Las manchas blancas en las uñas, ¿son por la falta de calcio?
Seguramente les ha pasado muchas veces mirarse las manos y lamentarse al grito de: “¡Oh, no. Otra vez la leuconiquia!”. ¿Ah, no? No se extrañen. Es que la palabra no es muy conocida pero les puedo asegurar que todos la sufrieron alguna vez. No es ni más ni menos que el nombre que se le da a la aparición de esas manchitas blancas en las uñas que inmediatamente asociamos con la falta de calcio.
Bueno, lo lamento. Es hora de derribar un mito más: las manchas blancas en las uñas no tienen nada que ver con el calcio en forma directa. Las uñas están formadas por queratina, que es una proteína igual a la que forma los pelos y la epidermis. Y como proteína que es, está formada por aminoácidos. Nada de calcio por aquí, nada de calcio por allí. De hecho, la composición en calcio de las uñas no supera el 0,03 por ciento.
¿Y entonces? Es todo una cuestión arquitectónica. Las manchas blancas no son más que pequeñas burbujas de aire entre las capas que forman la uña.
¿Cómo es esto? Estructuralmente, las uñas son como tortas milhojas (esa que se desarma toda con el primer mordisco): están formadas por capas. Bueno, en realidad son bastante más complejas como se puede ver acá: pero simplifiquemos un poco la cuestión. Si el dedo sufre algún golpe, se puede producir una pequeña separación entre las capas y se genera una burbuja que aparece como una mancha blanca. Morderse las cutículas o cortarlas demasiado, hacer manualidades (el origami es después de todo un deporte de riesgo), teclear con fuerza o darle golpecitos a la mesa pueden provocar la aparición de manchas blancas en cualquier tipo de uña.
¿Y de dónde viene la relación con la alimentación?
Un consumo insuficiente de nutrientes involucrados en la formación, crecimiento y desarrollo de los componentes de las uñas, como el hierro, vitamina B6 (relacionada con el metabolismo del zinc) y vitamina A provoca mayor fragilidad y debilidad en las uñas y es más fácil que cualquier golpecito deje su mancha. Como la uña crece hacia afuera, con el tiempo las manchas blancas desaparecen y pensamos que es gracias al yogur nuestro de cada día. Pero, de vuelta, no hay relación estricta entre la falta de estos nutrientes y la aparición de las manchas. Simplemente “facilitan” el terreno. Y virtualmente cualquier deficiencia en la nutrición puede afectar indirectamente a nuestras uñas tal como muestra este estudio.
¿Puedo tratarlas?
No existe tratamiento para la leuconiquia causada por traumas o golpes. Sólo necesitamos paciencia porque la uña tiene que crecer. Lo bueno de la cuestión es que las manchas son inofensivas. Además, la uña crece aproximadamente 1 mm cada diez días, así que cuando vemos la mancha en la mitad de la uña significa que la lesión se produjo dos o tres meses atrás. Tarde piaste.
Eso sí: hay buenos consejos que pueden seguirse a la hora de mantener las uñas sanas y que incluyen una buena higiene e hidratación apropiada. Los “Sí” y los “No” del cuidado de uñas según la Clínica Mayo pueden leerse aquí, y de acuerdo a la Academia Americana de Dermatología acá.
¡Atención!
Si en lugar de una manchita aislada aparecen líneas blancas a lo largo de la uña, eso significa que algo anómalo está pasando en la matriz de la uña. En este caso, deberíamos consultar con el dermatólogo. Porque las uñas también pueden enfermarse o ser un síntoma de enfermedad como veremos aquí, aquí y también aquí.
Y ¡ojito! algunas manchas pueden tener otro origen, por ejemplo hongos. Las micosis suelen ser de color entre amarillo y marrón, pero también a veces, se ven blancas. De todos modos, un hongo forma una mancha grande mientras que las leuconiquias parciales por golpes habituales son pequeñas.
Conclusión: amíguense con la leuconiquia, déjenla ser y pronto ¡desaparecerá! Pero si notan algo extraño o tienen alguna duda, no dejen de consultar a su médico.
*Doctora en Química de la UBA, docente del Depto. de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) e investigadora del CONICET. Columnista en “Científicos Industria Argentina”. Autora de los libros “Los remedios de la abuela. Mitos y verdades de la medicina casera” y “Científicas: cocinan, limpian y ganan el premio Nobel (y nadie se entera)” (ambos pertenecientes a la Colección Ciencia que ladra, Ed. Siglo XXI).
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