familiares sean menores al salario mínimo. El plan busca, según las declaraciones de la Presidenta, integrar a estos jóvenes en el sistema educativo. Fernández de Kirchner aseguró que la medida llegaría a alrededor de un millón y medio de jóvenes. Algunos tienen un empleo precario o con un bajo salario, mientras que otros se encuentran actualmente sin trabajo y tampoco están estudiando, son los llamados “Ni-Ni”.
- La magnitud del fenómeno “Ni-Ni”
Son 670 mil jóvenes, el 22% del segmento de entre 18 y 24 años, según datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec que se realiza en 31 aglomerados urbanos. Si se considera a los jóvenes que no viven en estas áreas, el número sería mayor.
Se trata de jóvenes que no estudian ni trabajan. Dentro de la categoría, la mayoría de los investigadores incluye a quienes no tienen trabajo pero lo están buscando (desempleados) y a quienes sin tener trabajo, tampoco lo buscan (inactivos). Las franjas de edad dependen del estudio, pueden considerarse desde los 15 años o desde los 18.
- Quiénes son
Son en su mayoría mujeres: representan el 63% del total de los jóvenes que se encuentran en esta situación. Y casi el 80% pertenece a los grupos con menores ingresos de la población. “La magnitud del problema aumenta entre los sectores más pobres de la población. Los datos disponibles para la Argentina indican que un 51% de los jóvenes que no estudian ni trabajan provienen del quintil más bajo de la distribución de ingresos. Este porcentaje sube al 77% si se incluye el quintil siguiente”, señala un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre el tema.
- Cómo evolucionaron en los últimos años
“Entre 2003 y 2008, se produjo una fuerte reducción de la cantidad de chicos que no estudian ni trabajan, lo que se explica por la salida de la crisis económica y la inclusión de jóvenes en el mercado de trabajo pero no así por la reducción de la deserción escolar -evaluó Dan Adaszko, sociólogo e investigador de la Universidad Católica Argentina (UCA) en este chequeo-. A partir de 2008, cuando se produjo el pico de la recuperación, la disminución de los Ni-Ni se estabilizó sin registrar una disminución significativa”.
- Por qué se mantiene el fenómeno a pesar del crecimiento económico
Las razones de la exclusión de los Ni-Ni tiene dos aspectos: por un lado el mercado laboral y, por el otro, el sistema educativo.
En cuanto al mercado laboral, los jóvenes tienen una situación peor a la de la población general. La tasa de desempleo juvenil es desde 2006 “más de dos veces la tasa de desempleo promedio de la economía”, según señala un informe del IERAL, y “6 de cada 10 jóvenes ocupados de entre 18 y 24 años de edad (casi 1,3 millones de jóvenes) se desempeñan en empleos precarios o informales”.
En cuanto al problema específico de los Ni-Ni, el ex viceministro de Desarrollo Social de la Nación Daniel Arroyo destacó que “las principales dificultades de estos chicos para conseguir trabajo son que la mitad no terminó el secundario; que no cuentan con las habilidades blandas que piden las empresas (N. de R.: se refiere, entre otras, al cumplimiento de asistencias y jornadas laborales de ocho horas) y, por último, que no hay una política nacional de acceso al primer empleo”.
Para el sociólogo Artemio López, director de la consultora Equis, se trata de un problema del sistema educativo: “La complejidad e inelasticidad de este indicador a variables como crecimiento económico que fue récord en el lapso 2003-2012 (…) muestra la fuerte impronta atribuible centralmente al sistema educativo, incapaz de contener por su obsolescencia notable, en la reproducción y ampliación de este fenómeno tan crítico”.
- Los Ni-Ni en la región
En el resto de la región la situación no es muy diferente. Según un estudio de 2011 de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), “el 16% de las y los jóvenes de entre 15 y 29 años de América Latina no están insertos en el sistema educacional ni en el mercado de trabajo”.
“Este grupo, denominado como ‘la Generación Ni-Ni’ por su marginación dual del sistema educativo y del mercado del trabajo, da cuenta de una dinámica de tipo estructural de exclusión social que se ha vuelto sostenida en el tiempo”, concluye el informe de la CEPAL.
Comentarios
Lo que son discutibles son las conclusiones que surgen de esas cifras y cómo pueden o deberían ser relacionadas a otras cuestiones.
Un NI-NI que ya lo era hace 10 años, dificilmente hoy sea otra cosa. Hay NI-NI de muchas edades, aunque se denomine así a un fenómeno (supuestamente) nuevo. Y ese NI-NI ya ha tenido, junto a su pareja NI-NI, uno o varios futuros NI-NI. Más allá de las (supuestas) buenas intenciones de este subsidio (llamarlo plan es eufemístico), como de otros, es evidente que no ataca el problema en sus causas. No tiene objetivos mensurables, es de difícil control , carece de condiciones y es extemporáneo. Se ha considerado oportuno subsidiar la procreación de NI-NI mucho antes de educarlos previo a ser padres. Este como otros "planes" justamente fallan por eso mismo: no ser planes y ser incondicionales.
Valoramos mucho la opinión de nuestra comunidad de lectores y siempre estamos a favor del debate y del intercambio. Por eso es importante para nosotros generar un espacio de respeto y cuidado, por lo que por favor tené en cuenta que no publicaremos comentarios con insultos, agresiones o mensajes de odio, desinformaciones que pudieran resultar peligrosas para otros, información personal, o promoción o venta de productos.
Muchas gracias