Belocopitt: “La medicina prepaga es un seguro”

La aprobación en el Congreso el pasado 5 de mayo de una ley que reglamenta a las compañías de prepagas volvió a poner en el centro del debate el rol del sistema privado de salud. Claudio Belocopitt, director de Swiss Medical, una de las grandes compañías, criticó la ley, y especialmente la obligación de las prepagas de asegurar a personas con enfermedades preexistentes: “La medicina prepaga es un seguro, y la ley de seguros dice que un contrato es nulo si al momento de celebrarse ya ocurrió el siniestro”. Las declaraciones del empresario abren la discusión sobre si las prepagas pueden ser consideradas un seguro como cualquier otro.

Este mismo debate se dio en Estado Unidos cuando se discutió la reforma de salud impulsada por el presidente Barak Obama. Más allá de la diferencia entre los sistemas de cada país, la cuestión sobre si se puede considerar a las compañías que cubren los gastos de salud un seguro más, es similar. Ante este argumento, James Kwak, un especialista en temas de seguros, respondió explicando la diferencia:

“En el caso de los seguros contra incendios de casa el sistema funciona así: el riesgo se comparte entre un grupo de personas, para que cada una esté protegida en caso de que pase algo. Las aseguradoras cobran una prima, que toma en cuenta el valor de la casa y las probabilidades de que esta se queme. El sistema es considerado justo por la mayoría, puesto que es accesible, y si no lo es, la persona se debe comprar una casa más chica.

Pero si se aplica el mismo razonamiento a la salud, se vuelve insostenible, explica el autor. Desgraciadamente las personas enfermas, y en menor grado los viejos, tienen un mayor costo esperado que los jóvenes y saludables. En un sistema estricto sus primas anuales tendrían que ser iguales al costo esperado de su salud. Para alguien con una enfermedad seria, esos costos podrían exceder sus ganancias previstas. No hay manera de ‘comprar una casa más chica’. Así, en un sistema estricto de libre mercado, no podría tener un seguro de salud, no podría pagar su cobertura, y…moriría.”

Otro punto que diferencia la salud de cualquier otra mercancía, es la imposibilidad de adjudicarle un precio. Una casa se puede asegurar según su valor en el mercado, no así la vida de una persona. Belocopitt admite esto al afirmar que “alguien podría decir que no es lo mismo un bien asegurable que una persona, y estoy de acuerdo desde el punto de vista humano, pero eso es otra cosa: el tema es si se sustenta el sistema.”

La discusión sobre las consecuencias económicas que puede tener la ley sobre las prepagas, que introduce Belocopitt, es otro tema de debate, que no iguala la cobertura de salud a cualquier seguro.

Federico Tobar, especialista en temas de salud, explicó a Chequeado.com: “Hay un conjunto de factores que hacen que la salud no pueda ser considerada un bien más. Si se legislara a las prepagas como a cualquier seguro, exigiendo sólo que sea solvente, se dejarían de lado todas las particularidades de la salud. De hecho -concluye el especialista-, Kenneth Arrow ganó el Premio Nobel de Economía en 1972, entre otras cosas, al demostrar que la salud se comporta de modo diferente que los bienes.”

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